CINE. OCIO Y CULTURA

Ignacio Estaregui "‘En racha’, tras ‘Miau’, fue una catarsis y una terapia involuntaria"

El realizador fue el vencedor del Festival de Cine de Fuentes: logró seis ‘cigüeñas’ con un corto sobre un vigilante prisionero del juego

Ignacio Estaregui, el domingo por la tarde, retratato en HERALDO.
Ignacio Estaregui (Zaragoza, 1978), el domingo por la tarde, retratado en HERALDO.
A. C.

¿Qué han significado estas seis ‘cigüeñas’ del Festival de Cine de Fuentes para su cortometraje de 17 minutos ‘En racha’?

Producen una gran alegría. Lo mejor, lo más estimulante ha sido volver a una celebración así. El corto está haciendo su carrera sobre todo ‘online’, pero que nos podamos ver todos, hablar de cine, tomar unas cervezas, todo eso fue el mejor triunfo, aunque Fuentes es muy especial.

¿Con quién habló especialmente?

Con todos. Fue una maravilla el reencuentro, pero conversé mucho con María Salgado, que ganó tres premios con su corto ‘Loca’, que, sinceramente, me encantó.

Vayamos con el suyo. ¿Cómo surgió?

Formó parte del proyecto ‘La Aljafería. Un lugar de cine’, que coordina Vicky Calavia. Decidimos ir algo más allá y hacer un proyecto más ambicioso… No había hecho nada y tenía un mal sabor de boca tras mi segunda película ‘Miau’, de 2018.

¿Por qué?

Fue un viaje muy bonito para mí, una experiencia satisfactoria, pero el resultado me dejó tocado. Fue algo fallido, al menos desde el punto de vista de la crítica cinematográfica y de la respuesta del público. Se me vino un poco el mundo abajo y no era fácil asumir esa decepción.

¿Qué sucedió?

Un día recibí un email del escritor S. Sureño, que me proponía un guión. En aquel momento estaba tocado y no le hice mucho caso. Vi que tenía talento, buenas ideas y que se aproximaba a un mundo que a mí me interesaba como espectador, un mundo más tenebroso, con más capas, que va más allá de la trama. En cuanto me hicieron la invitación lo llamé, hablamos, le dije que me gustaría adaptar un cuento suyo. Y poco a poco se fue redondeando esta historia del vigilante de la Aljafería.

¿Era la historia que andaba buscando?

En cierto modo sí. Además, pensaba que con ‘Miau’ me había precipitado un poco y quería trabajar en la Aljafería de noche, con más calma y planificación. La Aljafería de noche tiene magia, mucha paz y un silencio extraño pero muy agradable. Y eso se percibe incluso cuando empiezas a subir las escaleras. Hubo un momento en que percibí que la película también era algo catártico no solo para el personaje, que siente que está ‘en racha’ y que sale a la conquista de sí mismo, sino para mí.

"La Aljafería de noche tiene magia, mucha paz y un silencio extraño pero muy agradable. Y eso se percibe incluso cuando empiezas a subir las escaleras"

No lo habría pensado... ¿Por qué?

Porque volvía al cine, con un texto que no era mío, en un espacio envolvente y en una historia sin apenas diálogos (más allá de lo que se oye por la app del móvil), llena de tensión. Ese hombre extraño, quizá algo alocado, acaba ganando la apuesta que juega consigo mismo, la apuesta de la vida, y y se la cobra. ‘En racha’ también ha sido, tras ‘Miau’, una terapia involuntaria.

Así dicho, aún cobra más valor.

‘En racha’ ha sido como una catarsis en distintas direcciones, y ha sido un ejercicio de estilo, una búsqueda. No tengo la sensación de que haga cine de autor: me gusta dirigir, me gusta todo el proceso de poner una película en marcha, prepararla bien y rodar. Aquí he vivido todo eso de una manera especial. Hemos rodado durante un mes con el perro Hasland y con su adiestrador Eduardo Canales, y con el actor Raúl Blasco, 45 minutos cada día. E hicimos un ensayo completo de la película y a la misma hora dos días para que el perro no se extrañase. Ha sido un proceso laborioso, metódico, de mucha exigencia.

Hablemos del equipo.

El trabajo del único actor, Saúl Blasco, es impresionante. Es el jugador que juega consigo y contra sí, desde ese inquietante nocturno. Adrián Barcelona ha hecho un trabajo fotográfico increíble, y he aprendido otra cosa de ‘Miau’: no tengo que montar yo, por eso José Manuel Jiménez asumió las labores de montaje. Es un artista.

Casi a la par ha hecho otro cortometraje: ‘Astillas’, con Javier Aranda.

Nació de un proyecto de Aragón TV sobre la covid. Astillas’ está hecho con el corazón y ‘En racha’ con la tripas, de una manera visceral, donde dejo que fluyan sentimientos oscuros. Puedo dirigir ‘En racha’, pero no podría escribirlo.

«Ya sabemos que el cine es cultura. Es cultura ‘per se’, pero tenemos que dar el paso siguiente: el cine es economía, empleo, turismo, gastronomía, y tenemos que pedir a las instituciones que tengan en cuenta todos estos factores de riqueza»

¿Y ahora qué?

Los cortometrajes están bien, aprendes mucho, pero solo sirven para los festivales, no tienen público. Y en este momento estoy trabajando en varias proyectos, un ‘thriller’ que ha escrito S. Sureño, y que hemos pasado a Centuria Films; ‘Hormigas’, cuyo guión, precioso, ha escrito Gloria Sendino (mi compañera en la vida y también en la productora con Jaime García Machín), y aborda la lucha por la supervivencia de una madre en la época del estraperlo en la Línea de la Frontera y Gibraltar, de donde es ella. Son proyectos aún.

¿Qué sueña?

Sueño con hacer películas. Sin ínfulas de autor, con la gran pasión que intento contagiarles a mis alumnos en las clases.

RODAR EN ARAGÓN, ECONOMÍA Y CULTURA, PASIONES

«Comparado con otros compañeros de mi generación, nací en Zaragoza en 1978, yo llegué tarde al cine. Debuté en 2008 y desde entonces no he parado. He rodado varios cortos y dos largometrajes: ‘Justi&cia’ y ‘Miau’. ¿Qué pasa en el cine de Aragón? Creo que Paula Ortiz ha marcado un antes y un después con ‘De tu ventana a la mía’: no solo demostró que se podía rodar en Aragón sino que se podía rodar con gente de Aragón. Y ella lo hizo desde la producción, con Kike Mora y Raúl García Medrano, hasta el equipo técnico. Fue como un impulso que quizá ya había empezado en Miguel Ángel Lamata con ‘Una de zombis’; el esfuerzo de ambos nos estimuló a todos, nos dio alas, y ya somos muchos los que hemos hecho y hacemos películas», dice.

Estaregui confiesa algo más: «Ya sabemos que el cine es cultura. Es cultura ‘per se’, pero tenemos que dar el paso siguiente: el cine es economía, empleo, turismo, gastronomía, y tenemos que pedir a las instituciones que tengan en cuenta todos estos factores de riqueza», señala.

Cuando habla de su personalidad, de sus gustos, revela que siente auténtica adoración por Brian de Palma. «Desde luego. ¿Mis tres películas favoritas? ‘Atrapado por su pasado’, de De Palma, que fue la primera película que me interesó cómo estaba hecha. ‘Rocky’, porque me atraen mucho los antihéroes y me veo reflejado en ella. A la gente le parece que Stallone gana al final, y no, pierde. Y ‘Veredicto final’, de Sidney Lumet, que es una película sobria, casi todo lo contrario de De Palma, donde Paul Newman hacía un trabajo impresionante».

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