MÚSICA. 'ARTES & LETRAS'

El corazón de Chopin se exhibe y se venera en un frasco de alcohol en Polonia

Breve biografía del músico, que vivió un episodio de amor con George Sand, cuyos restos, sin ese órgano, descansan en el cementerio de Père Lachaise

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Retrato de Federico Chopin, realizado en 1835 por una de sus jóvenes enamoradas.
María Wodzinka.

La obra pianística de Federico Chopin constituye por derecho propio una de las cimas más excelsas de la música romántica del siglo XIX. Nacido en la localidad polaca de Zelazowa Wola (Varsovia) el 22 de febrero de 1810, su formación musical la cursó en el Conservatorio de Varsovia, recibiendo las enseñanzas del prestigioso profesor Eisner. Fue niño prodigio. A los 8 años dio su primer concierto y compuso su primera obra musical, que tuvo que ser una polonesa, género al que recurrió luego en el curso de su vida siempre que quiso expresar su amor por su tierra natal. Con 15 años sus conciertos causaron la admiración de las sociedades polaca y vienesa. Su consagración tuvo lugar en Viena, donde a los 15 años era conocido y celebrado como «el pequeño Mozart polaco».

Dolido por las continuas invasiones de que era víctima Polonia a cargo de la vecina Rusia y sus aliadas Austria y Prusia, Chopin decidió en 1830 expatriarse voluntariamente, marchando primero a Viena y por fin a París. Sabedores sus amigos de su carácter nostálgico, al marchar le regalaron un puñado de tierra polaca.

Chopin llega a París en septiembre de 1831. Esta capital era entonces un emporio de emigrantes ilustres de todo el mundo, en especial políticos y artistas. Entre estos últimos destacaban personalidades del planeta musical como el húngaro Franz Liszt, los italianos Cherubini, Rossini y Paganini, la española María Malibrán, el austriaco Schubert, el alemán Mendelsshon, etc. En este conjunto destacó enseguida la personalidad señorial y aristocrática de Chopin, que se convirtió en el árbitro de la elegancia parisina. Contrario a la bohemia clásica, era un dandy famoso por sus sombreros de copa, chalecos, perfumes y zapatos, disputándose su presencia los salones más elegantes de la ciudad. Llamaba la atención su palidez enfermiza (murió tuberculoso, como su hermana menor Emily). En aquella sociedad romántica, muchas damiselas bebían vinagre para estar elegantemente pálidas. La tisis, enfermedad de moda, no se consideraba contagiosa.

La pugna entre los pianistas más famosos de la época por el liderazgo profesional, era una lucha sin cuartel. El veredicto popular decía: «Thalberg es el primer pianista. Liszt, el único». Intervino Heine: «Hay un solo hombre que puede colocarse por encima de ellos: Chopin».

La pugna entre los pianistas más famosos de la época por el liderazgo profesional, era una lucha sin cuartel. El veredicto popular decía: «Thalberg es el primer pianista. Liszt, el único». Intervino Heine: «Hay un solo hombre que puede colocarse por encima de ellos: Chopin». Este tenía su domicilio en Chaussèe d’Antin, 5, lugar de reunión de los artistas y polacos más ilustres en París.

La vida sentimental de Chopin fue muy discreta, sin conocerse gran número de relaciones, considerándose a Constanza Gladkowska como primer amor del joven músico. La época sentimental parisina se inició realmente con su relación satisfactoria, aunque breve, con la joven, rica y voluble condesa Delfina Potocka. En 1836, se enamora en Dresde de María Wodzinska, de 16 años, y llegó a pedir su mano, pero al final se rompió el romance.

En ese mismo año se produce en casa de Liszt el primer encuentro de Chopin con Aurora Dupin, por matrimonio baronesa de Dudevant, mujer de costumbres muy libres, escritora y poetisa famosa, que vestía de hombre y se hacía llamar George Sand. Esta relación se basó en una mutua admiración, que, con el paso del tiempo, finalizó por cansancio también mutuo.

La estancia en su famosa celda de la cartuja de Valldemosa, con George Sand, lo pasó muy mal por el frío, la lluvia y la carencia de dinero, a pesar de los exquisitos cuidados que le prodigaba su compañera, que le consideraba como un hijo más.

Con ella y sus dos hijos pequeños, Mauricio y Solange, marchó Chopin a Mallorca en 1836 a pasar el invierno. La estancia en su famosa celda de la cartuja de Valldemosa lo pasó muy mal por el frío, la lluvia y la carencia de dinero, a pesar de los exquisitos cuidados que le prodigaba su compañera, que le consideraba como un hijo más. Imponiéndose a los inconvenientes, Chopin compuso aquí la totalidad de sus 24 ‘Preludios’, que se cuentan entre lo mejor de su producción. En 1847 rompe con George Sand. Fallece en París el 17 de octubre de 1849, con solo 39 años.

Como última voluntad, pidió a su hermana Luisa, venida de Varsovia para acompañarle en sus postreros momentos, que llevase su corazón a Polonia, deseo que ella cumplió puntualmente. El corazón de Chopin se exhibe y venera en un frasco en alcohol en una columna de la iglesia de la Santa Cruz de Varsovia. Sus restos, también por voluntad propia, recibieron sepultura junto con un puñado de tierra polaca en el cementerio parisino Père Lachaise. El genio de Federico Chopin nos dejó una ‘opera omnia’ ingente, justamente valorada en todo el mundo, compuesta por valses, zazurcas, polonesas, sonatas, baladas, nocturnos, preludios, estudios y dos conciertos para piano y orquesta, más alguna otra composición menor para canto.

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