LITERATURA. OCIO Y CULTURA

El Princesa de Asturias de las Letras premia la incomodidad radical de Emmanuel Carrère

El autor de ‘El adversario’ y ‘Yoga’, su último libro, publicado por Anagrama, narra los rincones oscuros de su intimidad y la condición humana

Emmanuel Carrère gana el premio Princesa de Asturias de las Letras.
Emmanuel Càrrere es un escritor formidable, directo, que reivindica el periodismo.
Marta Pérez/Efe.

l El autor de ‘El adversario’ y ‘Yoga’ narra los rincones oscuros de su intimidad y la condición humana

ZARAGOZA. Emmanuel Carrère (1957), uno de los grandes escritores franceses y europeos del siglo XXI, se mostró profundamente agradecido tras recibir el premio Princesa de Asturias de las Letras, que se hacía público ayer. El autor de ‘El adversario’, ‘Limonov’ y ‘Yoga’ dijo, a través de un comunicado de la Fundación asturiana, que el galardón le «conmueve especialmente porque, aunque por desgracia no hablo español, me encanta la literatura española y he tenido la gran alegría estos últimos años de descubrir que de alguna manera era algo mutuo. El mundo hispánico es el que ha brindado la acogida más cálida a mis libros. Esto, sin duda, tiene mucho que ver con la lealtad y perseverancia de mi admirable editor, por eso quiero compartir este honor con Jorge Herralde, Lali Gubern, Silvia Sesé y todo el equipo de Anagrama», expresó el escritor, guionista, crítico y director de cine, que es el segundo autor francés que logra el galardón, tras Fred Vargas, la gran narradora policiaca.

El jurado le otorgó la distinción, dotada con 50.000 euros, por contribuir «al desenmascaramiento de la condición humana» y por haber logrado «un retrato incisivo de la sociedad actual desde un nuevo espacio de expresión que borra las fronteras entre la realidad y la ficción». Carrère asume «un fuerte compromiso con la escritura como vocación inseparable de la propia vida».

Emmanuel Carrère estremeció Europa con su novela, tan perturbadora como objetiva, ‘El adversario’ (1999), la historia de un hombre que encadena una serie de mentiras durante dos décadas y que acaba matando a su familia.

«Me gusta ser periodista»

«He sido escritor durante treinta años: la primera mitad de mi carrera escribí libros de ficción, la segunda he escrito ese tipo peculiar de libros de no ficción», le dijo en su casa de París al escritor zaragozano Daniel Gascón, y agregaba algo que está en su ADN de autor: «Me gusta ser periodista». Se extendía acerca del que para la crítica sigue siendo su libro capital, despojado como un esqueleto: «Empecé a hacer este tipo de libros de no ficción con ‘El adversario’, que trataba de una historia terrible. Fue un libro muy difícil, con un proceso psicológico muy exigente. Había ensayado muchas formas de contar la historia. No podía hacer ficción. No sé por qué. El material se negaba, por mucho que lo intentara. Acabé escribiéndolo de esta forma peculiar, a la que hasta ahora he sido bastante fiel». Ese libro dio paso a otro centrado en un personaje no menos desasosegante: ‘Limonov’ (2013), el relato del disidente ruso, escritor y político, que se enfrentó a Putin.

Emmanuel Carrère ha hecho muchas cosas. Es hijo de académica y escritora, y se curtió en los periódicos y en la crítica. Si algo le ha caracterizado, más allá de su estilo desnudo y directo, preciso como una puñalada, ha sido su gusto por la incomodidad. Ahí se mueve a su gusto, ya sea en el terreno de la invención, de la no ficción o de la exploración de su propia intimidad. Más que preocuparle la coherencia, le preocupa la verdad, la indagación en sus rincones oscuros. Y eso se percibió, primero, en personajes que le han interesado: le dedicó un libro al cine de Werner Herzog, aunque luego sufrió la desilusión de una mala experiencia. Y le ha atraído la obra de Philip K. Dick, el autor de ciencia ficción, y redactó un ensayo estupendo.

Carrère también ofrece una visión existencialista del mundo, y no teme mirar de frente al espanto propio, ni al dolor que puede provocar en los otros

También ha incurrido, dentro de la ficción más estricta, casi en el autovapuleo en libros como ‘Una novela rusa’ (2007) y ‘Vidas ajenas’ (2011), donde se expone descarnadamente y expone a gentes que han estado muy próximas. «‘Una novela rusa’ fue un libro muy amargo, pero también me salvó la vida», diría.

Esa necesidad de autoanalizarse, sin temor al auto sacramental y a la autodestrucción, lo vemos en ‘El Reino’ (2017), que nace de una crisis de fe y de la necesidad de reescribir a su avieso modo ‘La Biblia’ y también con ‘Yoga’ (2021), otra mirada a sus propios abismos, al infierno de la depresión y a las heridas que le dejó una nueva separación, en este caso de la periodista Hélène Devynck, en marzo de 2020, que le ha ocasionado diversas disputas.

Junto a ello, a ese lamerse las cicatrices sin delectación, casi con ira más bien, Carrère también ofrece una visión existencialista del mundo, y no teme mirar de frente al espanto propio, ni al dolor que puede provocar en los otros. Es su poética: se trata de un escritor audaz, inteligente y brillante, y sin contemplaciones.

"ESCRIBIR ES EL CENTRO DE MI VIDA"

Emmanuel Carrère (París, 1957) afirmaba ayer que aprueba la revolución cultural que se está produciendo en la sociedad globalizada del siglo XXI, aunque «se siente incomodo con los excesos», dijo el autor de ‘Yoga’.

En ese sentido, se refirió a la incomodidad que le producen cuestiones como los «análisis retroactivos» de la realidad que ignoran la «dimensión histórica» del momento en el que nació una determinada obra. Carrère se pronunció así, preguntado en concreto sobre una manifestación en Barcelona contra Picasso por considerarlo un «abusador de mujeres». Carrère dijo que aunque nunca ha estado en Asturias y sí que conocía la existencia del premio y su importancia; adelantó que probablemente su próxima obra no sea de autoficción. «Me gusta centrarme en cosas que están más lejos de mi existencia, aunque relacionadas, porque como narrador tengo una conciencia. Escribir es el centro de mi vida. Todos los escritores podrían decir esto, pero como no escribo estrictamente ficción la realidad de mi vida está más presente». confesó el escritor y cineasta.

Además, indicó que para representar a alguien «hay que encontrar algo en uno mismo». Comentó que lo que cuenta en sus obras sobre él puede adoptar formas distintas para cada lector. «Se trata de sacrificar parte de mi intimidad».

En esa dirección, dijo que cuando acude a un museo lo que más interés le genera son los retratos. «Como escritor soy un poco retratista», concedió. También resaltó la importancia de comprender mejor el mundo que nos rodea. Insistió: «Escribir es un vehículo para llegar a ese propósito y para ver detrás de las apariencias». Europa Press

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