Jaffer: una vida entera dedicada a la magia

El zaragozano Javier Cavero, más conocido como el mago Jaffer, ha encontrado en su pasión una forma de hacer frente a la enfermedad sin perder la ilusión.

Francisco Javier Cavero, el mago Jaffer, en su casa
Francisco Javier Cavero, el mago Jaffer, en su casa
Camino Ivars | Camino

Francisco Javier Cavero, ingeniero agrónomo de 74 años natural de Zaragoza, ha encontrado en la magia un aliciente para hacer frente a la enfermedad que le acompaña desde hace tres años. "Siento que estoy viviendo de prestado, pero mi pasión por la magia me está dando la vida", admite este ilusionista.

En el salón de su casa, Javier tiene varias estanterías y cajones repletos de artilugios mágicos de todo tipo. Fotografías, libros, tapetes y, sobre todo, barajas de carta. De hecho, posee una de las mayores colecciones de DVD, libros y juegos sobre Cartomagia y magia de Cerca de Aragón. Algo que luce con auténtico orgullo. "Llegué a la magia por accidente gracias a un profesor particular de matemáticas y física, Fernando Jiménez, que utilizaba estos trucos para hacer más amenas las clases", rememora. Quién le iba a decir a este maestro que iba a cambiarle la vida a un joven que, desde entonces, y con tan solo 15 años, jamás pudo abandonarla.

"Me saqué una oposición porque pensé que era lo mejor para mi futuro. El de mago no era un oficio seguro para mi familia. Siempre he tenido una mentalidad planificadora y ejecutiva, pero la magia rellenaba un hueco muy importante en mi vida y por eso la he mantenido siempre como una parte fundamental de mi día a día. Me permite soñar", admite. Pronto eligió su nombre artístico: el mago Jaffer, en honor a ese profesor que le cambió la vida haciendo un juego de palabras con su nombre.

"Me saqué una oposición porque pensé que era lo mejor para mi futuro. El de mago no era un oficio seguro para mi familia"
Jaffer y su familia
Jaffer y su familia
Camino Ivars

Fue al jubilarse, hace una década, cuando tuvo la oportunidad de dedicarse a la magia a tiempo completo. "Hasta entonces no era más que un hobby, pero un hobby al que he dedicado absolutamente todo el tiempo libre del que disponía", señala. Sin embargo, hace tres años recibió una noticia inesperada que le cambió la vida: "Me detectaron un cáncer y todo cambió. Bueno, todo excepto mis ganas de seguir emocionando a la gente con mis trucos. Lo único que me ha preocupado en todo momento es no tener fuerzas para seguir haciendo mis rutinas".

La noticia coincidió con su cumpleaños, tras sufrir unos fuertes dolores de espalda. Era marzo de 2017. "Soy un gran encajador y, sobre todo, muy cabezón", añade. Algo que le permitió, entre otras cosas, recibir una mención especial en el concurso de magia Pepe Carrol de 2019, como reconocimiento del colectivo profesional de Aragón por su manera de hacer frente a esta situación sin perder ni un ápice de ilusión ni ganas de hacer magia.

A pesar de todo, cuando habla de ella algo se enciende en sus ojos. Porque reconoce que, hasta en los peores momentos, la magia ha sido un salvavidas. Algo que saben muy bien su mujer, Luisa Diéguez, con la que se casó hace nueve años y quien reconoce que tardó mucho tiempo en entender su pasión por este hobby. "Todos los lugares que hemos habitado están invadidos por la magia. Creo que quiso seducirme con trucos, pero, en mi caso, logró todo lo contrario porque no me gustaba no entender cómo lo hacía", bromea esta maestra jubilada de origen gallego, que destaca su constancia y tozudez. "Es difícil entender una pasión tan férrea, pero al final si es feliz, no podía hacer otra cosa que apoyarlo", admite.

Jaffer recibe el premio en el concurso de magia Pepe Carrol de 2019
Jaffer recibe el premio en el concurso de magia Pepe Carrol de 2019
Camino Ivars

No hay que entenderla, solo disfrutarla

"La magia no hay que entenderla, tan solo disfrutarla", añade él. Sin embargo, dedica gran parte del tiempo a descifrar el lenguaje mágico con el visionado de vídeos en Youtube, la lectura de artículos especializados y, mientras la salud se lo ha permitido, a través de la reunión con muy buenos amigos, también magos. Uno de ellos, el ilusionista zaragozano Sergio Cisneros. "Ha sido apasionante comprobar cómo Javier ha encontrado en la magia una razón para vivir", asegura el zaragozano.

Se conocieron hace 25 años en la Asociación Mágica Aragonesa (AMA) cuando Cisneros apenas empezaba a dar sus primeros pasos en este mundillo: "Es uno de los que me enseñó a coger una baraja con tan solo 18 años. Por aquel entonces, la única manera de aprender los entresijos de la magia era a través de otros magos. Fue muy generoso conmigo".

Por eso, cuando la vida le puso ante el reto de enfrentarse a esta enfermedad, Sergio no dudó en dedicarle todo el tiempo posible para ayudarle a mantener viva esta llama que les unió tiempo atrás. "Hemos quedado cada mañana para hacer juegos y probar trucos, así como para poner a punto el que fue su último show en directo en el Centro Oliver hace un par de meses", explica Cisneros.

"Creo que la clave de la magia ha sido que le sirve para evadirse y olvidar lo que le está tocando vivir"

La pandemia, claro está, se convirtió en otro gran reto a la hora de programar estos encuentros. "Creo que la clave de la magia ha sido que le sirve para evadirse y olvidar lo que le está tocando vivir. Siempre ha sido constante, desde que se jubiló todavía más. La magia se convirtió en la excusa ideal para juntare, reírse y vivir", añade. "Mágico ha sido vivir con él todo este proceso y comprobar cómo la magia parece haberle querido devolver todo lo que le ha regalado desde que tenía 15 años. Aunque se autodenomine amateur, con su actitud ante la vida y ante la enfermedad nos ha superado a todos", concluye Cisneros.  

"No he sido un profesional, pero sí muy feliz"

Como explican, la magia reúne dos factores fundamentales. "Tiene un factor egoísta, pues te exige disciplina, ensayo y dedicación. Pero, por otro lado, la magia está concebida para ser compartida y siempre genera una reacción relacionada con la ilusión", admite Jaffer. Eso sí, lo que muchos no saben es que es el truco el que ha de adaptarse al mago, y no al revés. "Para que funcione, es necesario que se dé un equilibrio entre lo que en realidad no está pasando -pues es una ilusión- y lo que tú eres. Si no, no es creíble y no va a funcionar", reivindica.

Hoy, Javier Cavero admite que siempre ha soñado con la magia, la cual le ha permitido tener una vida plena: "No he sido profesional, pero sí muy feliz gracias a ella". Eso sí, aglutina varias actuaciones en la Asociación Mágica Aragonesa, el Sótano Mágico, así como en varios centros cívicos, entre otros lugares. "La magia me ha aportado muchas cosas, ilusión, alegría, ser capaz de hacer feliz a la gente y, ahora, me ha permitido no pensar demasiado en lo que me ha tocado vivir", afirma.

Con un tapete, su inseparable bajara y un espejo, cada día durante los últimos meses se ha pegado horas y horas practicando juegos para distraer a su mente. "Lo único que le pido a la vida es seguir queriendo a la magia como hasta ahora, y poder disfrutarla hasta el final. Es lo que me da alegría", concluye.

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