Carla Berrocal, cazadora de historias y biógrafa gráfica de Concha Piquer

La ilustradora recrea la vida de la legendaria tonadillera en un ensayo en viñetas con un estilo sencillo y depurado.

Ilustración de Carla Berrocal.
Ilustración de Carla Berrocal.
Carla Berrocal

"Soy una cazadora de historias". Así se define Carla Berrocal (Madrid, 38 años), ilustradora de múltiples registros que acaba de publicar 'Doña Concha' (Reservoir Books). Es una biografía dibujada de la gran dama de la copla, La Piquer, que subtitula 'La rosa y la espina'. Con un estilo sencillo y depurado, casi todo en blanco y negro y sin alharacas que distraigan de lo esencial al lector, a su ecléctica autora, que alterna la novela gráfica con el periodismo ilustrado, no le desagrada hablar de "ensayo gráfico".

Y es que partiendo de una exhaustiva documentación, en sus sencillas y cautivadoras viñetas mezcla biografía, entrevistas, documentos y testimonios. "Aunque podría llamarlo cómic periodístico, es cierto que encaja en el ensayo y que quiere ser una puesta en valor de la copla", concede. Es, en cierto modo, "una reflexión gráfica" sobre la importancia de la copla para varias generaciones de mujeres españolas que vieron sus pesares reflejados en las letras de canciones como 'Tatuaje', 'Romance de la otra' o 'Yo soy esa'.

Choca que Berrocal eligiera a Concha Piquer cuando cuenta que en su casa "jamás se escuchó copla". "Mi madre es chilena y mi padre nada melómano. En casa siempre escuché rock", explica. Pero todo cambió cuando su abuela ingresó en una residencia aquejada de una grave demencia senil. "Le poníamos música de su juventud para que reaccionara, y dentro de todo lo que oíamos brillaba Concha Piquer. Descubrí la copla, algo nuevo para mis oídos", explica la ilustradora, que quedó "deslumbrada por la calidad de las letras y el sentimiento de las historias que te cuentan las coplas". De ahí a descubrir qué encerraba el legendario personaje de Concha Piquer solo había un paso.

"Su estilo interpretativo, su manera de vivir las canciones me cautivaron", confiesa Berrocal. Ocurrió lo mismo cuando comenzó a investigar sobre su vida y desveló las múltiples capas del personaje. La voraz cazadora de historias se dio cuenta de que tenía una buena presa a la que ha dedicado tres años de trabajo. Descubrió a una mujer "adelantada a su tiempo que hizo lo que quiso, cuándo y cómo quiso, y que quiso a quien quiso querer", dice de la genial tonadillera. "Fue pionera en conducir un coche en España y en los años 30 había estado ya en Broadway, pero seguía vinculada a un mundo rancio y muy cutre", lamenta.

"La copla no tiene ideología" sostiene Berrocal, que cree que "es el oyente quien se la asigna". "Habla de gente desfavorecida, olvidada y mísera. De mujeres, abandonadas y traicionadas. De prostitutas, o vengadoras; de gente que vive en los márgenes, con lo cual tiene un punto político que, en un momento dado, el franquismo usó en su provecho", dice. "Instrumentalizó la copla creyendo que representaba la unidad de España, pero la música y los artistas no tienen por qué tener una posición política concreta".

El estilo de Berrocal es despojado y sintético. Ofrece mucho con muy pocos recursos gráficos. "Sigo el consejo de un amigo que me decía que hay que quitar hasta que duela", explica ofreciendo una nueva formulación del "menos es más" de Mies Van der Rohe. "Dentro de la sencillez, busco comunicar lo máximo posible con el menor adornado posible, que es como me gusta contar las cosas", asegura Berrocal, que recurre a un blanco y negro con notas grises para las partes biográficas. Utiliza tonos rojizos y rosáceos en las documentales y recurre a "fondos teatrales, muy limpios con una especie de aura escenográfica".

Cree Berrocal que la ilustración española vive un momento "muy dulce" pero lamenta "que no se reconozca el trabajo de algunos maestros que están olvidados". "Tenemos grandísimos ilustradores e ilustradoras, pero poca memoria", lamenta. "Hablamos de los autores en boga, de los creadores más actuales, pero es una ilusión, porque todo parece muy guay a pesar de que hay una precariedad terrorífica en el oficio", denuncia. "No hacemos demasiada justicia a los ilustradores que nos precedieron y a nuestro patrimonio", dice esta rendida admiradora de Asun Balzola, Breccia y Tezuka.

Ahora prepara un cómic de ciencia ficción inspirado en el mundo rural español. "Diríamos que es ciencia ficción cañí. Es una historia sobre mujeres que viven en un entorno rural y que deben resolver una grave amenaza que pende sobre ellas. Es una especie de wéstern ibérico", resume. "Después de haber estado tres años haciendo 'Doña Concha' quería hacer algo más ligero", se justifica.

El eclecticismo define a esta ilustradora que profesionalmente 'come' de todo. "Tengo enorme curiosidad por las posibilidades del periodismo gráfico, un tema que me interesa mucho. Me fascina contar realidades dibujando, y soy una cazadora gráfica de historias", insiste Carla, que confiesa ser más 'astérixofila' que 'tintinófila'. "He leído a Astérix y a Tintín, pero siempre me pareció que Tintín era un poco 'pijeras'", apostilla.

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