LITERATURA. OCIO Y CULTURA

Luis Landero: «Los amores de tango o de bolero son un sueño inalcanzable»

El escritor presentó su novela ‘Una historia ridícula’ (Tusquets), una reflexión sobre el amor y la filosofía de un hombre hecho a sí mismo

Luis Landero firma una nueva novela magistral en 'Una historia ridícula'.
Luis Landero firma una nueva novela magistral en 'Una historia ridícula'.
Guillermo Mestre.

Luis Landero (Alburquerque, Badajoz, 1948) está en estado de gracia. Lo demostró con su libro misceláneo ‘El huerto de Emerson’ y lo ratifica con una de sus novelas mayores (como lo son ‘Juegos de la edad tardía’, ‘Caballeros de fortuna’, ‘Lluvia fina’ y ‘El balcón en invierno’), ‘Una historia ridícula’, que presentaba ayer en el museo Pablo Serrano con Ramón Acín.

La historia de Marcial Pérez, un matarife hecho a sí mismo que pierde la cabeza por Pepita, historiadora del arte, es una novela conmovedora que responde a algunas referencias autobiográficas: Luis Landero conoció de joven a varios Marcial, con alma de filósofo; tuvo un amigo en la infancia al que admiró con fascinación como le sucede al protagonista con Suárez, y su familia, los Landero, son gente de palabra: contadores de historias, pensadores y aventureros del lenguaje como su abuela, gran narradora de historias, y su padre, que soñaba con ser abogado y se iba a Madrid a presenciar los juicios para aprender su léxico.

¿La novela es el arte de la digresión o la conquista de una voz?

Lo primero, es la conquista de una voz, sobre todo si como sucede en ‘Una historia ridícula’ es la primera persona la que habla. Y luego esa voz puede o no ser digresiva. En este caso, es digresiva porque el personaje lo pide.

Vayamos con él…

Marcial Pérez es un personaje que se considera filósofo, que es un charlatán, aunque él nunca habla en vano. El personaje hace digresiones pero como él mismo dice nunca son vanas, siempre llevan o esclarecen algún lance de la historia, iluminan la acción o lo que ya ha contado antes. Más que digresiones, son esclarecimientos teóricos.

«Este personaje, un poco filósofo, estaba en mi cabeza desde hace años, cuando escribí 30 líneas sobre algo parecido, que se titulaba ‘Asalto a la casa de la amada’»

Da la sensación de que es un libro muy intuitivo, que usted salió a buscarlo con algunas ideas pero sin mapa definitivo…

Así es. Sabía cosas algunas cosas, pero hay un proceso de búsqueda y de encuentro, sí. En ese sentido, es un libro un poco caprichoso. Este personaje estaba en mi cabeza desde hace años, cuando escribí 30 líneas sobre algo parecido, se titulaba ‘Asalto a la casa de la amada’…

Como el último capítulo de su novela.

Sí. A mí lo que se me quedó de esa voz fue el tono, la música. Y, claro, cuando digo esa música ya digo el carácter del personaje. En esa voz está el carácter, la complejidad, la necesidad de contarse, está todo. Es una persona que ha salido de la infancia con muchas deudas pendientes, se han burlado de él a menudo…

«En una novela lo primero es la conquista de una voz, sobre todo si como sucede en ‘Una historia ridícula’ es la primera persona la que habla»

En algún momento asegura que en su monólogo, informe o declaración que no cree en lo sobrenatural, ni en Dios, y en cambio confiesa que en la adolescencia tenía un poder secreto.

A saber si este superpoder es verdadero o son casualidades: desea la muerte de su profesor, y muere de un síncope. Desea la desaparición de su Alicia, su compañera, y desaparece. Todos hemos deseado alguna vez el mal ajeno. Y de niños, especialmente. A todos nos hubiera gustado tener ese poder y usarlo contra aquella gente poderosa que nos ofende y nos humilla.

Por cierto, Marcial pasa del amor a la joven Alicia al odio.

Marcial está fascinado con ella y Alicia tiene la mala suerte de ser testigo de la derrota del joven, desde entonces la maltrata y la odia. Ella se convierte en su testigo de su fracaso, de su flaqueza y de su miseria, y es como si lo hubiera desenmascarado. Marcial piensa que ya no tiene nada que hacer con esa chica, se siente ridículo. Pasamos a un sentimiento contrario. Todo lo que le pasa a Marcial es muy humano.

«Es muy vieja la historia de uno que se enamora de alguien inalcanzable. Y ese amor imposible ya no solo es amor: es el propio desclasamiento, la humillación»

Marcial es un hombre que tiene dos historias más o menos estables, la de Merche y Natalia… Y de repente, aparece Pepita y le cambia por completo.

Lo que tenía claro es que ese amor es una catástrofe espiritual, como suelen ser este tipo de amores. Como lo es el amor de novelas como ‘Rojo y negro’, ‘Las ilusiones perdidas’, ‘Madame Bovary’ o ‘Últimas tardes con Teresa’. O el propio Don Quijote. Es muy vieja la historia de uno que se enamora de alguien inalcanzable. Y ese amor imposible ya no solo es amor, es el propio desclasamiento, la humillación de no poder conseguir eso, la impotencia ante un deseo o un afán…

Luis Landero ha conocido en otras épocas de su vida a personajes como Marcial y lo llevaba dentro desde hacía tiempo.
Luis Landero ha conocido en otras épocas de su vida a personajes como Marcial y lo llevaba dentro desde hacía tiempo.
Guillermo Mestre.

Hay un momento que piensa que podrá seducirla, que la besa incluso. Dice que tiene la oratoria, la elocuencia, el lenguaje…

Si, él se va buscando cualidades a sí mismo y no se da por derrotado, alguna carta tiene para jugar y lo va a intentar. En algún momento de lucidez descubre que eso es imposible, y hasta Natalia, su amante de los sábados, también se lo dice: «Esa mujer no es para ti». Pero el amor lo obliga a seguir adelante porque el amor le oscurece la pena, el amor lo enajena, le hace llegar a la impostura. El amor, sublime o no, en el arte casi siempre es conflictivo.

¿Y eso?

El amor es una invención y es el amante o el enamorado quien le otorga su carta de naturaleza. Esos amores imposibles que nos cuentan los boleros o los tangos son un sueño inalcanzable.

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