literatura

Luis Zueco: "La pandemia nos ha recordado lo insignificantes que somos"

El escritor aragonés, del que se habla como el ‘Ken Follet español’, presenta hoy su novela histórica ‘El cirujano de almas’, a las 19.00, en la Diputación de Zaragoza.

Luis Zueco lleva más de 150.000 ejemplares vendidos.
Luis Zueco lleva más de 150.000 ejemplares vendidos.
José Miguel Marco

Con más de 150.000 ejemplares vendidos de todas sus novelas, el escritor aragonés Luis Zueco (Borja, Zaragoza, 1979) publica ahora ‘El cirujano de almas’ (Penguin Random House), una novela en la que se pregunta si un médico pudo cambiar el curso de la historia. El protagonista, Bruno Urdaneta, es un niño de 12 años que llega a Barcelona en 1796 para trabajar como aprendiz con su tío Alonso, un cirujano un tanto cascarrabias cuyos saberes cabalgan entre la medicina antigua, casi de barberos, sangradores y sacamuelas, y la moderna, que empieza a asomar en el horizonte. Como telón de fondo, la España convulsa en la que ya se vislumbra la sombra del bicornio de Napoleón. Hoy presenta la novela en la Diputación de Zaragoza (19.00). Mañana lo hará en Madrid.

Ya empiezan a hablar de usted como ‘el Ken Follet español’. ¿Lo cree?

No, para nada. Ya me gustaría... Además, creo que somos escritores bastante diferentes.

Esta es la más ‘actual’ de sus novelas. Empezó a ambientarlas en la Edad Media y cada vez se acerca más a nuestros días.

Es, y no es, cercana a nuestros días. Todo escritor, incluso los que nos dedicamos a la novela histórica, debe dejar constancia de lo que pasa a su alrededor, aunque sea mirando hacia su pasado. Obviamente, la novela no arranca en nuestra época. He escrito ficciones ambientadas en la Edad Media; la anterior, ‘El mercader de libros’, tenía como telón de fondo el tránsito de la Edad Media a la Edad Moderna; y esta aspira a dar una imagen del tránsito de la Edad Moderna a la Contemporánea a través de la medicina.

¿Por qué la medicina?

Quería hacer una novela sobre el final del siglo XVIII y principio del XIX en España, que contara cómo se pudo llegar a la ocupación francesa y la Guerra de la Independencia, centrándome en la sociedad real y exponiendo los principales temas políticos y sociales del momento histórico. La medicina ha cambiado mucho en los últimos dos siglos. Aunque en el XVI hubo algunos avances significativos, hasta el XVIII fue una ciencia muy teórica que avanzaba con bastante lentitud. Eso sí, la población era consciente de las epidemias y de que medidas como el confinamiento eran efectivas.

¿Ha influido la situación sanitaria actual a la hora de elegir el tema para explicar ese tránsito?

En parte sí, aunque confieso que la idea ya la tenía de antes. Obviamente la escribí durante la pandemia, que nos ha obligado, o debería obligarnos a hacerlo, a reflexionar sobre lo débiles que somos y lo expuestos que estamos aún a las enfermedades. Parece que nos habíamos olvidado de que la humanidad sufre epidemias periódicamente y de que, además, nos recuerdan que somos insignificantes. Me gustaría que el libro sirviera de homenaje a todos los que se han esforzado trabajando por nuestra salud durante los últimos meses.

La del XVIII era una medicina de sangradores y barberos.

No es así. Es cierto que a principios del siglo XVIII la medicina española estaba un tanto retrasada respecto a la de otros países, pero en 1748 ya se había creado un colegio de cirugía en Cádiz y en los años siguientes llegaron los de Barcelona y Madrid. En la época en la que está ambientada la novela ya funcionaban los tres, y muchos barberos ya habían sido sustituidos por cirujanos.

Que acabaron tomando el mando de la medicina. Ha hablado de la Guerra de la Independencia. Pocos periodos históricos son tan proclives a mitos y mistificaciones.

La Guerra de Independencia es un proceso complejo, y en la novela intento dar varios puntos de vista sobre ella. Aún está vigente esa imagen de una España retrasada a la que llega Napoleón, que supone la modernidad; pero España no estaba tan mal como muchas veces se cree. Se habían dado ciertos progresos y, si no hubo más, fue porque la Revolución Francesa nos afectó negativamente, porque los reyes se pusieron nerviosos y frenaron los cambios. La de Independencia fue una guerra en tres frentes: por un lado, la guerra regular, del Ejército español contra el francés, muy superior; la guerra popular, del pueblo resistiendo en los Sitios y de las guerrillas, que fueron algo novedoso y cambiaron el concepto de confrontación bélica en todo el mundo; y la guerra de Inglaterra, con el apoyo de Portugal, contra Francia. Y si conseguimos vencer a Napoléon fue precisamente por eso, porque abrimos esos tres frentes.

En esta novela hay también referencias ‘aragonesas’, aunque quizá menos que en otras. ¿Por qué se ha detenido en un personaje como Josefa Amar y Borbón?

Me gusta rendir homenajes a personajes históricos que no se suelen estudiar en el colegio. No es que no me interese retratar a Godoy o a Fernando VII, pero en mis novelas siempre aparecen personajes que no son de primer rango. Y eso es porque me gusta ver la historia a través de los secundarios porque me da mucha más libertad. Quienes lean ‘El cirujano de almas’ van a tener muchas ganas de saber más sobre Josefa; es uno de los mejores personajes con los que me he encontrado.

También aparece Goya...

He querido hacer un Goya ‘diferente’, un personaje secundario que da un punto de vista un poco aragonés sobre lo que sucede. Pero, en realidad, en la novela casi aparece más el doctor Arrieta que el pintor de Fuendetodos.

Esta es la más ‘negra’ de sus novelas.

Hay mucha intriga, sí; hay tres tramas que se enlazan entre sí. Pero es una novela histórica.

La próxima, que ya estará trabajando en ella, ¿la ambienta en los siglos XIX y XX?

No, voy a volver a la Edad Media. Escribir una novela histórica es un proceso complejo. Tengo más ideas de las que puedo gestionar. Leo mucho, investigo. En el proceso de documentación, que es el más complejo, porque siempre busco temas que no son los principales, van surgiendo tramas e ideas: unas las aparco un tiempo, o para siempre, otras las retomo. Todo se va acumulando y poco a poco hay historias que se van perfilando, tanto en cuanto a la trama y al contexto histórico principal, como en cuanto al contexto secundario, que a veces es el que marca la novela.

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