"El hombre está entrando mucho más en llevar sombrero que las mujeres"

La sombrerera turolense Araceli Sancho despliega su capacidad creativa en un exposición en el Centro de Artesanía de  Aragón donde pueden verse 74 de sus obra, prácticamente esculturas, hasta el 17 de diciembre.

Están los magos que sacan conejos de sombreros. Y está Araceli Sancho que hace magia con los sombreros. Desde hoy y hasta el 17 de diciembre saca a pasear en el Centro de Artesanía de Aragón (Edificio Antiguo Matadero) su inagotable vena creativa en torno a este complemento, del que ha hecho su vida. Valenciana pero afincada desde hace muchos años en Teruel, donde tiene su tienda y su estudio, dejó a un lado su licenciatura en Filología Anglogermánica para dedicarse en cuerpo y alma a diseñar y fabricar sombreros, en una carrera que bascula entre lo funcional y lo artístico.

Esta última parte es que se despliega en la muestra, que reúne 74 piezas. Algunas se han subido a pasarelas, otras son piezas de exposición y algunas han recibido premios en citas importantes del sector como la London Hat Week.

"A un sombrerero siempre le gusta experimentar", explica Araceli. "Muchas veces mis sombreros son cercanos a la escultura, pero si un pintor tiene un lienzo como límite, yo la estructura de un sombrero, que tiene que ver mucho con las proporciones, con el equilibrio".

La exposición se estructura de acuerdo a varias temáticas, todas ellas fieles al título de la muestra: 'Algo más que un sombrero'.

En 'Colores y texturas', la sombrera le da una vuelta de tuerca a la sombrerería tradicional, a las hormas de siempre a las que Araceli les da una vuelta de tuerca. Muchos de estos modelos son del propio armario de la diseñadora. 'Tangram' es una colaboración con la diseñadora Mari Luz Icart, basada en las teorías del juego chino de piezas geométricas. Abunda en el interés de Araceli por los rompecabezas y los juegos imposibles, que entronca con otro de los apartados de la exposición, 'Juegos de patio', una colección que la sombrerera creó una muestra del Museu de Chapelaria de Portugal. Son sombreros inspirados en la comba, la coma, el corro de la patata, las chapas o el hula hop.

Y más: en 'Maiko' los sombreros y tocados hacen referencia al mundo de las geishas, en 'Surrealismo', Sancho aprovecha para expresar con su rompedora estética todo tipo de ideas en torno a LGTBI, la salud mental o el feminismo. Para acabar, en Mellizos, Araceli pone su creatividad al servicio de un ejercicio consistente en diseñar dos sombreros completamente diferentes a pesar de compartir la misma horma.

A la vez que Araceli Sancho deja fluir su vena creativa, también se empeña en defender el oficio: "Nuestro deber es explicarlo, hay mucho intrusismo". Por un lado, cree que es vital subrayar "las horas de trabajo que hay detrás de un buen sombrero", Por otro, "hay que enseñar a la gente a ponérselo, a elegirlo bien". "Porque -defiende- hay un sombrero para cada persona".

Entre sus aspiraciones está que "el sombrero de calle sea una prenda cotidiana, aunque para eso aún falta algún pasito". Si bien, "el hombre está entrando mucho más en el sombrero que las mujeres. Ha pegado un subidón en la demanda".

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