Javier Cercas: "La verdad crea hombres libres, pero la mentira crea esclavos"

El autor de ‘Soldados de Salamina’, que cumple 20 años, presentó en diálogo con Eva Cosculluela ‘Independencia’ (Tusquets), una obra política, crítica con Cataluña

Javier Cercas
Javier Cercas
Toni Galán

"El mundo de Terra Alta y la primera novela surgieron de la necesidad de cambiar. La última novela que había publicado antes era la primera que quise escribir, ‘El monarca de las sombras’, muy importante para mí, un relato de mi familia. Era la otra cara ‘Soldado de Salamina’. Di un giro con ‘Terra Alta’, se la pasé a mi agente, me dijo que abría un mundo nuevo en mi obra y me propuso presentarme al Planeta", dice Javier Cercas, que presentó ayer en el museo Pablo Serrano su novela, ‘Independencia’ (Tusquets), la segunda entrega del ‘mosso d’esquadra’ Melchor Marín.

¿Por qué se produjo el cambio?

De entrada no quería convertirme en un imitador de mí mismo y corría ese riesgo. Y ocurren una anécdota y una categoría. La categoría es el ‘shock’ que para mí supone lo de Cataluña. El carburante de los escritores es lo malo: las crisis, el dolor, el desgarro. En un mundo feliz no habría literatura, novela seguro que no; poesía a lo mejor, poquita y mala. Estas dos novelas, ‘Terra Alta’ e ‘Independencia’ no tratan de la Cataluña independentista...

¡Hombre! En ‘Independencia’, lo dice un personaje: que es una novela sobre el ‘procés’.

Ahí hay ese ‘shock’ y luego hay anécdotas concretas. Una es el descubrimiento de la ‘Terra Alta’ al final de ‘El monarca de las sombras’, de un paisaje, de un lugar que es como una patria, en el sentido cervantino de la palabra, ese lugar pequeñito donde tienes tus afectos. Y luego está el ‘shock’ total que desde 2017 me cambió la vida. Más, mucho más que ‘Soldados de Salamina’, así de fácil.

¿Qué le dolió, qué le enojó?

Lo de Cataluña es tan grande que me va a dar para varios novelas.

¿Es usted un perseguidor o se siente perseguido?

Ninguna de las dos cosas. Estoy indignado, y siento la necesidad de escribir de ello. Vivo en Barcelona y en Verges y no tengo problemas, me llevo bien con mis vecinos, pero también sé que no hay que exasperar las cosas.

Sigamos con ‘Independencia’.

No es una novela abierta y directamente política, porque las novelas no hablan de lo que cuentan los periódicos, sino de lo que está debajo. Hablan del humus. Es la historia de un tipo que busca la independencia personal, social y económica, incluso, de manera equivocada. ¿Cómo? «Arrímate a los buenos», le dice su padre.

Habla de Ricky Ramírez.

Sí, que es la contrafigura de Melchor Marín. Y lo que él hace es arrimarse a los ricos y a los poderosos, que hacen con él lo que suelen hacer la élites enquistadas en el poder: lo usan para sus propósitos perversos como papel higiénico. Eso es la metáfora exacta de lo que ha ocurrido en Cataluña en los últimos años. Es así. Esas élites lo hicieron presionando al Gobierno central y sacando la gente a la calle.

Ya. Parece que lo lograron...

En aquel momento la gente estaba muy cabreada, estaban los indignados, etc. Por otra parte, les ofrecieron una utopía disponible, que consistía en crear un país maravilloso, la Dinamarca del sur. «Nos libraremos de los españoles que nos tienen martirizados», decían. La gente se lo creyó.

¿Y dónde estamos ahora? La novela transcurre en 2025 y plantea un caso de chantaje a la alcaldesa por un vídeo sexual.

Ahora estamos en ese momento en que las élites quieren que la gente vuelva a casa. Y la gente no quiere volver a casa. La verdad crea hombres y mujeres libres, pero la mentira crea esclavos. Estas cosas no han salido bien. Melchor se va a Barcelona y se encuentra todo esto.

Un panorama desolador.

La novela es un retrato muy duro de una cínica élite económica barcelonesa enquistada en el poder desde hace más de un siglo, que es la gran responsable de lo que ha ocurrido ahora. La literatura es convertir lo particular en universal. Y el mejor invento que hemos creado los seres humanos para combatir las tiranías (el dinero quiere más dinero, el poder quiere más poder) se llama democracia. Quemar contenedores no sirve absolutamente para nada, es un acto emocional que le hace cosquillas a esta gente.

Apenas ha citado a Melchor Marín, que es el personaje más fascinante del libro.

Para mí la política no es lo fundamental del libro sino este personaje y los problemas que él plantea, que son la justicia y la venganza. Lo que me hace llevar a caso este experimento raro es Melchor Marín, que no es el habitual policía, sombrío, alcohólico, desesperado, sino lo contrario. Y me va a dar para dos novelas más. Cada vez me atrapa más.

Las tres fases de un creador formal que se divierte

A Javier Cercas (Ibahernando, Cáceres, 1962) no le importa jugar con el equívoco. El término ‘Independencia’ significa varias cosas: una situación convulsa Cataluña, el deseo de libertad de un personaje y la búsqueda de su lugar en el mundo de Melchor Marín, huérfano de madre y de esposa, que busca la calma y a la vez sueña su venganza.

Javier Cercas distingue en su trayectoria tres períodos: "Mis inicios, hasta ‘Soldados de Salamina’, cuando quería ser un escritor postmoderno, que introducía la fantasía, el absurdo y el humor. La segunda época, tras la novela que me dio lectores y me permitió vivir de la escritura, que me convirtió en un escritor postpostmoderno, en el campo de la autoficción, y esta fase". No niega que haga novela policial, aunque "si fuera así creo que pervierto o quebranto algunas de sus normas con mi héroe. A la vez estoy muy a gusto porque investigo cosas nuevas, y la novela esencialmente es forma. Me divierto". 

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