Don Quijote de la China vuelve a La Mancha

Traducida al español la primera y libérrima versión en mandarín de la universal novela de Cervantes. Lin Shu, su autor, recreó en 1922 a Alonso Quijano e inventó episodios creando una nueva ficción quijotesca.

El editor Guillermo Bravo y el hispanista Zhao Zhenjiang, en la presentación del 'Caballero Encantado', en el Instituto Cervantes de Pekín
El editor Guillermo Bravo y el hispanista Zhao Zhenjiang, en la presentación del 'Caballero Encantado', en el Instituto Cervantes de Pekín
Jesús Centeno/EFE

Don Quijote emergió en China en 1922. Hace 99 años se publicó la primera versión en mandarín de la universal novela de Cervantes a cargo de Lin Shu. Un 'Quijote' libérrimo y 'sui generis' que se tituló 'La historia del Caballero Encantado', o 'Moxia Zhuan'. Ahora, en un feliz viaje de vuelta, regresa al territorio de La Mancha desde el lejano oriente en una edición bilingüe que presentó este jueves el Instituto Cervantes. "El 'Quijote' de Lin es menos loco y más romántico. No es un 'Quijote' fantasioso y a Cervantes le hubiera encantado", advirtió Alicia Relinque, la traductora que lo ha devuelto al español.

En la semana más cervantina del año y cuando se cumplen el 406 aniversario de la muerte de Miguel de Cervantes Saavedra, aparece 'Historia del Caballero Encantado', con el texto original de Lin Shu y la traducción al castellano de la sinóloga y catedrática Alicia Relinque. Una versión que "nos ayuda a comprender la transformación de la figura del 'Quijote' y el diálogo entre civilizaciones", según afirmó Luis García Montero, director del Cervantes, que repasó las aproximaciones al Quijote de Unamuno, Ortega y Gasset o Rubén Darío.

Publicada originalmente en Shanghái, la de Lin fue la primera traducción de 'Don Quijote de la Mancha' al chino mandarín. Lin, que no hablaba ni leía español ni ninguna otro idioma occidental, tradujo la novela de Cervantes tras escuchar lo que Chen Jialin le contaba. Su amigo lo había leído en varias versiones e inglés, y no en las mejores traducciones, y con lo que Lin oyó, entre errores, invenciones y reinterpretaciones, "reescribió" su 'Quijote' en mandarín.

"En La Mancha había un lugar, un lugar cuyo nombre no es preciso que mencione, a medias situado entre Aragón y Castilla. En aquel lugar vivía un hombre apegado a las antiguas tradiciones que gustaba de usar lanza y adarga, caballo veloz y perro cazador", comienza la recreación de Lin, que opta por apellidar Quisada a nuestro Alonso Quijano.

La esencia

"Es el 'Quijote' a pesar de los matices, las supresiones, las licencias y las añadiduras de Lin. Las traducciones son siempre lecturas y generan un texto nuevo, y las eliminaciones y añadidos de Lin Shu son una riqueza", sostiene la traductora. "Debemos venerar la labor de Lin, que sin hablar ninguna lengua fue generoso y buscó los referentes de la gran literatura occidental para darlos a conocer en China", agrega Relinque, catedrática de la Universidad de Granada.

"Lin intentó renovar la tradición y batalló por ello", asegura Relinque, que aprecia la labor de su antecesor chino. "Solo la elite que había viajado a otros países y conocía otras lenguas podía acercarse a la obra de Cervantes. Fue entonces cuando, en su afán de dar a conocer la literatura extranjera al tiempo que renovaba la propia, Lin abordó la ardua tarea de su traducción", recuerda Relinque que asumió la responsabilidad de traer de nuevo al español el Quijote de Lin "de forma tan inconsciente como entusiasta".

"Lin Shu nos permite cambiar la mirada sobre el 'Quijote', a pesar de las distorsiones, como la eliminación de la palabra Dios, y de errores de interpretación que le llevan a interpretar 'master' como 'maestro' y a convertir la relación entre don Quijote y Sancho en la de maestro y discípulo en lugar de amo y siervo, de caballero y escudero, aunque describe a Sancho como criado montado a caballo. Al cura que quema los libros lo convierte en 'curate', en médico con conocimientos científicos", explica la traductora.

"El chino de Lin Shu es clásico, muy complejo y extraño", precisa Relinque, que a punto de "tirar la toalla" en varias ocasiones, cotejó la tres las ediciones inglesas que manejó Lin a través de su amigo y que aun así "creo que fue fiel a Cervantes". Incorporó Lin a su recreación comentarios, digresiones e incluso pasajes de su cosecha en los que reinventa escenas y recurre a los 'chengyu', los refranes y máximas en mandarín. "Los mete con inteligencia y sabiduría" para conectar con la idiosincrasia china al caballero de la triste figura. "Que cada cual lo lea a su manera" como hizo Lin Shu", apostilla la traductora.

Según el estudio el profesor y cervantista Kaixian Chen, ni el nombre 'Don Quijote' ni el personaje eran muy conocidos en China hace un siglo, de modo que el libro de Li "fue apreciado a pesar de las deficiencias" y "permitió entender las intenciones de Cervantes con el Quijote".

Con una doble edición para el mercado español e hispanoamericano, a cargo de 'Ginger & Ape' y 'Mil gotas', este 'Don Quijote de la China' cuenta con prólogos de Luis García Montero, Andrés Trapiello y del actual embajador de España en China, Rafael Dezcallar. Incluye numerosas notas y una minuciosa introducción a cargo de la traductora. "No es un libro al que se llega fácilmente. Es una apuesta por la cultura y por los proyectos difíciles" dijo Guillermo Bravo, editor de 'Mil gotas'.

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