La Tierra, en horas bajas

Adam McKay es un cineasta que, tras dirigir varias comedias sin mucha sustancia y unos cuantos trabajos para televisión, disfrutó su mayor éxito en 2015 con la estupenda ‘La gran apuesta’. Tres años más tarde volvió a ganarse el favor del público con la, para mi, muy interesante ‘El vicio del poder’. McKay vuelve a la cartelera con ‘No mires arriba’, una sátira en la que, con un sentido del humor muy particular –que unas veces le funciona maravillosamente bien y otras se le atasca–, pone en una coctelera a un par de astrónomos despistados, unos cuantos políticos que ejercen de manera idiota, algún que otro avispado empresario multimillonario y, de salsa, un cometa que se acerca hasta la Tierra y va a colisionar con ella. Así es como monta el espectáculo que es ‘No mires arriba’.

Es tal el abanico de personajes despendolados, alelados, mal hablados y peor preparados que desfilan por esta historia, que, más que titular ‘No mires arriba’, habría que darle el título de ‘No mires abajo’. Aquí, vemos a los protagonistas ocupando una Tierra, el mundo que conocemos, en horas bajas, en la que lo peor que le puede ocurrir no es que un cometa la destruya. Son peores los presidentes que dirigen los países, los empresarios avariciosos y los ciudadanos que son capaces de creerse cualquier estupidez que se les proponga.

Adam McKay maneja el sarcasmo con habilidad, aunque quizás el ritmo de su película se vea mermado en varios momentos por la extensión de un metraje innecesario –casi alcanza las dos horas y media–. A favor del filme juega un reparto con varios actores muy conocidos –Leonardo DiCaprio, Jennifer Lawrence, Meryl Streep, Jonah Hill–, a los que se suman en breves apariciones intérpretes como Timothée Chalamet, Ariana Grande y Cate Blanchett, algunos de ellos a cargo de personajes muy logrados. Y juega a su favor, asimismo, ese afán por ridiculizar los modos y maneras con los que la sociedad actual afronta determinadas amenazas.