Rocío Carrasco y Antonio David: se cumplen 25 años de la boda que acabó en desastre

De haber seguido casados, este miércoles la pareja celebraría sus bodas de plata. Sin embargo, ambos están de actualidad por motivos bien distintos.

Se cumplen 25 años de la boda de Rocío Carrasco y Antonio David Flores.
Se cumplen 25 años de la boda de Rocío Carrasco y Antonio David Flores.
Heraldo.es

Aquel "estamos tan a gustito" de José Ortega Cano ya entrada la noche fue, curiosamente, el momento que quedó para la historia popular de la boda entre Rocío Carrasco (entonces, para todos Rocíito) y Antonio David Flores, de la que este miércoles, 31 de marzo, se cumplen 25 años. 

Pero ese sentimiento extático, en el frenesí de la noche sevillana y el alcohol, no duró tan apenas, por lo menos para la novia que, según sabemos ahora a través de sus memorias televisadas, vivía un infierno que permanece.

Lo podían ser hoy unas en bodas de plata ha terminado en una guerra que justo estos días se encuentra más recrudecida que nunca.

Hasta este amargo regreso al primer plano, Rocío Carrasco ha recorrido un camino en el que ha visto morir a sus famosos padres, la cantante Rocío Jurado y el boxeador Pedro Carrasco, y ha padecido las consecuencias de un peleado divorcio que la empujó a un abismo que, incluso, la ha apartado de sus dos hijos. El enfrentamiento parece, además, lejos de cerrarse.

Por si fuera poco, su familias materna y política tampoco es que vivan en aguas tranquilas. El viudo de su madre, Ortega Cano, cometió un grave delito de tráfico por el que acabó en la cárcel de Zuera. No le ha ido mucho mejor a su hermano José Fernando, uno de los niños adoptados por Ortega y Jurado, que también ha tenido problemas con las drogas y la justicia. Mientras que su hermana Gloria Camila ha encontrado cierto hueco en la televisión de la mano de 'realities' y programas del corazón, lo mismo que sus tíos Amador Mohedano y Gloria. Un camino en el que también se ha estrenado recientemente la hija de Carrasco y el exguardia civil: Rocío Flores.

Pero aquel 31 de marzo de 1996 nada hacía pensar a los millones de espectadores que siguieron la boda televisada el drama que se avecinaba. La finca Yerbabuena, entonces propiedad familiar, se disponía a servir de marco a la segunda gran boda en apenas tres meses, tras la de la propia Rocío Jurado y el torero. ¿Las prisas? Rocío Carrasco, de 18 años, estaba embarazada de 12 semanas y las familias decidieron que los jóvenes se tenían que casar.

Rocío Carrasco Mohedano dijo a los periodistas que estaba "nerviosilla", pero con solo 18 años mostraba un gran aplomo al decir que "se trataba sin duda del día más feliz de su vida".

Rociíto acudió vestida de organza de seda blanca por Antonio Ardón. Llevaba entonces una lentillas azules que competían con un crucifijo al cuello que perteneció a su madre y antes a su abuela. Pero sin duda fue el enrevesado peinado de Ruphert, en el que se emplearon cinco horas de trabajo y numerosos postizos, lo más comentado.

La novia llegó a la ermita en una calesa tirada por cuatro alazanes blancos y acompañada por su padre, Pedro Carrasco, quien fue el padrino de la boda, tarea en la que le acompañó como madrina Luisa Carrasco, madre del novio, que tenía veinte años.

La cantante, muy emocionada y conteniendo las lágrimas, fue incapaz de satisfacer las peticiones de los periodistas y solo pudo decirles "os quiero", mientras sonaban la campanas de la capilla y los cohetes que anunciaban la inminencia del enlace.

Unas escenas de felicidad que hoy Rocío Carrasco cuya imagen Rocío Carrasco está contribuyendo a resquebrajar con sus testimonios en Mediaset: "No me dejaron elegir ni el escote de mi vestido", ha llegado a decir sobre aquella ceremonia que, se dice, costó nada menos que 35 millones de pesetas.

El sacerdote Jesús Aro, quien ofició la misa en la ermita de la ermita, expresamente construida por Rocío Jurado para casarse con José Ortega Cano, advirtió a los novios de que "el mayor enemigo es el egoísmo, pero que el amor todo lo puede y lo cura todo".

Los novios, con los padrinos.
Los novios, con los padrinos.
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Por las escasas dimensiones de la capilla, la mayor parte de los 800 invitados siguieron la misa, que comenzó a las 14.20, una hora y cuarto después de lo previsto, desde fuera y gracias a un potente equipo de sonido, que reprodujo el sí de los novios.

La finca, situada en la Sierra Norte de Sevilla, estaba fuertemente custodiada por numerosos guardas jurados que hasta miraban en los maleteros de coches de los casi 200 informadores que cubrieron la ceremonia para que no se colara nadie.

Entre los invitados había gentes del mundo del fútbol, los toros, la moda y la canción, como el entonces alcalde de Marbella, Jesús Gil, el ganadero Martín Berrocal, las tonadilleras Gracia Montes, Juanita Reina y María Vidal, las modelos Juncal Rivero y Raquel Revuelta, los diestros Tomas Terry, Manolo Vázquez, Julio Aparicio, Sebastián Palomo Linares y su esposa Marina Danko.

También asistieron el compositor Felipe Campuzano, la cantante Massiel, los diseñadores Vitorio y Luchino (creadores del traje de Rocío Jurado), Los del Río, y los periodistas María Teresa Campos, su hija Terelu, Nieves Herrero y Jesús Quintero.

Tras la ceremonia, en la que cantaron los miembros del grupo Los marismeños y duró una hora, los novios presidieron un banquete cuyo menú se compuso de lomo de merluza, pechuga de faisán y tarta nupcial, además de dulces, chocolate, milhojas y helado.

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