Rocío Carrasco narra la 'transformación' de su hijo David en el documental sobre su vida

El niño al principio era "zalamero, cariñoso, hablador", pero fue muntando a comportamientos "rebeldes, reaccionarios o maleducados".

Una imagen de Rocío Carrasco, conmocionada durante su relato.
Una imagen de Rocío Carrasco, conmocionada durante su relato.
Telecinco

'Rocío, contar la verdad para seguir viva' sigue desgranando el mar de conflictos entre Rocío Carrasco y su exmarido Antonio David Flores. En el capítulo de este miércoles, el décimo, la hija de Rocío Jurado narró lo que, a su juicio, fue la transformación de su hijo pequeño, David, que pasó de ser zalamero, cariñoso, hablador" y tener amigos de todas las edades a presentar comportamientos fueron mutando a "rebeldes, reaccionarios o maleducados", especialmente visibles en el colegio.

En este entrega, en la que también hubo momentos para recordar su boda con Fidel Albiac o su participación en el programa 'Hable con ellas', relató cómo fue su hijo fue cambiando poco a poco y, por ello, generando distancia entre ambos.

Según dijo, llegaron a llamarle desde el propio colegio del niño, alarmados por algunos momentos agresivos que protagonizó el joven, que llegó a usar palabras malsonantes, algo inédito en él, o a criticar a su madre con argumentos que ya han asomado en capítulos previos de esta narración como que Rocío Carrasco "era una mala madre o que "no le quería".

Carrasco achacó estos comportamientos del menor a que su padre, Antonio David Flores, le visitaba en el recreo, entre clase y clase o a la salida para decirle cosas como que no tenía que estudiar porque "él le llevaría a La Voz y haría que sacara un disco".

Con todo, fue su hija, Rocío Flores, la que de nuevo, según Carrasco, mostró el comportamiento más agresivo contra ella. Esta vez se enteró a través del hermano: "Hoy he visto a Ro. Me ha dicho que vas a llorar lágrimas de sangre y que no va a parar hasta verte en la cárcel", le espetó a su madre.

En ese momento, tal y como recordó Carrasco, le quitó importancia al asunto, pese a que se quedó de piedra. Eso sí, en el documental entonó el mea culpa por no haber querido saber más sobre lo que le decían al niño, pues quizá podría haberse adelantado a los acontecimientos.

"La ausencia da pena, pero yo sé que si a él le hubiesen dejado me hubiera llamado, hubiera venido. Sé que no hace determinadas cosas porque no se le han permitido. Creo que me echa de menos", se lamentó.

En una parte más luminosa de su relato, Rocío Carrasco recordó su boda con Fidel Albiac en septiembre de 2016: "Fue un día maravilloso y uno de los mejores de mi vida. Por mí, por él y por lo que suponía para mi madre. Ella hubiera sido inmensamente feliz si hubiera visto esta foto. Estaba cumpliendo una de sus últimas voluntades".

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