John Boyne: "Sufrí abusos en la escuela y denunciarlo ha sido liberador"

El escritor irlandés repasa la turbulenta historia reciente de su país en una novela "muy emocional" en la que se reconcilia con el humor.

John Boyne.
John Boyne.
Vocento

Como miles de irlandeses, el escritor John Boyne (Dublín, 50 años) sufrió abusos sexuales en la escuela. La literatura le ha permitido conjurar los fantasmas y atreverse a denunciarlos ahora, espoleado por la cascada de testimonios de muchos compatriotas. "Ha sido liberador", reconoce Boyne, que comenzó a ajustar cuentas con la "destructora" Iglesia católica irlandesa en 'Las huellas del silencio' y continúa ahora con 'Las furias invisibles del corazón' (Salamandra).

Es un novelón de casi 700 páginas en el que el autor de 'El niño con el pijama de rayas', -el libro que le convirtió en una estrella y del que vendió cinco millones de ejemplares-, repasa siete décadas de la turbulenta historia de Irlanda. "Está escrito con el corazón antes que con la cabeza, porque soy más emocional que intelectual", dice este narrador feliz por haberse "reconciliado con el humor" y con la "difícil, compleja, dura y terrible pero esperanzadora" historia de Irlanda. Un país mortificado en el que en las últimas tres décadas más de 1.300 sacerdotes han sido acusados de abusar sexualmente de menores.

"La Iglesia no ha sido una bendición para Irlanda, pero no quiero demonizarla como una maldición secular. Trajo cosas buenas en tiempos como los de la gran hambruna. Luego cayó en la corrupción, y desde los años 40 del siglo pasado su poder era excesivo. Estaba muy unida al gobierno y destruyó muchas vidas en los orfanatos, en las lavanderías de madres solteras y con los abusos sexuales en las escuelas que se silenciaron", lamenta.

Décadas tenebrosas

Boyne celebra el cambio radical que permitió que muchas de las víctimas de abusos por parte de sacerdotes y profesores durante tantas décadas tenebrosas perdieran el miedo y se atrevieran a denunciar. Y es lo que él hizo. "Sufrí abusos en mi escuela, que por desgracia tenía unos cuantos abusadores, y lo denuncié cuando uno de mis profesores fue enviado a la cárcel con una condena de ocho años en enero pasado".

"Cada persona que denuncia hace lo correcto y permite que actúe la justicia", dice Boyne, que ha conseguido superar las secuelas gracias a la literatura, y en especial con sus dos últimas novelas. "Hasta los treinta años me costó mantener una relación por todo lo que sufrí", confiesa el escritor, que tardó mucho "en entender que era una víctima y no un participante en esas actividades". "Con veinte años me sentía culpable y avergonzado de lo que había pasado. Ahora ni siquiera siento enfado o ira", precisa.

El protagonista de su nueva novela es un homosexual que sufrió el rigor y la intransigencia de la Irlanda ultracatólica. Es el hijo biológico de una cría expulsada de su casa con dieciséis años a causa de su embarazo y que huye a Dublín en busca de una nueva vida. Entrega al recién nacido a una monja redentorista para que le encuentre una familia. Adoptado por un matrimonio acomodado formado por una excéntrica novelista y un banquero tramposo, el niño crece en un ambiente familiar frío e indiferente. Tímido y solitario, enmascara sus emociones más profundas cuando descubre su pulsión homosexual.

 "Los homosexuales no pudieron vivir sus vidas durante décadas en Irlanda, pero todo ha cambiado, al fin, con la aprobación del referéndum del aborto y el del matrimonio homosexual", se felicita Boyne. "El Papa actual es, además, una persona mucho mas humana que sus predecesores y las cosas mejoran aunque han ocurrido tantas cosas terribles que los jóvenes irlandeses ya no tienen relación con la Iglesia. La gente de mi edad halla la espiritualidad en su interior, y no en una organización eclesiástica".

'Las furias invisibles del corazón' "rinde homenaje a todas las víctimas del rechazo social y los prejuicios del dogma religioso", dice Boyne de un relato que atraviesa por las turbulencias del amor y el deseo en busca de la instintiva necesidad humana de afecto y felicidad.

Los 70 años que recorre "han sido especialmente duros para las mujeres". "Hasta que Mary Robinson llegó a la presidencia de Irlanda en los años 90 del siglo pasado, las mujeres no tuvieron voz. Se las marginó siempre, y me temo que ahora siguen marginadas". Con todo, Boyne es hoy optimista. "Irlanda es hoy un país más moderado y más liberal; un lugar magnífico donde vivir". Para este dublinés ha llegado la hora de la libertad y asegura que su país es hoy "mucho más moderno y abierto a las opiniones diferentes" y que "los jóvenes crecen en un entorno mucho más saludable que el que yo viví".

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