El documental de Rocío Carrasco, un éxito medido al detalle

El próximo miércoles Telecinco emite el capítulo 'Algo se me fue contigo' de 'Rocío, contar la verdad para seguir viva' 

Rocío Carrasco
Rocío Carrasco
Mediaset

Interese mucho, poco o nada, lo cierto es que el documental 'Rocío, contar la verdad para seguir viva' arrasó en datos de audiencia en su primera emisión (reunió a más de 3,7 millones de espectadores y un 33,3% de cuota de pantalla), ha desencadenado un gran número de comentarios en las redes sociales y las noticias sobre ella y su familia vuelven a copar los medios de comunicación, por no mencionar una retroalimentación constante en el resto de programas -casi todos del corazón y de telerrealidad- de Telecinco, cadena donde se emite esta producción distribuida por Mediaset.

Pero ¿qué tiene el documental de Rocío Carrasco para, supuestamente, enganchar de tal manera? Pues prácticamente todos los ingredientes de un melodrama que, además, incluye acusaciones de malos tratos físicos y psicológicos a su exmarido Antonio David Flores y confesiones sobre su intento de suicidio en 2019. Estas declaraciones provocaron que su Flores fuera apartado de Telecinco -­donde era colaborador- y reacciones desde el ámbito de la política.

La ministra de Igualdad, Irene Montero, mostró su apoyo a la hija de Rocío Jurado en las redes sociales: «El testimonio de Rocío Carrasco es el de una víctima de violencia de género. Cuando una mujer denuncia públicamente la violencia puede ser cuestionada o ridiculizada. Por eso es importante el apoyo». También se sumó la portavoz del PSOE en el Congreso, Adriana Lastra, con el mensaje: «Rocío Carrasco es una mujer valiente, una superviviente. Su testimonio tiene un gran valor para visibilizar la violencia de género. No pararemos hasta que la vida sea segura y libre para todas las mujeres».

En la serie de Telecinco Rocío Carrasco cuenta “el infierno que ha vivido durante 25 años con su exmarido, la forma en que sus hijos se alejaron de ella y cómo la presión social y mediática” estuvo a punto de llevarla a un trágico desenlace. En total consta de 13 episodios y cada uno de ellos lleva el título de una canción de Rocío Jurado ('Como las alas al viento', 'Como una ola', 'Se nos rompió el amor’, 'Ese hombre', 'Muera el amor', 'A que no te vas', 'Quién te crees tú', 'Algo se me fue contigo', 'Miedo', 'Todo se derrumbó dentro de mí', 'Vibro', 'Dejándonos la piel' y 'Punto de partida'.

Su vida, como hija de la cantante Rocío Jurado y el boxeador Pedro Carrasco ha sido seguida por las publicaciones y programas televisivos del corazón desde su infancia hasta su boda y posterior separación de Antonio David Flores.

En 'Rocío, contar la verdad para seguir viva' todo está calculado para mantener la atención del espectador habitual de esta cadena. Los testimonios e imágenes de archivo se intercalan durante una larga entrevista en la que Rocío Carrasco pone al descubierto su vida. Aparece con un traje fucsia que potencia su presencia en pantalla, en contraste con una escenografía neutra, en blanco. Junto a ella, un proyector que ilumina varios de los episodios más complicados de su vida, y que se hilan en el guión acentuando su dramatismo (como el episodio de su accidente de tráfico junto a Fidel Albiac con el Mercedes descapotable que solo unos días antes había conducido Antonio David Flores). La comunicación oral, gestual, las pausas y las respiraciones mantienen en vilo al espectador con una narración dosificada para mantener el interés de manera constante.

La seguidores de este tipo de contenidos, sobre todo en la cadena de Mediaset. han disminuido en los sucesivos capítulos de la serie y representan un 25,2% de cuota de pantalla, un cifra notable, no obstante. ‘Rocío, contar la verdad para seguir viva’ cuenta en la dirección con Ana Isabel Peces y ha sido creada por Óscar Cornejo y Adrián Madrid, al frente de La Fábrica de la Tele, la productora detrás de la mayor parte los programas más vistos de Telecinco como: ‘Sálvame’, ‘Sábado Deluxe’, ‘Hormigas Blancas’, ‘Socialité’ o ‘Cantora, la herencia envenenada’.

Este tipo de programas triunfan desde hace décadas en España. El antecedente más claro es, quizás, ‘Tómbola’, un espacio que en 1997 abrió camino a la llamada telebasura, espacios donde impera el sensacionalismo, que poco a poco fue extendiéndose en las cadenas generalistas. Estos productos televisivos han ido captando cada vez más público hasta dejar fuera de la parrilla televisiva otros contenidos y se han convertido en líderes de audiencia. Triunfan porque el público los ve, y de forma masiva. Y esto no es una novedad, sino más bien un reflejo de lo que realmente gusta o distrae, al parecer, a una mayoría de espectadores.

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