García Abril: "Me gustaría dejar una obra que sirviera para elevar la cultura española"

Así se expresaba Antón García Abril en una entrevista publicada en las páginas de HERALDO, en mayo de 2017.

Retrato de Antón García Abril.
Retrato de Antón García Abril.
Guillermo Mestre.

"Me gustaría dejar una obra que sirviera para aumentar el valor de la cultura española, una aportación importante, aunque no me planteo cómo me gustaría ser recordado". Así se expresaba Antón García Abril en una entrevista publicada en las páginas de HERALDO, en mayo de 2017.

En ella repasaba casi toda su trayectoria vital y profesional, desde que entró en la banda de Teruel con 11 años. Luego, su padre le compró un piano, al que se acercaba "como si fuera mágico". También le enviaron a clases con un profesor que recomendó que fuera al conservatorio de Valencia, donde empezó a estudiar música en serio. Rememoraba recuerdos que se le habían quedado marcados para siempre, como cuando compuso la música del Himno de Aragón. "Emoción" era la palabra con la que revivía aquel episodio. Él fue el promotor y la letra la escribieron -"con un pacto de silencio para que no se supiera qué parte había hecho cada uno"- Ildefonso Manuel Gil, Rosendo Tello, Manuel Vilas y Ángel Guinda. "Nos encerramos en Daroca con un piano y de allí salió el himno. Nunca había hecho nada igual. El himno empieza con la marcha de los Reyes Católicos de Aragón y luego sigue con temas originales con la sustancia de la jota".

'Divinas palabras'

También confesaba su frustración por el olvido en el que había caído su obra maestra, ‘Divinas palabras’, con la que se reabrió el Teatro Real de Madrid y en la que participó el tenor aragonés Santiago Sánchez Jericó junto a Plácido Domingo. "Es mi obra maestra... Hubo un simposio internacional sobre Valle-Inclán y al finalizar los participantes pidieron al Ministerio que encargara una ópera sobre ‘Divinas palabras’. Yo siempre había pensado que esa obra lo tenía todo: los personajes, el drama y las escenas perfectas para una ópera. El Ministerio estudió distintos nombres y tuve la inmensa suerte de que me hicieran el encargo. La ópera se estrenó en la reapertura del Teatro Real rehabilitado, contó con la participación de Plácido Domingo, que fue un gran impulsor del proyecto... y ahí quedó todo. No salgo de mi asombro de que no se haya vuelto a hacer, aunque fuera en una producción más modesta. Eso me produce mucha tristeza".

Más contento estaba con sus trabajos para el cine y la televisión, con bandas sonoras muy recordadas como ‘Fortunata y Jacinta’, ‘Cervantes’, ‘Anillos de oro’, ‘Ramón y Cajal’, ‘El hombre y la Tierra’, ‘Brigada central’, ‘Réquiem por Granada’, ‘Segunda enseñanza’ y algunas más. Pero "llegó un momento en que quizá los directores pensaron que mi música no era adecuada para el cine que estaban haciendo. Y tampoco yo me veía bien en esas películas, así que el cine me dejó y yo lo dejé. Fue una historia de amor que terminó, y ya está", rememoraba, aunque estaba convencido de que habría triunfado si se hubiese aventurado a viajar a Hollywood: "Recibí alguna invitación, sí, para ir, pero tenía cuatro hijos en una edad en la que aún me necesitaban y yo siempre he estado muy apegado a mi tierra. Renuncié a ir".

Y era de los que creía que la inspiración no viene sola: "La inspiración es algo básico, existe en todo lo que hace el ser humano. Inspiración, o intuición, como quiera, es lo que nos hace en un momento dado hacer una cosa u otra. Ahora bien, no creo en eso que se llama momentos de inspiración. La inspiración viene de la búsqueda. Un compositor es un científico que busca. Por eso creo que una obra es mitad técnica y mitad inspiración".

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