Bancos con historia en el parque Grande

Estos asientos de piedra y azulejo fabricados en el primer cuarto del siglo XX resisten el paso del tiempo en el Jardín Botánico y el Jardín de Invierno.

El parque Grande José Antonio Labordeta es un tesoro verde que muchos zaragozanos han redescubierto durante esta primavera pandémica. En él se han vuelto a poner en valor paisajes de la ciudad que destacan por su belleza, lugares que cuentan la historia de la ciudad y que ahora recuperan de nuevo su protagonismo. Con la llegada de la nueva estación las redes sociales se llenaron de fotografías de la floración de las 86.000 bulbosas que se plantaron a lo largo de la acequia de las Abdulas.

Además, este gran espacio albergó también la celebración del Día del Libro, el pasado 23 de abril, y en el verano será uno de los escenarios de la programación municipal del ciclo ‘Cultura al raso’ con el que se recuperarán los conciertos en el Jardín de Invierno. Al visitar o revistar esta zona y también el Jardín Botánico, llaman la atención unos bancos de piedra que, al igual que otros elementos que hoy se encuentran en el parque (la fuente de Neptuno, el quiosco de la música y el monumento a la Exposición Hispano Francesa de 1908), hoy ocupan una sitio distinto al de su emplazamiento original.

En el interior del Jardín Botánico y en los alrededores del Jardín de Invierno se conservan algunos de ellos que datan del primer cuarto del siglo XX. Están decorados con azulejos de Talavera que muestran publicidad de la época y fueron realizados por el ceramista toledano Juan Ruiz de Luna, heredero de la tradición cerámica de Talavera de la Reina. Ruiz de Luna fue autor, entre muchos otros trabajos, del banco de Toledo de la plaza de España de Sevilla y de su taller también proceden los azulejos de la fachada de la imprenta Blasco de Zaragoza

Estos bancos de piedra estuvieron ubicados inicialmente en el paseo de Sagasta y en el paseo del Canal Imperial. Según recoge el Ayuntamiento de Zaragoza en su página web “en 1925, el escultor Mario Lasuén, afirmaba en relación a los bancos publicitarios: ‘Es innegable que estos en cuanto a su presentación han constituido un verdadero acierto como lo prueban las peticiones que el proponente ha recibido de los Ayuntamientos de Calatayud, Caspe, Cariñena, Ejea y algún otro para la colocación en estas localidades de bancos iguales, sin haber sido aceptados para no disminuir el valor a los de Zaragoza por su prodigalidad’”, y que asientos como estos se habían construido “en la Casa de las Fieras del Retiro de Madrid, en el parque de María Luisa de Sevilla y en los viveros municipales de Valencia”.

Uno de los bancos de piedra en el paseo de Sagasta
Uno de los bancos de piedra en el paseo de Sagasta
Juan Mora Insa/AHPZ

Fran Ríos, al frente de Anteayer Fotográfico Zaragozano -junto a María Pilar Gonzalo Vidao y Manuel Ordóñez-, una asociación cultural dedicada al estudio y difusión de la fotografía antigua de Zaragoza y provincia, y colaborador del suplemento cultural ‘Artes & Letras’ de HERALDO es, probablemente, quien más ha profundizado en la historia de estos elementos del mobiliario urbano zaragozano que no tuvieron buen acomodo en el paseo de Sagasta, a juzgar por las palabras que Ríos recoge del concejal Joaquín Briz en la sesión plenaria del Ayuntamiento celebrada el 26 de julio de 1922 en la que, refiriéndose a los bancos que se estaban instalando en esta vía, dijo que le parecían “impropios de ese lugar”.

Hoy apenas quedan unos cuantos de aquellos asientos en el parque Grande, algunos de ellos muy deteriorados, no solo por el paso del tiempo sino por el vandalismo que en más de una ocasión se ha cebado con esculturas, construcciones y otros elementos de esta histórica zona verde de la ciudad que merece, sin duda, ser disfrutado y respetado por todos los zaragozanos.

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