NARRATIVA ARAGONESA. 'ARTES & LETRAS'

El regreso de Eva Puyó. Escribir no nos convierte en escritores

La escritora y bibliotecaria regresa a la crónica familiar novelada, 14 años después de 'Ropa tendida', con 'Todos mis anhelos' (Xordica)

Eva Puyó publica 'Todos mis anhelos' (Xordica).
Eva Puyó escribe una suerte de diario y de crónica familiar en clave realista.
Guillermo Mestre.

Una médica del servicio de cuidados paliativos pregunta: "¿Nos quiere comentar algo?", y Valentín Puyó, postrado en la cama, responde tras un suspiro: "Todos mis anhelos…". Fueron las últimas palabras inteligibles que pronunció el padre de Eva Puyó antes de morir víctima del cáncer; pero lo más importante no son las palabras en sí, sino su facultad de abrir las puertas de la memoria como un interrogante que interpela a los recuerdos de la autora.

Justo después de este pasaje de la novela ‘Todos mis anhelos’, recién editada por Xordica, la novelista hace algo que también hago yo y que quizá sea una costumbre extendida entre los escritores: mirar en el diccionario de María Moliner el significado de la palabra «anhelo», para descubrir que este es el "deseo vehemente de algo, particularmente inmaterial". Interesa señalar que, al aplicar este procedimiento, no estamos realmente descifrando lo que quiso dijo nuestro padre, puesto que él tampoco era un Lázaro Carreter que conociera el significado exacto de las palabras, y podía emplear el vocablo «anhelo» de un modo impreciso.

Misterio y buenas novelas

En realidad, lo que pretendemos con el diccionario es descifrarnos a nosotros mismos, encontrar respuestas a aquello que no podemos respondernos sin ayuda; tarea que, por otra parte, resulta innecesaria si lo que queremos es escribir buenas novelas, donde los misterios suelen ser mucho más interesantes que sus resoluciones. Eva Puyó subraya magníficamente esta idea al describir los últimos días de su padre: "¿Cuáles eran esos anhelos? ¿Pensaba disfrutarlos en breve, a partir de la jubilación? ¿Eran cuestiones sencillas, como tomar el café del mediodía sin preocuparse por la hora de vuelta al trabajo? ¿O se trataba más bien de anhelos antiguos, mariposas en una jaula que aleteaban de vez en cuando? (…) Sus dedos siguen abriéndose y cerrándose en el aire. ¿Qué quiere atrapar? –me pregunto".

La metáfora de las mariposas es quizá el núcleo, el epicentro de esta novela no ficcional, que no es solo una novela de duelo, sino más bien una reflexión sobre la vida y la familia vistas en perspectiva, donde la autora aplica una técnica minimalista, descendiendo a la narración de detalles sin importancia aparente, que cobran todo el sentido cuando comprendemos que significan más de lo que enuncian: la relación entre el padre y la madre de la novelista; las relaciones paterno filiales con ella y sus dos hermanos y, por último, la de la autora con su novio, el también escritor Ismael Grasa. ‘Todos mis anhelos’ no es un relato lineal. Comienza con un excelente primer capítulo en el que a Valentín Puyó le diagnostican un cáncer de pulmón en fase cuatro y su mujer, por efecto del ‘shock’, sufre una perdida de memoria y no recuerda nada de lo sucedido.

"A pesar del paso del tiempo, nunca terminan de desvelarse del todo esos enigmas del pasado, que han configurado nuestra personalidad a través de las de nuestros padres: son anhelos desconocidos con los que debemos vivir nuestras existencias"

En ese instante, el fantasma de la vejez se cierne de pronto sobre ellos sin solución posible. Más tarde, la novela nos lleva a la enfermedad y el fallecimiento.

El clímax y la palabra

La muerte del padre constituye un clímax narrativo a partir del cual se inicia la segunda parte de la historia, narración en la cual el protagonismo lo cobra la madre, en cuya vida indaga la autora mientras se suceden los años y las relaciones familiares van cobrando perspectiva. Pero, a pesar del paso del tiempo, nunca terminan de desvelarse del todo esos enigmas del pasado, que han configurado nuestra personalidad a través de las de nuestros padres: son anhelos desconocidos con los que debemos vivir nuestras existencias.

En un pasaje de la novela, Eva Puyó conversa con su novio y concluyen que "el talento en la escritura es algo misterioso. No depende de los estudios, ni de las lecturas ni del tesón que uno ponga en la tarea. Como dice Marguerite Duras, el hecho de escribir no te convierte en escritor". Sin perjuicio de lo anterior, y más allá de estudios, lecturas o tesón; no me cabe duda de que tras ‘Todos mis anhelos’ hay una auténtica escritora.

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