Las brujas se salvan de la quema 400 años después

El Parlamento catalán indulta a las mujeres condenadas por brujería entre el siglo XV y el XVIII.

Monumento simbólico en forma de árbol en Villanúa en homenaje a las brujas ajusticiadas
Monumento simbólico en forma de árbol en Villanúa en homenaje a las brujas ajusticiadas
Laura Uranga

Eran curanderas, viudas, emigrantes, mujeres con conocimiento sobre sexualidad y reproducción. Se salían de la norma. No encajaban en una sociedad como la medieval. Las brujas fueron la cabeza de turco que explicaba todos los males. Cargaban con las culpas de sequías o inundaciones, igual que una muerte por enfermedad o una pandemia.

Entre los siglos XV y XVII, lo que hoy es la actual Cataluña fue uno de los lugares de Europa donde más mujeres fueron acusadas de brujería, según una resolución parlamentaria. Sólo en diez años, entre 1619 y 1629, cien mujeres fueron colgadas. Y más de mil fueron ejecutadas en tres siglos en Cataluña, sobre todo en la horca o la hoguera y condenadas en juicios sumarísimos, en los que las únicas pruebas eran la rumorología, el miedo de la gente, la palabra del cacique local y las ganas de cargarle el muerto a alguien.

Se las temía tanto, que fueron acusadas injustamente de provocar muerte y destrucción, tratándolas como miembros de una organización criminal liderada por el mismo diablo. Vivían en una sociedad plenamente convencida del origen maléfico de sus desgracias. Y contra lo que se suele pensar, la Inquisición no las persiguió tanto como los poderes locales.

Recientemente, se ha recuperado el nombre de más de setecientas de ellas. Se ha restituido su honor, cuatro siglos después de ser señaladas como brujas o venenosas. El Parlamento catalán dio este miércoles un paso más en la línea de reparar su memoria histórica y aprobó una resolución que "reconoce a las mujeres acusadas y condenadas por brujería como víctimas de una persecución misógina que llevó al asesinato a miles de mujeres en todo el mundo".

La Cámara catalana, por una amplia mayoría (solo Vox y PP votaron en contra), dio su apoyo a una campaña lanzada por una publicación catalana ('Sapiens') bajo el lema "No eran brujas, eran mujeres".

Nombres de calles

El Parlament pide que se impulsen "estudios académicos con perspectiva de género sobre la caza de brujas", e insta a los ayuntamientos a que hagan cambios en su nomenclátor para incluir los nombres de las mujeres condenadas por brujería de su municipio, como "ejercicio de reparación histórica". El texto de la moción parlamentaria afirma que iniciativas similares se han llevado a cabo en hemiciclos como de Escocia, Suiza, Noruega o Navarra.

Los grupos que impulsaron la resolución (ERC, Junts, CUP y En Comú Podem) denuncian que aún hoy se persigue a las mujeres disidentes y que el concepto de bruja todavía lleva un fuerte estigma. Por ejemplo, se sigue usando como insulto contra las mujeres, y en el diccionario oficial de catalán, la definición de bruja, en su segunda acepción, señala que se trata de una "mujer vieja, fea y mala". Solo le falta poner que viaja montada en una escoba y prepara pócimas con veneno de serpiente.

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