José Manuel Matilla: "Francisco de Goya fue especialmente crítico con la sinrazón"
El jefe de Conservación de Dibujos y Estampas del Museo del Prado participó en el ciclo dedicado al pintor de Fuendetodos por la Fundación Ibercaja
"Si Goya nos interesa hoy en día es porque nos vemos reconocidos en él. Ningún tema le fue ajeno. Habló del poder, de la violencia, de la libertad, de la justicia social...". José Manuel Matilla, jefe de Conservación de Dibujos y Estampas del Museo del Prado, participó este lunes en el ciclo ‘Goya, un pintor genial’, organizado por la Fundación Ibercaja. Lo presentó Mayte Ciriza, jefa del área de Cultura de la fundación.
El ciclo, programado con motivo del 275 aniversario del nacimiento del pintor, consta de 10 conferencias, que buscan profundizar en la vida y obra del pintor de Fuendetodos, así como en el contexto del arte y la sociedad de la época ilustrada y en su influencia en los creadores posteriores. De las 10 conferencias previstas se han impartido ya la mitad, a cargo de Manuela Mena, Carmen Abad, Javier Barón, Agustín Sánchez Vidal y José Manuel Matilla.
El conservador del Museo del Prado tituló su intervención ‘Goya y la conciencia artística en sus dibujos y estampas’, y en ella reveló jugosos detalles de la personalidad del pintor y demostró cómo desde sus inicios ya tenía plena conciencia de su destino como artista. Así, puso el ejemplo de una de sus primeras y menos conocidas estampas, ‘El ciego de la guitarra’. "Fue uno de sus primeros cartones para tapiz, pero los tapiceros se quejaron de que era muy difícil la traslación, el cartón le fue devuelto para que introdujera cambios y, aunque Goya los hizo, se cuidó muy mucho de hacer una versión grabada con el diseño original. Era el año 1778, y el hecho de que tomara esa decisión demuestra su voluntad de difundir la obra tal y como la había concebido. Compró una lámina de cobre de buen tamaño (39 por 57 centímetros) mayor que las que empleó después para los ‘Caprichos’ o ‘La tauromaquia’, y la grabó al aguafuerte".
Matilla destacó también que en ese grabado está la firma de Goya. "Es una forma de reivindicarse. Goya, como Velázquez, fue un pintor que tuvo conciencia histórica. Hay pocos dibujos y estampas del artista con su firma, la mayor parte de ellos de sus primeros años". A juicio de este especialista, esa estampa es "el punto de partida de un proceso de reivindicación del artista".
Prosiguió Matilla poniendo ejemplos del influjo de Velázquez en Goya y dedicó buena parte de su intervención a dos de los grabados de los ‘Caprichos’, el autorretrato y el archiconocido de ‘El sueño de la razón produce monstruos’. «En el dibujo preparatorio para este último Goya se autorretrató tenuemente–destacó el especialista–, y la figura central reposaba sobre un tórculo. ¿Por qué en el grabado definitivo suprimió estos detalles? Porque decidió quitar las referencias concretas para centrarse en una representación más universal".
La estampa la concibió en principio como portada de los ‘Caprichos’, aunque finalmente se ubicó en el interior de la serie. Y el artista optó para la portada por un autorretrato totalmente definido y en el que también se aprecian diferencias entre el dibujo preparatorio y la estampa final. "Goya lo ideó en principio como un retrato de tres cuartos pero finalmente lo focalizó en su rostro, aun permitiendo los suficientes detalles de su indumentaria como para que se viera que era un pintor moderno. Se representó mirando al espectador de reojo. Nos está mirando a nosotros, se retrató a sí mismo como un observador crítico de todo lo que le rodeaba".
Ese es uno de los rasgos que mejor definen al pintor: "Fue especialmente crítico con la sinrazón, la de ricos y pobres, de hombres y mujeres. Aunque al principio de su vida confiaba en la naturaleza humana, al final se ve que no confiaba en la capacidad del hombre para regenerarse".
El escritor Juan Bolea pronunciará el 7 de junio la próxima conferencia del ciclo.
