feria del libro. OCIO Y CULTURA

La Zaragoza de los poetas

Son muchos los vates que han cantado Zaragoza desde hace siglos y las jóvenes generaciones lo siguen haciendo y muchos firman en la Feria del Libro

El legado poético de Zaragoza.
Fernando Ferreró es el patriarca de las letras aragonesas a sus 93 años.
Toni Galán.

Ángela Labordeta cantó en la apertura de la Feria del Libro a los poetas de Zaragoza. A los de la Peña Niké, a los de su propia familia (su tío Miguel, aquel que se preguntaba ante el espejo «Miguel, ¿quién eres tú?», y a su padre, poeta antes que nada) y a muchos otros que conforman un mundo de búsquedas, de poemarios, de subversión, de revistas y de editoriales, y explicó cómo, a la luz de sus voces, se hizo escritora, que consiste en aprender a mirar y a desarrollar el poder de la palabra. Dijo: «La vida es un porque sí. Nada más. Brutal, nada menos».

Zaragoza es una ciudad de poetas desde hace siglos, lo fue especialmente en el siglo XX, el siglo de Miguel Labordeta, Ildefonso-Manuel Gil, Ana María Navales y Rosendo Tello, por citar voces incontestables cuya música del alma aún suena por los rincones, y lo sigue siendo en el siglo XXI. Con Ángel Guinda, José Luis Rodríguez, Joaquín Sánchez Vallés, Manuel Vilas, Fernando Sanmartín, Jesús Jiménez, Octavio Gómez Milián, Sergio Algora, Almudena Vidorreta, Luisa Miñana, Enrique Cebrián y tantos y tantos otros que se atreven a brindar con el lenguaje y a estrujarlo para contarse desde adentro y para cantar con los demás. La Zaragoza de los poetas es la ‘Zaragoza marina’ de Javier Delgado, es la Zaragoza de los pintores (Fermín Aguayo, Marín Bagüés y Luis Berdejo), a los que Jorge Gay ha dedicado un precioso libro, ‘Los fugaces párpados’, donde también habla del pintor radicalmente zaragozano y universal que él es.

La Zaragoza de los poetas es también la de Fernando Ferreró, de 93 años, que ha hecho una poesía esencial, esculpida con la geometría del ritmo y un lenguaje sin retórica, y es la de aquellos que escriben versos con técnicas mixtas, como el mundo sugerente de Ricardo Calero, vean ‘Espacios del sentir’ en la Lonja, y se darán cuenta: he ahí un soñador, un artesano, un filósofo de la imagen y de la intención y de la puesta en escena. Y es la Zaragoza de voces jóvenes: Javier Fajarnés, Celia Carrasco, Erik Salvador, Galo Abraín...

«Somos palabras en el viento que nos mece en cada instante», dice Ana Alcolea en ‘Brindis por las palabras’. Todos ellos, desde diferentes visiones, hicieron ciudad y ampliaron su imaginario. Y asumen de algún modo esta carta de Francisco Umbral a Miguel Delibes: «Escribir es mi única redención, mi única realización. Es mi manera de estar en el mundo. Una especie de locura».

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