MÚSICA. OCIO Y CULTURA

Amaral se conjura contra el fantasma del virus en un concierto mágico e inolvidable

El dúo aragonés ofreció casi tres horas de música y maravilló a 6.500 personas que bailaron sus canciones en un escenario prácticamente lleno

Eva Amaral salió como una diosa lunar y se abrazó a la guitarra; a su lado, Juan Aguirre.
Eva Amaral salió como una diosa lunar y se abrazó a la guitarra; a su lado, Juan Aguirre.
Francisco Jiménez.

ZARAGOZA. «¡Cómo se agradece este nivel de calidad! Eva McBel me sugiere la palabra belleza y solvencia», dijo el músico Joaquín Pardinilla, tras oír el ramillete de voces que hay en la cantante y compositora zaragozana. Óscar Gómez, de In Materia, decía: «Me parece una propuesta superbonita, trabajada. Eva McBel está muy preparada para hacer buenas canciones». La gente le aplaudió a rabiar, y ella, a veces etérea y tímida, a veces en la órbita de Norah Jones y Amy Winehouse, dio las gracias a sus anfitriones por la oportunidad, el dúo Amaral. E incluso ensayó una canción en castellano.

Eva Amaral y Juan Aguirre no se hicieron de rogar. Como si el Pabellón Príncipe Felipe de un escenario de ciencia ficción se tratase, o un espejo quebrado en mil cristales de plata y sueño, salieron los músicos, y con ellos, como una diosa lunar, Eva. Apareció con un aire futurista y entró, tras quitarse el sombrero de plata, con pie seguro, con la canción ‘Señales’ de ‘Salto al color’, que marca algunas sendas: otro camino de exploración, una espiritualidad nueva y tal vez un aire psicodélico en el bosque de los sonidos. La gente, con mascarilla, se mostró feliz. Y aún más dichoso cuando sonó el primer himno: ‘El universo sobre mí’. Esa poema de afirmación. Si alguien lo dudaba, el concierto quería ser un canto a la vida y la esperanza, y un desafío a la covid y esa escisión aún más temida, o lo que sea, que es el ómicron. Eva Amaral, «reina de España y de la noche», como le gritó alguien, entonó ‘Marta, Sebas, Guille y los demás’, y fue quizá el primero momento mágico de intensidad. Un canto con todos, la fiesta colectiva.

Eva, radiante, saludó a la gente y se congratuló de que, dos años después, pudiésemos estar todos allí. Llamó «colegas» a los espectadores y deseó que «este sea ‘El principio del final’», y cantó ese tema de ‘Hacia lo salvaje’.

Apoteósica y desmelenada, con su top plateado (luego aparecería con un nuevo vestido y máscara de gato con espejitos), confirmó su alegría. «Esto es como un sueño», apuntó, y dijo que con las luces que había a los lados tenía la sensación de que estaba a punto de despegar.

CONCIERTO DE AMARAL EN EL PABELLON PRINCIPE FELIPE DE ZARAGOZA / 17-12-2021 / FOTOS: FRANCISCO JIMENEZ[[[FOTOGRAFOS]]]
Juan Aguirre es un virtuoso de la guitarra y hoy tocó varias: Fender Telecaster custom, Gibson SG, Gretsch 6120, Fender Jazzmaster, Rickenbacker 370 /12, Rickenbacker 660... ]
Francisco Jiménez.

Todo funcionaba a las mil maravillas. Encadenaron los cuatro primeros temas; Laura Rubio se sumaba con su segunda voz a la fuerza de Pablo Fergus (piano y teclados), Ricardo Esteban (bajo) y Álex Moreno (batería); Juan Aguirre iba a empezar a hacer sus cambios de guitarras: Fender Telecaster custom, Gibson SG, Gretsch 6120, Fender Jazzmaster, Rickenbacker 370 /12, Rickenbacker 660... Los virtuosos del ritmo que pellizca el alma son así.

Eva Amaral lo probaba todo: pasos de danza, leves rituales, abrazaba las guitarras y se sentía eléctrica. Poseída por el movimiento. «Es una fuerza de la naturaleza», chistó una joven. La cantante tendió un hilo de camaradería hacia Juan Aguirre y dijo cuántas veces, desde abajo, había mirado ese escenario: allí tocó David Bowie («deberíamos besar el suelo que pisó él»), Bob Dylan, Van Morrison o Distrito 14. «Y ahora, desde aquí arriba, vamos a tocar la banda sonora de nuestra vida: ‘Cómo hablar’». 

El Pabellón pudo venirse abajo. Y el público, anudado a la música, oía ‘Nuestro tiempo’, y otro de esos himnos que, más o menos políticos, son un grito de entusiasmo, de vitalidad: ‘Revolución’. Aquí temblaron literalmente los cimientos del recinto. Eva tuvo gestos hacia la gente –los músicos, su técnico de sonido, los colegas, su sobrina...–, y también para el joven Lucas, de 7 años, que acudía a su primer concierto y es un enamorado de ‘Ruido’. Había mucho que oír: la canción de amor que es ‘Moriría por vos’, la melodía marina de ‘Cuando suba la marea’. La música aplacaba la niebla londinense y glacial de Zaragoza y vencía, por unas horas y ojalá que para siempre, al diabólico y obsceno fantasma del virus.

El dúo tocó casi una treintena de piezas, entre ellas 'Días de verano', 'Hacia lo salvaje', 'Sin ti no hay nada', 'Si tienes miedo' o 'Peces de colores'. La noche de Amaral era, quiso ser un conjuro contra el miedo y a la vez una hermosa catarsis para 6.500 personas, que era el máximo aforo permitido. Y había reservada una sorpresa: Mikel Erentxun, que quiso sumarte a esta orgía de felicidad y de reencuentro.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión