El genio de Carmen y la genialidad de Gades
Hay obras literarias que se perpetúan a través del tiempo, que no se pasan nunca y que se reproducen en distintas artes: ópera, teatro, cine, danza... Una de ellas es 'Carmen', la de Merimée, y esta vez ha sido la versión flamenca de Gades-Saura la que podemos apreciar en el Teatro Principal de Zaragoza.
La compañía del histórico Antonio Gades, dirigida por Stella Aruazo (quien fuera su antigua partenaire) presentó la coreografía creada por el gran bailaor, con lo que el grupo muestra el más puro estilo del maestro
Desde el primer cuadro, la composición te atrapa. Es fenomenal. Los bailarines, al principio, aparentan estar calentando y ya su baile está lleno de gracia y belleza. Ellas son unas bailarinas estupendas, de línea y de formación. Y los chicos no se quedan atrás.
La entrada de Carmen es apabullante... ¡como está mandado! La bailaora, Esmeralda Manzanas, sale brillante y airosa de ese personaje exigente que es la cigarrera sevillana. En el transcurso de la composición hay de todo: bulerías, rumbitas, martinete, la habanera, cantos lorquianos, sevillanas, soleá, etc. Y esta riqueza está bien organizada y mezclada con la ópera de Bizet. Incluso se podría decir que la trama le va especialmente bien al concepto flamenco. No solamente porque la historia transcurre en Sevilla, sino porque en el sur tienen esa capacidad de saber pasar de la tristeza a la alegría en un momento, para regresar a la tragedia en un tris.
El encanto y el salero se transmiten constantemente. Desde esos movimientos de falda tan bien hechos al principio del espectáculo hasta esas poses finales de grupos en los bises, que son estéticos a rabiar. Porque incluso estos agradecimientos a los aplausos fueron cortos, pero preciosos.
La Carmen de Gades está bien rodada, bien trabajada y es muy bonita. Así hay que presentar el arte español.