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Raphael: "Soy un clásico a mi manera, trato de estar al día dentro de mis posibilidades"

El intérprete de Linares actúa hoy en el pabellón Príncipe Felipe de Zaragoza (21.00) en una de las últimas paradas de su gira ‘6.0’, y ya trabaja en su nuevo álbum junto al malagueño Pablo López

Raphael, durante un concierto en Zaragoza en 2019.
Raphael, durante un concierto en Zaragoza en 2019.
Toni Galán

Lo de Raphael 6.0 suena a cyborg, a mariscal de la flota estelar. Estrella es, desde luego; este fenómeno de la canción española regresa hoy a Zaragoza después de tres años de ausencia, en una parada de la gira que celebra sus 60 años como artista profesional. La cosa, empero, viene de antes; nacido en 1943, ya chalaneaba con el canto a los cuatro años de edad. Actúa en el pabellón Príncipe Felipe (21.00) y aún quedan entradas a la venta (pocas) en Ibercaja para el primer anillo del graderío.

Lo suyo ha sido y es un no parar…

Hombre, de niño sí me dejaban parar, solo cantaba los sábados y domingos. Luego ya he sido yo el que no ha querido parar, siempre que la salud lo ha permitido.

Se ha resistido a coquetear con el trap o el reguetón. Hubiera sido rupturista, casi rebelde...

No, no, no… no creo que deba, ni lo he contemplado. Yo soy un clásico a mi manera.

¿Clásico de vanguardia?

Pues mira, no va desencaminada esa definición.

Acaba de salir el disco en directo del ‘6.0’; ¿le pedía el cuerpo un registro de esa emoción que supone el contacto con el público?

Quería un disco en el que toda la atención estuviese en la música pura y dura, en lo que genera durante un concierto, y creo que hemos sabido recoger bien ese espíritu.

Manuel Alejandro ha sido su autor fetiche.

Claro, para mí fue el primerísimo. Perales también me ha brindado grandes canciones, entre otros autores. Trato de estar al día dentro de mis posibilidades; ahora mismo estoy haciendo un disco que puede ser una vuelta de tuerca en mi carrera, compuesto por Pablo López. Nos entendemos muy bien, va a ser un trabajo impresionante, muy intenso, muy emocionante.

Hay entente del sur con el malagueño, entonces. ¿Qué es lo que más le gusta de López como artista?

Es muy completo, le sobra magnetismo y no se parece a nadie, algo que para mí es fundamental. Quizá sigo en esto porque tampoco me parezco a nadie, nunca me parecí ni quiero parecerme, quiero ser yo, y Pablo comparte esa forma de pensar. He investigado mucho por ahí, para ver quién podía seguir los pasos de Manuel y de Perales al trabajar conmigo, y en cuanto lo vi por televisión dije ‘este’. Estudiar luego su obra no hizo sino confirmar mi impresión; muchas canciones suyas podrían haber sido escritas para mí, de hecho. Va a ser bueno para ambos; aunque hagamos solo uno o dos discos, será suficiente para dejar huella.

Le acaban de dar un premio a la trayectoria, algo que no gusta a todos los artistas.

Es la tercera vez que me dan uno así. Les entiendo –ríe– y si me hacen ese honor, bienvenido sea.

En Linares tiene museo y, desde septiembre pasado, estatua.

Me hace mucha ilusión lo de la estatua, porque ahí se citan las parejas para juntarse. Es muy bonito que se digan ‘nos vemos donde Raphael’. Se hacen fotos allá, me las mandan...

En América es usted Raphael de España para muchos seguidores. ¿Le choca el apellido, le gusta?

Estoy acostumbrado ya, es algo muy latinoamericano añadir el país de procedencia a un nombre propio. Está bien. Entiendo que lo de ‘El niño de Linares’ ya no procede…

Es que todo en usted tiene un matiz superlativo, como en el título de su próxima docuserie ‘Raphaelísimo’, que preestrenó el festival de San Sebastián.

La van a poner pronto en Movistar+. Hace tiempo que había ganas de hacer algo así. Tengo muchas cosas previstas que irán saliendo poco a poco, pero creo que es un buen momento para que la gente que está interesada en mi vida y mi carrera sepa algo más de lo que haya podido leer por ahí. Hay mucho material inédito en la serie, y estaré yo mismo contando las cosas, hablando de mi carrera, cantando en el Madison Square Garden; es muy bonito cuando las fotos y los textos cobran vida.

Hablando de la vida, el mundo sigue convulsionado por la pandemia de la covid.19. ¿Cuál es su postura personal en materia de precaución?

Hay amigos míos que no quiere vacunarse, y no lo entiendo, la verdad, no me entra en la cabeza. Ese argumento de ‘a mí no me puede mandar nadie a vacunarme’ no me vale; en la vida hay que hacer cosas que no nos gustan en beneficio de todo el mundo. Así de sencillo.

¿Cómo lleva la imagen de divo que proyecta? ¿Qué cosas ya no tolera a estas alturas?

No te lo vas a creer, pero no soy de grandes fobias, me he vuelto muy tolerante; la musical es una carrera muy difícil, a veces te topas con gente que no cuaja contigo, pero cada cual es hijo de su padre y de su madre, y aprendes a llevar las cosas, tener manga ancha. Con la pandemia hemos tenido una prueba clara de cómo se deben afrontar las cosas.

El otro día se puso a cantar ‘El tamborilero’ con Matías Prats y Mónica Carrillo en el telediario. ¿Están capacitados para sucederle en el trono de la canción?

Bueno, fue muy gracioso, habían pensado en hacerlo y no se atrevían a sugerírmelo. Hicimos un trocito y ya está. Esa canción me acompañará siempre. No pienso en la retirada, aunque a veces me lo preguntan, y siempre me señalo a la garganta; cuando ella diga, si arranco a cantar y veo que no tengo la voz como ahora, me retiraré… pero me temo que va para largo la cosa. En enero me voy a girar por América.

De América suele venir Enrique Bunbury a pasar la navidad en casa, pero quizá el día 10 es muy pronto para que pueda tenerlo usted en la grada de Zaragoza.

¿Sabes cuándo llega? Me hubiera hecho ilusión verle. Hace un tiempo que no coincidimos, pero me consta que está muy bien. Compartimos el gen de la curiosidad y la productividad; Enrique es muy bueno, y espero que siga siendo como es, nos hace falta tenerlo motivado y activo.

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