El primer concierto del año
Iniciar el 42 Ciclo de Introducción a la Música con el ‘Huapango’ de José Pablo Moncayo fue una singularidad acertada por parte de la Orquesta Ciudad de Zaragoza que, dirigida por su titular Juan Luis Martínez, rompía una lanza a favor de la hispanización de un concierto al que la tradición vienesa marca el rumbo en la mayor parte de las ocasiones, de modo que dar voz festiva al compositor mexicano nos ofreció la oportunidad de vincular la música con ese sentido de universalidad que debe caracterizarla.
Claro que a la cita acudieron también los hermanos Strauss, dentro y fuera del programa, así como su padre, porque en estas fechas parecen imprescindibles los valses, las polcas y los galops, lo mismo que recurrir al bello Danubio azul y a la belicosa ‘Marcha Radetzky’ del padre de la dinastía, que propicia y permite el acompañamiento del público con sus palmas a compás. El variopinto programa daba entrada a la soprano Nina María Fischer que intervino con un aria de la ópera ‘Il trovatore’, de Verdi, y lo haría en sucesivas apariciones con temas de Gounod, Dvorak, y la inefable ‘Casta diva’ de la ópera ‘Norma’, de Bellini. Para el vals de la ópera ‘Fausto’, de Gounod, se contó con la actuación de la bailarina Violeta Borruel cuya compañía de danza, al alimón con Ramón Artigas, intervendría también en otras piezas. Fuera de programa sonó el ‘Adiós Nonino’, de Astor Piazzolla, interpretado por la orquesta y un solista de bandoneón. En el concierto intervino el Coro Inclusivo Cantatutti de la Universidad de Zaragoza, dirigido por Borja Juan Morera, interpretando ‘Somos tu voz’, de Jaime Belmonte, presente en la sala. Regalaron como propina el popular joropo venezolano ‘Alma llanera’, de Rafael Bolívar, dejando una buena sensación de coherencia y compenetración, con sus manos acompañando el ritmo de las canciones.
