Lecciones de superación
El cine animado japonés lleva décadas ofreciendo trabajos espléndidos, obras elegantes, de mucha finura, que unen a su calidad artística lo que, para mí, es su mejor regalo: buenas historias que llevan siempre consigo algún pequeño mensaje: la defensa del medio ambiente, la relación entre distintas generaciones o, como es el caso de ‘Josee, el tigre y los peces’, una lección sobre la superación personal, saber luchar contra la adversidad y salir de esta. Muestras de ese cine han sido títulos tan estupendos como ‘Mi vecino Totoro’, ‘El viento se levanta’, ‘Your name’, ‘A silent voice’, ‘El viaje de Chihiro’ o ‘La princesa Mononoke’. Se me ocurren estos ahora mismo, aunque son muchos los que han logrado emocionar al público entre los que han pasado por las salas aragonesas.
A todos ellos se puede añadir el último de los filmes animados que ha llegado de Japón, ‘Josee, el tigre y los peces’, un drama romántico que combina deseos y sueños difíciles de cumplir, afectos y enamoramientos y, con ellos, una serie de personajes que, con su forma de actuar y sus ganas de superar los problemas que se les vienen encima, logran conquistar a ese espectador, especialmente al adolescente, que busca un poco de romanticismo y algo de aventura en el cine.
Dirigida por Kotaro Tamura, que se estrena en el largometraje cinematográfico tras varios trabajos para televisión, ‘Josee, el tigre y los peces’ gira en torno a la relación de un joven amante de la biología marina y experto buceador que entabla relación con una chica en silla de ruedas que ha perdido todo interés por la vida. A partir de ellos, el director va componiendo una película que, aunque no alcanza la grandeza de los títulos a los que antes hacía referencia, se desarrolla en todo momento con altura. Hay calidad en la narración y en el estilo que impone Kotaro Tamura, hay sentimiento, calidez y, también, elementos lo suficientemente atractivos como para disfrutar de esta bonita película.