música

La jota le canta al amor en octosílabos por San Valentín

El especialista en copla Miguel Ángel Yusta y el escritor José Luis Melero analizan y recopilan muestras de esta realidad

Miguel Ángel Yusta, especialista en copla.
Miguel Ángel Yusta, especialista en copla.
Oliver Duch

Miguel Ángel Yusta, ‘Mayusta’ en la firma, desgranó durante décadas en HERALDO lo más granado del repertorio popular aragonés y español (con amplia representación de su propia cosecha) en ‘El rincón de la copla’. Sabe de lo que habla cuando habla de amor, desamor y su presenta en la copla y, concretamente, en las cantas o cuartetas joteras. En el día de San Valentín de este 2022 se presta a analizar la presencia de este sentimiento en la copla, la jota y los octosílabos que la caracterizan.

En su obra ‘La copla: emoción y poema’, del que se ultima una segunda edición tras agotarse la primera, Yusta recuerda que la copla es una especie de noticiero emocional, y la temática del amor está muy presente en ella. La copla da forma a las letras de las jotas. “Dicen que nos queremos porque no nos ven hablar, a tu corazón y al mío se lo pueden preguntar”, decía la jota de Falla en sus ‘Siete canciones españolas’. La jota y el amor siempre han estado unidos. Fíjate que la expansión mundial de la jota llegó realmente en el siglo XIX, gracias a los literatos y músicos que venían a España, la conocían y se marchaban entusiasmados. El amor, el desamor, los celos, la pasión… todos son motores de inspiración”.

Los joteros Nacho del Río y Beatriz Bernad han presentado este martes su nuevo espectáculo 'El corazón dice dice', que pondrán en escena en el Teatro Principal de Zaragoza desde este jueves al próximo domingo. Heraldo TV les ofrece un pequeño aperitivo para que vayan abriendo boca.

Yusta se entusiasma en su defensa de la jota. “La buena copla jotera es pura poesía, desde luego, y no pasa de moda, como el amor. El sentimiento llega a la letra como una loa o una crítica; por ejemplo, la famosa copla de la Dolores brota de un desprecio. La jota aragonesa tiene temáticas claras en el arraigo a la tierra, el Pilar, el Ebro, el trasvase allá por los 70 a finales de los setenta, las costumbres… pero obviamente el amor siempre está ahí”.

El vate, de la quinta del 44, sigue escribiendo con fruición y recopilando cantas añejas del cancionero popular. “Cuando pienso en jotas de amor se me vienen a la cabeza unas cuantas. Hay una mía que dice ‘A la orilla del recuerdo quiero llevarte conmigo, y contar juntos las horas, los días y los caminos”. Otra: ‘Tú se lo dijiste al viento, y el viento me lo contó; que el dueño de tu cariño quizá podría ser yo”. Yusta explica que las coplas de amor se dicen con suavidad al oído de la persona amada, más que cantarse". 

“La jota -prosigue Yusta- puede y debe ser también canto de amor e interpretarse con el sentimiento de una voz, perfecto instrumento que acaricie las notas sin forzarlas ni gritarlas. No todo en la jota ha de ser ‘bravura’ y fuerza, potencial de voz y exhibición de adornos vocales, sino que, a la vez, ha de penetrar hasta el interior del oyente, canción que del alma sale y que al alma ha de llegar”.

El bibliófilo y escritor José Luis Melero, gran apasionado de la jota desde la infancia, explica en su ‘Pequeña antología de coplas aragonesas’ que “era necesario renovar las coplas y también volver a cantar, entre las más tradicionales, aquellas que pudieran gustar y emocionar a los aragoneses de cualquier condición, sin distinción de clases ni ideologías: pensemos en rondaderas como la de Mainar o el estilo Baldomero, en bellísimas coplas de amor como la que suele cantarse con el estilo ‘de la del albañil’: ‘Baturrica, baturrica/ yo te llamo, yo te llamo/ que no tardes, que no tardes/ que me acabo, que me acabo’.

Melero repasa además nombres selectos en la tarea de recopilación y propagación de la jota, desde Demetrio Galán Bergua a Fernando Solsona, José García Mercadal, Alfonso Zapater o Javier Barreiro, además de romper una lanza por figuras del calibre de Sixto Celorrio, Melchora Herrero, Abel Jarnés, Teresa Ramón, Mario Bartolomé, Felisa Galé o el simpar Mariano Sebastián, pastelero de Aguarón, conocido como el ‘tío Pichorretas’, que tras su nombre firmaba como ‘autor de lo peor que se ha publicado hasta el día’.

Más cuartetas de amor

Las grandes voces joteras le han cantado al amor como nadie: desde el Royo del Rabal al Pastor de Andorra o Pascuala Perié, hasta las figuras actuales como Beatriz Bernad, Nacho de Río o Roberto Ciria. Repasar de manera exhaustiva las cantas de amor y desamor en la jota aragonesa sería un esfuerzo enciclopédico, pero allá va una muestra que prueba su riqueza. Las cinco primeras son del propio Miguel Ángel Yusta; las dos últimas, del muy versátil y recientemente desaparecido José Verón Gormaz, uno de los aragoneses más brillantes del último siglo:

-Cada día me despierto/pensando en tus ojos negros/y cada día me apena/tener que vivir sin ellos”.

-Está grabado tu nombre/en un chopo junto al Ebro/el cierzo canta en sus hojas/yo lo acaricio en mis sueños.

-Remedio del corazón/son tus quereres, mi moza/que no hay mejor medicina/que los besos de tu boca.

-Aunque me doblegue el cierzo/he de pasar por el Puente/que no hay camino difícil/para llegar a quererte (dedicada al Puente de Piedra).

-Me paro a mirar mil veces/las flores de tu ventana/y mil veces me confundo/pensando que son tu cara.

-Si se pudiera vivir/del cariño solamente/con el que te tengo yo/viviría eternamente.

-No quise marcharme fuera/ni quise quedarme aquí/yo nunca he querido nada/hasta que te conocí.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión