Entrevista

Bieito Rubido: "En España no están los mejores en la política"

El director de ‘El Debate’ (Cedeira, La Coruña, 1957), presenta este jueves, en el Patio de la Infanta a las 19.30, su libro ‘Contar la verdad’ (Ed. B).

Bieito Rubido, este miércoles, en el periódico digital ‘El Debate’.
Bieito Rubido, este miércoles, en el periódico digital ‘El Debate’.
Enrique Cidoncha

"Estoy en un gran momento. Sacamos a la luz ‘El Debate’ y publico el libro ‘Contar la verdad’, que no es un ajuste de cuentas con nadie, ni en el periodismo ni en la política. Es más bien un ejercicio de autocrítica, escrito sin resquemor", dice Bieito Rubido, que resume en más de 450 páginas su carrera, su visión de la política y también su amor al periodismo.

¿Por qué se dedicó a la prensa?

En realidad, sentí la llamada de este oficio en el Seminario de Mondoñedo con once años cuando estalló el mayo del 68, mataron a Bob Kennedy y fue el hombre a la Luna, después, etc. Integraba un grupo y nos enseñaron a recortar el periódico clásico y convertirlo en un mural.

Es bonito lo que cuenta de sus inicios con su maestro...

En ‘Ferrol Diario’, trabajaba un hombre extremadamente culto, Arturo Lezcano, al que yo considero mi padre periodístico, que escribía de maravilla, con una gran riqueza de vocabulario y de sin-taxis pero era oscuro. Si le decías algo, te contestaba que "la escritura no se ha hecho para burros".

Si hacemos una larga elipsis, lo encontramos como director de ‘La Voz de Galicia’.

Ser director de ‘La Voz de Galicia’ colmaba todas mis ambiciones. Nunca pensé ir más lejos. Abordamos una profunda renovación del periódico.

Le tocó el desastre del Prestige...

Hicimos el rediseño y lo sacamos el 25 de julio de 2002. A la vuelta, con periódico nuevo, cuatro meses después se produjo el Prestige. Creo que hicimos una cobertura admirable y eso está ahí para la Historia en la hemeroteca.

¿Cómo resumiría ese período?

Esa época fue para mí, y creo que para mi equipo, uno de los momentos en los que me sentí más comprometido profesionalmente con el periodismo. Tuvimos que hacer frente a lo que era el Gobierno autonómico y al Gobierno de España, ocupados ambos por el Partido Popular. Fuimos muy críticos. Sentí que cumplía con mi deber como nunca: ejercer la conciencia crítica del poder. También lo fuimos en el 11-M. Le quería decir una cosa…

Por favor.

Lo que sí he mantenido siempre es que se podía hacer un gran periódico de La Coruña, como se puede hacer un gran periódico desde Barcelona como ‘La Vanguardia’, o desde Zaragoza como HERALDO. Defendía que podíamos hacer el periodismo total: buen periodismo internacional y nacional, pero también el periodismo de tu calle y de tu barrio.

¿Esa libertad que tenía allí la sintió cuando lo nombraron director de ‘ABC’?

Sí. Los diarios regionales necesitan la transversalidad ideológica para subsistir y ahí tienes que jugar con toda la gente que tiene protagonismo en la vida social de Galicia. Y ‘ABC’ es un periódico de refuerzo ideológico, que defiende unas ideas, unos principios, una tradición, y créame que para mí eso es más sencillo, no tienes que jugar a los equilibrios.

Dice: "Si la redacción se divierte hace un buen periódico".

Las redacciones son estados de ánimo, y cuando hay buen ambiente, cuando los redactores se lo pasan bien, y vienen a trabajar con cierta alegría, y se identifican con el producto, eso es imbatible. Nuestra profesión tiene una parte lúdica. Lo digo en el libro: nos pagan con dinero y con mucha vanidad, y también con una parte lúdica. En lo personal, incluso en los momentos difíciles, he intentado mantener la serenidad.

Asegura que la objetividad no existe.

Sí, creo que no existe. Existe la honradez de los redactores, y eso hay que defenderlo. Cuando uno se acerca a un hecho tiene que ser honesto en el relato de los datos, y los hechos son sagrados. Pero pretender que la gente es objetiva es mentira: tiene una familia, un ambiente, unas lecturas, una forma de ver la vida.

Ve natural que los periódicos tengan su línea ideológica…

Eso se da más en unos periódicos que en otros. Me irrita que en España haya una especie de superioridad moral por la cual los medios de la izquierda parece que están legitimados para estar descalificando constantemente a los de la derecha.

¿No sucede al revés?

Yo diría que no.

Es usted muy crítico con Pedro Sánchez y con Pablo Iglesias. Parecen sus enemigos.

Enemigos no son, lo que ocurre es que yo no soy neutral, no, ante los hechos. Sí creo que en España, desde hace algunos años, en esta actividad tan noble que es la política no están los mejores ni en la derecha ni en la izquierda.

Defiende a Rajoy.

Tengo buena opinión de él. Es prudente, es honesto, y tiene otras cualidades. No me habría importado que fuera amigo mío.

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