Por
  • Enrique Abenia

Riesgo en la despedida de James Bond

Daniel Craig, en 'Sin tiempo para morir'
Daniel Craig, en 'Sin tiempo para morir'
HA

Cuando se sabe que una película conlleva el final de etapa, ese significado se instala en la mirada del espectador. ‘Sin tiempo para morir’ supone la despedida de Daniel Craig como James Bond tras década y media en el icónico rol, periodo con ‘Casino Royale’ (Martin Campbell, 2006) y ‘Skyfall’ (Sam Mendes, 2012) como títulos más celebrados. Cary Joji Fukunaga, uno de los artífices de la serie ‘True Detective’ y director de ‘Jane Eyre’, articula una obra a la altura de lo suscitado a lo largo de la era Craig y sobre todo consecuente con el tono construido y con el perfil que ha caracterizado al personaje. La naturalidad y la destreza absoluta con las que se enfrenta a la acción han venido acompañadas de un cauce interior definido por el peso del pasado y por el amor. El apreciable epílogo, atractivo por lo que hila y conecta, resulta a la vez muy arriesgado por varios de los aspectos introducidos y por la vía que adopta si se atiende al universo Bond y a sus cánones, rasgo que aporta un extra de sugerencia cinéfila.

‘SIN TIEMPO PARA MORIR’ ★★★
Dirección:Cary Joji Fukunaga.
GuiónNeal Purvis, Robert Wade, Cary Joji Fukunaga y Phoebe Waller-Bridge.
Intérpretes:Daniel Craig, Léa Seydoux, Rami Malek, Lashana Lynch, Ben Wishaw, Naomie Harris, Ana de Armas, Christoph Waltz y Ralph Fiennes.

La contraposición de lo viejo y lo nuevo escenificada a través de la aparición de la agente interpretada por Lashana Lynch se reviste de un fuerte simbolismo por lo que dice acerca del signo de los tiempos. Una carga que, con acierto, no se ubica en el centro de la historia, donde tampoco figura el villano, en segundo término hasta el último tercio. Aunque queda lejos de lo memorable, el papel de Rami Malek entronca con la esencia ‘bondiana’ y la amenaza invisible que trae adquiere una aterradora resonancia en la actual coyuntura.

El choque alusivo al cambio mencionado antes tiene su lado polémico. No obstante, el atrevimiento de los responsables de la franquicia se amplifica en lo referente a cierto detalle desvelado después y, en especial, en la manera en que se cierra la etapa. En la decisión tomada lo coherente y lo emotivo conviven, según se mire, con lo casi sacrílego.

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