Arturo Pérez-Reverte: "Hasta el peor libro te enseñará algo"

"Nunca quise ser escritor y lo conseguí sin pretenderlo", dice el prolífico autor, agradecido a los libros que le han permitido "interpretar el mundo".

Arturo Pérez-Reverte en la 45ª Feria del Libro de Buenos Aires.
Arturo Pérez-Reverte en la 45ª Feria del Libro de Buenos Aires.
EFE/Marina Guillén

"Soy un cazador de libros. Los libros me ha hecho y me han formateado", dice Arturo Pérez-Reverte (Cartagena, 69 años), que repasó su vida azarosa y libresca, su biblioteca, sus filias y sus fobias, en una entrevista con el periodista Fernando Goitia, jefe de sección de 'XL Semanal', emitida en directo por las webs de los diarios de Vocento y que contó con la colaboración de Ámbito Cultural

"Nunca quise ser escritor, y soy un escritor accidental", confió el exitoso narrador, que empezó su carrera con 'El húsar' y que desde 'Territorio comanche' y 'La tabla de Flandes' no ha dejado de encadenar bombazos. "No soy un artista, hoy soy un escritor profesional que no sabe quién es la musa. Me gano el pan con este trabajo que hago lo mejor que puedo", dijo el novelista, académico de la RAE y articulista del 'XL Semanal', donde desde hace 30 años escribe un artículo que cada domingo siguen 1.224.000 lectores a través de 25 diarios.

"Un libro es una puerta a un mudo que multiplica tu vida y la amplifica. Puede que jamás asesines a nadie, pero puedes ser un asesino, un cazador de ballenas o un expedicionario en el desierto en un libro que te permite ser todo eso y ser tú mismo", dijo un rendido admirador de Dumas y Conrand, creador del capitán Alatriste y dueño de 30.000 volúmenes.

"El libro debe ser muchos libros. El libro único es lo que más daño ha hecho a la humanidad, sea el Corán el 'Mein Kampf' el Talmud o la Biblia. El fanático de un solo libro es el más peligroso, ya que excluye a los demás", denunció Pérez- Reverte. Lector del Corán, del Talmud y la Biblia, "que te permiten entender al otro", cree que el peligro "surge cuando llega el intermediario, el cura o el imán, de quienes hay que desconfiar".

En su enorme biblioteca atesora clásicos y autores populares de todas las épocas. "Sin esos libros, el mundo violento, brutal y cruel que conocí en las guerras me habría trastocado", confesó. Siempre estará agradecido a los libros "que me han permitido interpretar el mundo", dice el exrreportero que ha leído a Plutarco y a Stendhal entre las balas en Sarajevo, "como vacuna y analgésico para diluir el horror". "'La Eneida' y 'La IIiada' son los libros con los que más he viajado, un bálsamo y un espejo de lo que pasaba en Angola, el Líbano o Sarajevo, donde vi arder la biblioteca" rememoró.

Redes incendiarias

"Hoy, las nuevas hogueras de libros se dan en las redes sociales" lamentó. "Destruir un libro es destruir pensamiento, futuro y memoria. Es una fuente en la que se abrevan muchas cosas y muchas vidas. Malo es ver morir a la gente, pero ver arder un libro es desgarrador y tristísimo. Con él mueren todas las vidas que encierra y sus enseñanzas", se dolió. "Ese impulso para no escuchar al adversario, para destruir los libros que se odian y se detestan, existe desde siempre. Es tan viejo como la humanidad. Quizá ardan ahora menos bibliotecas, pero el impulso de destruir al otro lo multiplican las redes sociales, que amplifican la ganas de acabar con el adversario. Ahora quemamos libros por otros medios", lamentó. "Pensamos que la barbarie viene de los incultos, pero hay cultos muy bárbaros", agregó.

"Soy un cazador de libros. Los libros me ha hecho y me han formateado. Mi deuda con ellos es tal que no puedo ser imparcial", confesó el dueño de una vasta biblioteca "que debe tener orden y armonía para que un libro te lleve a otro". Para Pérez-Reverte, "un libro es un artículo de primera necesidad, como aprendí de mis padres, además de una herramienta de trabajo; un objeto tan cotidiano como los zapatos, la cartera o el reloj".

Cree que no hay libro malo por horrible que parezca. "No hay ninguno que no encierre algo bueno, como nos enseñó Cervantes. Hasta el libro más cutre suscita curiosidad, e incluso las peores y más infames novelas enseñan algo. Puede hacerte soñar y vivir otras vidas y llevarte a otros libros a otros mundos en una cadena fantástica y maravillosa. Esa cadena puede empezar con una mala novela del oeste. No hay que despreciar ningún libro".

Desde la atalaya del éxito, hoy se siente a salvo de unas críticas "que me destrozaron al principio, aunque al final fueran los lectores quienes decidieran". Su último libro, 'En la línea de fuego', va por la quinta edición con más de 250.000 ejemplares vendidos "pero tenido alguna crítica atroz". "Ahora no me afecta ni cambian nada, aunque a un joven lo puede destrozar", insiste explicado las razones por las que abordó la guerra civil, traicionando su promesa de no hacerlo.

"Me obligaron a escribir una novela que no quería sobre la guerra civil, y he faltado a mi palabra al ver cómo la utilizaba la gentuza que está en el Parlamento. Como era manoseada por indocumentados, manipuladores y analfabetos culturales que han hecho de ella una herramienta política, envileciendo la memoria de las víctimas. La estaban llenando de porquería, así que escribí una historia en la que en la página treinta el lector le importa un bledo si el personaje es republicano o nacional", explicó. "Es la única novela que he escrito para responder a una situación exterior y estoy muy orgulloso".

Asegura Pérez-Reverte que fue "una bendición" que le expulsaran de los Maristas y que no dio un palo al agua en a Facultad de Periodismo. Confió algunas manías, como que escribe en un ordenador sin conexión a internet y se contiene en el universo digital. "El mundo de internet me pilla tarde. Es una biblioteca infinita que podemos llevar con nosotros y no lo rechazo, pero mi mundo es otro", dijo esgrimiendo dos arcaicos teléfonos Nokia. "Hoy se lleva en el bolsillo 3.000 años de historia, pero utilizamos el móvil para matar marcianos y hablar a gritos con los amigos. Antes el ser humano era analfabeto, porque no tenía medios y le privaban del conocimiento, pero ahora el que es analfabeto es porque quiere", concluyó.

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