Saura estrena en el Prado su película sobre Goya: "Las guerras son un disparate"

El filme sobre ‘Los fusilamientos del 3 de mayo’ se presenta junto al documental sobre su creación. Lambán, Azcón y Martínez-Almeida asistieron al acto celebrado este jueves en la pinacoteca nacional.

Aragón presentó ayer en el Museo del Prado ‘Goya. 3 de mayo’, cortometraje de Carlos Saura impulsado por la DGA y Aragón Televisión
Aragón presentó ayer en el Museo del Prado ‘Goya. 3 de mayo’, cortometraje de Carlos Saura impulsado por la DGA y Aragón Televisión
Luis Correas/DGA

Con Francisco de Goya, si fuera necesario, se puede conquistar Madrid. El presidente de Aragón Javier Lambán lo tiene claro: el artista de Fuendetodos encarna más el humanismo que la ilustración, es un precursor de las vanguardias y es la luminaria más brillante del Museo del Prado, al que considera junto con la RAE las dos metáforas de lo que es España y en concreto de ese Paisaje de la Luz que acaba de ser considerado Patrimonio de la Humanidad. Así lo expresó este jueves, en privado y en público y sin papel alguno, en la pinacoteca nacional, donde hubo un doble estreno: el cortometraje de 14 minutos, ‘Goya. 3 de mayo’, de Carlos Saura, impulsado por el Gobierno de Aragón y Aragón Televisión, y el documental de casi media hora ‘GoyaSaurio’, dirigido por Roberto Roldán y producido por Factoría (del grupo HENNEO), que aborda cómo se hizo la animación del gran cuadro en la Plataforma Logística de Teruel.

El documental de Roberto Roldán explica muy bien la vitalidad, el optimismo y la sabiduría de Carlos Saura. En su casa de Collado Mediano, rodeado de sus perros, recuerda algunos de los lemas o microcuentos que definen a la perfección la obra de Goya como, ‘Yo lo vi’; Saura piensa que seguramente no vio la escena de los fusilamientos del 3 de mayo en la realidad pero sí con su mentalidad creadora. El cineasta, desde el vacío que le produce hablarle a la cámara, recuerda que el cine siempre le ha atraído y que ha evolucionado con el deseo de contar historias. "Uno ha vivido ya muchas cosas y sabe lo que no se debe hacer. Y lo que no se debe hacer es una guerra".

El cineasta abunda en las conexiones con el cuadro de Goya: "No entiendo cómo después de haber muerto 60 millones de personas en la última guerra europea todavía el ser humano no ha aprendido que eso es una bestialidad y que hay que procurar por todos los medios no llegar a esos límites". Saura explicó cómo trabaja, entiende la puesta en escena como una representación, y matizó que le cuesta entender que "el ser humano sea tan bárbaro». Y resumió su mantra y su compromiso contra cualquier forma de odio: "Las guerras son un disparate".

Collado y el aroma goyesco

En su paraíso de Collado Mediano, Carlos Saura es feliz con sus gatos y sus perros, y su familia, sus hijos, su mujer Lali Ramón y con su hija Anna, que además es su productora. Allí, rodeado de fotos pintadas, de cámaras y de álbumes de fotos, se concentra su universo, que tiene mucho de atmósfera goyesca. El director Roberto Roldán registra, además, los finales que pensó el cineasta para su cortometraje, esa obra maestra absoluta que el oscense mira y lee con atención en el museo, de noche, siempre con su cámara Sony abrazada al cuello. Saura y Roldán han hecho dos trabajos complementarios.

‘Goya. 3 de mayo’ es ante todo, un alegato antibelicista. "Es el cuadro de las víctimas anónimas -dice Miguel Falomir, director del Museo del Prado-. Es una pieza conmovedora, de calado universal. Me emociona que esta obra se estrene aquí. Además, dialoga a la perfección con el cuadro ‘Dos de mayo’ y ahí sí sabes quienes son los muertos".

Carlos Saura presenta en el Museo del Prado el cortometraje 'Goya, 3 de mayo'
Carlos Saura presenta en el Museo del Prado el cortometraje 'Goya, 3 de mayo'
Enrique Cidoncha

‘Goya. 3 de mayo’ se abre con una selección de dibujos y de grabados de ‘Los desastres de la guerra’, que reflejan las visiones de Goya: el desgarro, la crueldad, el sufrimiento, que es un motivo central. Y ese encadenado de imágenes converge en la animación del cuadro: una cuerda de presos que va a ser abatida sobre algunos cadáveres. Con el actor José Luis Esteban como el fusilado anónimo de blanco que alza sus brazos, Saura compone el friso, ajusta la luz, mueve el farol, crea un misterio y elabora una letanía, una imagen que conmueve y deja el corazón suspendido de emoción y de dolor. Alfonso G. Aguilar, dicho sea de paso, ha creado una música que estremece, que potencia las imágenes y que incorpora los tambores de Calanda. El presidente Lambán desarrolló una intuición: "Veo una cadena de genios universales, vinculados por su origen aragonés y su talento, que va de Goya a Buñuel y a Carlos Saura".

El cineasta, con su humor sorprendente, había dicho ante las autoridades -el alcalde de Madrid, el alcalde de Zaragoza, la vicepresidenta Mayte Pérez, diputados y senadores e invitados- que él "no tenía nada qué decir". Observó que se lo habían puesto muy fácil y que no se había podido imaginar que 150 personas hubieran trabajado en la obra.

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