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Chomón, el soñador de imágenes que sembró de talento todos los oficios del arte

Hoy se cumplen 150 años del nacimiento del autor de 'El hotel eléctrico', uno de los pioneros del cine que lo fue todo: actor, director, productor...

Segundo de Chomón observa el trabajo de su mujer Julienne.
Segundo de Chomón observa el trabajo de su mujer Julienne en una película de ficción, producida por Gaizka Urresti.
Archivo Heraldo.

ZARAGOZA. No se puede decir que Segundo de Chomón (1871-1929) sea un desconocido. Ha sido objeto de dos grandes libros de Juan Gabriel Tharrats y Agustín Sánchez Vidal, Iván Nuez ya ha entregado su biografía definitiva, ha inspirado películas (una, conducida por la llorada Inma de Santis; otra, producida por Gaizka Urresti) y las sigue inspirando, ha dado nombre a un instituto en Teruel y a una de las salas de la Filmoteca de Barcelona, Amparo Martínez ha coordinado para ‘Turia’ una monografía, ‘Cabiria’ también le dedicará un monográfico. Su esquiva personalidad sigue sojuzgando a investigadores y cineastas.

¿De dónde surgía este turolense que apareció de repente en París dispuesto a comerse el mundo? ¿Cuál había sido su formación, más allá de haber trabajado en una tienda y quizá de delineante? ¿Tenía, de verdad, pasión por la fotografía, le debía algo de su curiosidad a su padre, médico? ¿Qué le llevó en 1895 a orillas del Sena, casi a la par que los hermanos Lumière deslumbrasen al mundo, y provocasen el pánico, con su primera proyección? Al año siguiente ya llegaría el cine a Zaragoza, y se grabarían unas maniobras en Pontoneros.

Se puede aventurar qué hacía allí Segundo de Chomón. Esencialmente fotos, y a la par sentir la llamada del cine. En esa época conoció a la modesta actriz Julienne Mathieu, que será determinante en su vida. La acompañaba en sus giras, tuvieron un hijo, y el espíritu inquieto de Segundo de Chomón lo llevó a correr nuevas aventuras. Abandonó a la madre y al niño, y en mayo de 1897 se alistó como voluntario en el ejército español que combatía en Cuba. Fue destinado a telégrafos y permaneció dos años en la isla. Se sabe que, como si fuese un personaje de García Márquez, operó de telegrafista, amanuense y dibujante. Con la buena paga, retornó a París, se reunió con Julienne, que se había hecho experta en el coloreado de películas y trabajaba para Georges Méliès, al que conocería. A él y a Charles Pathé, y ahí, entre 1898 y 1899, con ellos, empezaría su gran carrera.

Una de las imágenes del mago Chopón de su película 'Los tulipanes'.
Una de las imágenes del mago Chopón de su película 'Los tulipanes'.
Archivo Heraldo.

Segundo de Chomón será como Juan Palomo. Hizo de todo en un sinfín de géneros como director, actor, productor, truquista, siempre con ideas nuevas, inventos, osadía. Como un soñador de imágenes capaz de hacer fantasía, cine surrealista, costumbrista (por hacer, hizo cine nítidamente español) o histórico, recreaciones para cuentos, un alquimista de la nueva luz que usaba maquetas, anilinas, animación, como se vio en ‘El hotel eléctrico’ y ‘La gallina de los huevos de oro’.

Abandonó a la madre y al niño, y en mayo de 1897 se alistó como voluntario en el ejército español que combatía en Cuba. Fue destinado a telégrafos y permaneció dos años en la isla. Se sabe que, como si fuese un personaje de García Márquez, operó de telegrafista, amanuense y dibujante

Si fue un artesano de lo inverosímil, en París, Barcelona, Zaragoza y luego Turín, también era un gran profesional que se sumó a grandes proyectos como ‘Cabiria’, de Pastrone, o ‘Napoleón’ de Abel Gance, como fotógrafo y operador de cámara. Fue un cineasta completo, sin duda, trabajador, entusiasta, y dejó para la historia 500 películas. La cifra abruma tanto como su absoluta pasión por el cine.

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