El retrato de la diferencia constituye uno de los aspectos más recurrentes del cine de animación para promover la implicación.

Un cauce y un contraste que ‘Encanto’ aplica en el terreno familiar al mostrar a una joven que es la única de su entorno sin un don mágico, capacidades que tienen su origen en un milagro y sobre las que los Madrigal han construido una próspera y feliz comunidad. Su situación remite a la figura al margen que juega un inesperado papel clave, hecho en esta ocasión relacionado con el despertar y la evolución de todos.

Tras plasmar de la mano de Pixar el imaginario mexicano en ‘Coco’, Disney articula una nueva representación de lo latino dentro de su apuesta por reflejar lo diverso y esta vez se inspira en el folclore y la cultura colombianas. Un componente unido de manera íntima a su lado musical, definido por las canciones de Lin-Manuel Miranda. La película deslumbra por su despliegue formal y por su riqueza visual, brillo que no la posiciona como futuro clásico pero sí como una obra muy vistosa, estimable y de naturaleza curiosa.

La historia ofrece multitud de detalles, unos simpáticos y otros arrebatadores, como el de reparar que, aunque no lo parezca, la mayor parte de la misma transcurre en esa casa mágica. Más que una aventura narra una vivencia que además de lo relativo al sentir de la noble Mirabel hace pensar en aquello de lo que las familias prefieren no hablar así como en la desconsideración hacia las ‘ovejas negras’, temas que conducen a un discurso sobre la comprensión y el afecto. En el fondo se trata de un pequeño y bello cuento enfocado a honrar la unión y al que se le perdona cierta redundancia expresiva al final.

La propuesta, dirigida por Jared Bush y Byron Howard, dos de los autores de la divertida y notable ‘Zootrópolis’, se exhibe en versión latina con acento neutro y viene precedida de ‘Lejos del árbol’, apreciable corto acerca de la sobreprotección.