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Nuria Espert y el duende: homenaje a García Lorca y su 'Romancero gitano'

La actriz, de 85 años, vuelve a citarse con el autor de 'Doña Rosita la Soltera' en el Teatro de las Esquinas y elogia que asumiera la voz de la mujer

Nuria Espert da vida al 'Romancero gitano'.
Retrato de Nuria Espert, una actriz fascinada por Lorca.
José Miguel Marco.

Nuria Espert siempre sintió debilidad por García Lorca. Le dedicó montajes absolutamente inolvidables. Ahora, a sus 85 años, representa y recita el ‘Romancero gitano’ del poeta granadino en el Teatro de las Esquinas. Es todo un espectáculo: por la dicción, por la gestualidad, por el modo de acompasar el verso y por cómo concibe la función. Se centra en el llamado ‘Primer romancero gitano’ y usa, de entrada, un bello ardid: una lectura comentada del propio poeta de este libro excepcional, que fluye entre la lírica popular, el romancero y las imágenes de vanguardia. Nuria Espert revela que el poeta granadino pese a su gran personalidad, a veces podía ser muy tímido y temeroso, y tenía que cruzar la calle del brazo de alguien. Con el ‘Romancero gitano’ quiso hacer un homenaje a la Andalucía eterna y al mundo gitano a través la soledad y la luna, el paisaje, el amor imposible y la huella de la muerte.

Nuria Espert contó que cuando ella era niña un día su padre llevó ese libro a casa, lo copió a mano porque debía devolverlo al día siguiente y le regaló, con cuidada caligrafía, el ‘Romance de la luna luna’. Con ese texto comienza la función. A ella le gustaba mucho recitar. Y lo haría en muchas ocasiones. En Zaragoza, solía hacerlo en el Principal o en los veranos del Rincón de Goya con Rafael Alberti y sus melenas al viento. 

Nuria Espert dice que Lorca es un poeta de la mujer, asume su voz, la interioriza y la despliega luego en Mariana Pineda, Yerma, la madre de la novia en ‘Bodas de sangre’ o Doña Rosita. O en la Soledad Montoya del ‘Romance de la pena negra’

Lorca es luminoso y atormentado a la vez, y Nuria Espert lo declama y explica sus obsesiones, se asoma a su obra, a su fusilamiento, a sus temas, y hace hincapié en algo especial: es un poeta de la mujer, asume su voz, la interioriza y la despliega luego en Mariana Pineda, Yerma, la madre de la novia en ‘Bodas de sangre’ o Doña Rosita. O en la Soledad Montoya del ‘Romance de la pena negra’, que «huele a caballo y a sombra», pero también en esa joven que esperaba en el ‘Romance sonámbulo’ y que acabaría de mala manera en ese noche de mar, contrabando y guardias civiles: «Un carámbano de plata / la sostiene sobre el agua».

Nuria Espert es una viva lección de sensibilidad, de entrega, de coraje, de vitalidad, de amor a las palabras y a ese oficio de contar el mundo en prosa y en verso. Tiene una edad juvenil, 85 años, pero está tan poseída por el duende que si nos dijera que es la niña a la que su padre le copiaba romances la creeríamos. Celebra por anticipado y del modo más hermoso el Día de la Mujer.

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