Aunque en España se dio a conocer con ‘Adiós, idiotas’, el gran descubrimiento de la actriz belga Virginie Efira se produjo hace unos meses cuando protagonizó el último trabajo del siempre controvertido Paul Verhoeven. Para mi, lo mejor de dicho filme fue la presencia de esta intérprete, que ha hecho buena parte de su carrera en el cine francés y que tiene la virtud de hacer que sus personajes sean el centro en torno al que gira todo lo demás. Así sucede, de nuevo, en el drama con el que regresa a la cartelera, ‘Madeleine Collins’, una historia poblada de sentimientos, tragedias, infidelidades y trastornos varios.

Virginie Efira encarna de nuevo a una mujer de fuerte y compleja personalidad que mantiene al mismo tiempo y en paralelo dos vidas, dos familias y dos relaciones. Habrá quien piense al descubrir a la protagonista que estamos ante una mujer infiel, o ante una bígama, o ante alguien que sufre un trastorno mental. Yo diría que el personaje que con tanta pasión y credibilidad asume Efira esta vez responde a otro modelo de mujer, que está por encima de ciertas clasificaciones. Hay que seguir su historia de principio a fin para poder acceder a todas las claves que se ocultan en el argumento y a los secretos más íntimos de su protagonista, todo ello en un clima no exento de misterio y cierta intriga.

Antoine Barraud, director y coguionista de ‘Madeleine Collins’, autor de otros tres largometrajes no estrenados en España, tiene la virtud de ir despojando lentamente a su personaje principal de sus muchas capas. Así, hasta desvelar la personalidad de esa mujer capaz de mantener dos vidas paralelas y hacerlo, aparentemente, sin perder el control. A favor de la película juega el trabajo impecable de Virginie Efira, actriz principal de un reparto en el que también figura el actor español Quim Gutiérrez, además de la presencia de la siempre luminosa Jacqueline Bisset. Un drama interesante y entretenido.