El palacio de Zaragoza que fue un regalo de amor y donde hoy es posible darse el ‘sí, quiero’

Con motivo de San Valentín, nos ponemos románticos para recordar el motivo que dio lugar a la construcción de este majestuoso monumento, que por cierto es uno de los pocos edificios singulares dedicado a la celebración de bodas que está situado a un paso del centro de Zaragoza.

Dicen que el amor mueve montañas. Se trata de un sentimiento que ha inspirado, y seguirá haciéndolo, a escritores, músicos, pintores… e incluso es capaz de ser el origen de icónicas construcciones. Así ocurrió con el Palacio de Larrinaga -también llamado Villa Asunción. Ubicado en el número 123 de la calle de Miguel Servet de Zaragoza -antiguo barrio de Montemolín-, nació como uno de los más grandes gestos de amor de todos los tiempos en Aragón. Su construcción fue encargada por el naviero bilbaíno Miguel Larrinaga al arquitecto zaragozano Félix Navarro en 1901, uno de los más prestigiosos de la época. Fue un regalo de amor y de agradecimiento para su esposa Asunción Clavero, oriunda de Albalate del Arzobispo -por ello, Larrinaga ordenó que el edificio se levantara mirando a la localidad turolense. Tras la muerte de Navarro, en 1911 cogió el testigo el arquitecto madrileño Fernando de Escondrillas, que puso fin en 1918 a un edificio ecléctico y deslumbrante, donde Larrinaga había imaginado disfrutar de la jubilación junto a su esposa. Sin embargo, nunca llegó a ser habitado. Asunción enfermó y murió en 1939, y el palacio se puso a la venta.

La edificación, de estilo modernista, cuenta con cuatro alturas. Está trazada en torno a un patio central siguiendo el diseño de los palacios aragoneses del siglo XVI. Aunque lo más destacable es su fachada con doble arcada, cuatro torres y un cimborrio en el centro. De su decoración, ejemplo de eclecticismo, en la que intervino el escultor Carlos Palao, destacan los motivos navieros y marítimos, en alusión a la profesión de Larrinaga, quien conoció a Asunción Clavero en Zaragoza durante una misa en la Basílica del Pilar y desde entonces no se separaron. Vivieron juntos en Liverpool y tuvieron tres hijos. “Solo hizo el palacio para que ella fuera feliz”, contaba Asunta Larrinaga, nieta de los artífices del palacio, a HERALDO en una entrevista en 2014.

El edificio es actualmente propiedad de Ibercaja, ofrece visitas guiadas (aunque se encuentran temporalmente aplazadas) y en él es posible darse el ‘sí, quiero’. El Grupo El Cachirulo llegó hace unos años a un acuerdo con la fundación de la entidad financiera para organizar bodas en este histórico edificio. De hecho, es de los pocos edificios singulares dedicado a este fin que está situado a un paso del centro de Zaragoza.

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