Nerea Barrios se define de muchas maneras. Por ejemplo como “una tocapelotas” por su voluntad contestaria o por su inconformismo. Un día, en la casa familiar de la Almozara, una amiga de su madre le dijo que tenía que dedicarse a la escritura teatral y a la dirección. Y, sin dejar de ser actriz (se formó con Cristina Rota o José Miguel Narros, entre otros), pensó que a lo mejor tenía razón. Han pasado algunos años y ahora Nerea es dramaturga y reestrena ‘La vida es una broma. Nerea Barrios ha recordado: “La vida es una broma’ es una pieza sobre el cáncer. A mi mejor amiga, Arantxa Cameo, zaragozana, le descubrieron un cáncer de pulmón. Le daban poco tiempo de vida. Y me planteé, nos planteamos hacer algo: alegrarle todo el tiempo que le quedase a través del sentido del humor. Y en ese tiempo, en medio del dolor y la sesiones clínicas, nos descojonamos literalmente todo lo que hemos podido. Resistió un año”. Y luego, como un conjuro o como una catarsis, redactó la obra, que vio, conmovida, la familia de la joven. 

La pieza, que estuvo en el Teatro Lara y que no llegó a ver ni a leer Arantxa Cameo, permaneció varios meses en cartel, y ahora vuelve al Teatro Muñoz Seca, donde tendrá al menos diez representaciones, desde este sábado once de diciembre hasta junio de 2022, a un promedio de dos sesiones al mes, en una sala con un aforo de 158 butacas.

Dispuesta a cambiarlo todo, Nerea le ha dado la vuelta a la obra. Y la ha reescrito por completo. “Hemos pasado el duelo, y estamos en otra fase. Si antes era un drama que hacía reír, ahora es una comedia comedia”, explica su hermana Carolina Gistaín, con quien ha formado Lecea Creaciones. La pieza conserva su frescura y su sentido del humor. “Hay dos tipos de personas. Las que viven y las que no. A veces el humor nos salva la vida, pero no nos atrevemos a reírnos”, dice Nerea, y en esa dirección va su pieza, que aborda “el viaje emocional de tres amigas”, un poco inclinadas hacia el naufragio cotidiano y la incertidumbre: Mónica, Violeta y Carol.

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Son muy distintas entre sí, pero tienen muchos nexos de unión: no solo comparten piso, sino algunos secretos. Mónica, a la que da vida Isabel Bernal (también estuvo en el anterior montaje), es una joven convencional, divertida y sarcástica; una noticia le cambiará la existencia por completo. Violeta, interpretada por Desirée Balbás, trabaja en una tienda de ropa, es optimista, hiperactiva y una enamorada de las redes sociales. Y Carol es una periodista muy casera, adicta a las series, sincera y brutal. Entre las tres, por esos vaivenes del vivir, se crean diversas situaciones: cómicas, desternillantes, patéticas, emotivas...

Por otra parte, mientras apura otros proyectos y colaboraciones, Nerea Barrios, autora también de ‘Rubias’ y ‘Lo veo por todas partes’, no para. También es ‘coach’ y ha montado un gimnasio para actores, y actualmente tiene 60 alumnos, es decir actores que participan en el teatro, en series de televisión o en el cine. Eso sí: jamás podrá olvidar el desparpajo y las últimas risas de su amiga Arantxa Cameo, a la que le dedicó y le sigue dedicando ‘La vida es una broma’.