Manuel Martín Cuenca es un cineasta español que, además de cortos y documentales, se ha hecho en la última década con una filmografía llena de títulos de gran intensidad. Es, también, un director fiel a sus compañeros de viaje, como Alejandro Hernández, con el que firma sus guiones, o Antonio De la Torre y Javier Gutiérrez, sus actores favoritos. De hecho, ha contado con ellos para varios de sus filmes más destacados, como ‘Caníbal’ en el caso del primero, y Javier Gutiérrez, junto al que hizo ‘El autor’ y con el que ha vuelto a trabajar en ‘La hija’.

Pero, si hay un elemento que domina en todo el cine de Martín Cuenca, ese es el carácter entre violento, agresivo y muy inquietante de sus personajes masculinos. El cineasta siempre ha buscado actores de mucho peso para sus papeles protagonistas –Luis Tosar en ‘La flaqueza del bolchevique’– y es algo en lo que reincide con Javier Gutiérrez, al que da ahora un personaje de amplia y variada personalidad. El maestro de un centro de atención a menores problemáticos, que el interpreta en ‘La hija’, es un hombre que, sin cambiar de registro, ni mover un músculo de la cara, actúa con amabilidad y cariño con la adolescente embarazada a la que consigue manipular. Y esa es una de las grandes virtudes de Martín Cuenca, la de poner a actuar a unos personajes que tras su aspecto bondadoso esconden tinieblas, mientras los que parecen representar el mal van sobrados de ciertas virtudes y algunas bondades.

‘La hija’ cuenta con tres actores estupendos, entre los que hay que destacar la presentación de la joven Irene Virgüez, que borda su papel. Ellos tres, mas algunas presencias ocasionales –cuyas ausencias se resuelven luego con demasiada facilidad–, facilitan a Martín Cuenca la construcción de este drama con aires de ‘thriller’ bien construido, con un ritmo que se mantiene siempre y una estructura dramática muy bien desarrollada. Una interesante y buena película.