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Ana González Lartitegui: "También hay techo de cristal en Literatura Infantil y Juvenil"

La ilustradora y editora, nacida en Bilbao en 1961 y afincada en Zaragoza, reedita 'La carta de la señora González' publica varios títulos en Pantalia

ANA GONZALEZ LARTITEGUI/04.03.2021/JAVIER BELVER[[[FOTOGRAFOS]]]
Ana González Lartitegui (Bilbao, 1961) en su estudio de Garrapinillos. 
Javier Belver.

¿Qué hace una chica de Bilbao en Zaragoza? ¿Cuál es esa pequeña peripecia que le trae aquí?

Era yo muy pequeña. Aún no tenía cuatro años cuando nos mudamos. Mi padre aceptó una buena oferta de trabajo y desde entonces aquí estoy.

¿Existe un contacto familiar que le empuje al arte? Tiene una hermana rapsoda y actriz.

En lo que a mí respecta, la vena artística viene por vía paterna. Cuando joven, mi padre salía a pintar del natural con su caballete y creo que incluso llegó a participar en alguna exposición de acuarelistas alaveses. Lo de los escenarios, en cambio, es más de mi madre, aficionada al teatro amateur.

¿Recuerda cómo y por qué empezó a dedicarse a la ilustración?

Fue un giro brusco. Yo trabajaba en un colegio y descubrí allí mi pasión por los libros infantiles. La estética de las ediciones había experimentado una sacudida con el Arte Pop y el impulso de la creatividad en propuestas audaces como las del sello neoyorquino Harlin Quist Books. En los ochenta todo ese aire se filtraba en los libros españoles. Recuerdo los cuentos de Ionesco ilustrados por Etienne Delessert en la colección «Altea Benjamín» y también algunos ejemplos patrios como la colección «El aprendiz de brujo» con José Luis García Sánchez y Lolo Rico al frente de los guiones y los dibujos de José Ramón Sánchez. Aquello era muy estimulante. En un momento dado decidí que mi vena artística necesitaba aflorar y entonces di el salto. Primero pasé dos años yendo cada día a pintar con José Luis Cano Peñarroya. Al poco tiempo conocí a Javier Sebastián que había escrito un cuento para sus sobrinos: 'El fantasma Cataplasma'. Lo presentamos a Edelvives y ese fue el comienzo para ambos.

Debutó en 1989. ¿Qué supuso para usted, vio ahí una profesión?

Entonces yo ya tenía una profesión. Buscaba más bien un espacio de libertad.

¿Cuál es el balance personal de estos largos 30 años en el campo de la ilustración de Literatura Infantil y Juvenil (LIJ)?

Los primeros diez años fueron un rodaje. Pasé por el libro de bolsillo, el libro de texto y finalmente el libro-álbum. A fines de los noventa deseaba explorar ese juego que genera el encuentro de imagen y palabra. Ahí fue donde mi trayectoria dio un giro con 'La carta de la señora González'. Reduje mi actividad artística para adentrarme en la investigación y la observación teórica de la LIJ. Así, los últimos veinte años han sido un difícil equilibrio entre divulgación, promoción cultural y creación.

Han pasado dos décadas de ‘La carta de la señora González’, escrita por su compañero Sergio Lairla e ilustrada por usted. ¿Qué significó ese álbum? ¿Era el más ambicioso hasta entonces?

Mientras Sergio y yo trabajábamos en esta obra no éramos del todo conscientes de hasta qué punto estábamos desafiando los estándares de la LIJ. Deseábamos manejar un contenido simbólico y plantear varios niveles interpretativos para llegar tanto al lector adulto como al público infantil. Cuando llegó la hora de soltar los originales y enviarlos a México sentía terror. El trabajo había sido una catarsis. Pero sorprendentemente Daniel Goldin, el editor, quedó contento y el libro fue un gran éxito allá. ¡Vendimos más de 130.000 ejemplares! Ahora, la editorial A buen paso acaba de reeditarlo en España. Supongo que eso significa que se ha convertido en libro canónico, aunque verdaderamente siga siendo un libro rompedor.

ANA GONZALEZ LARTITEGUI Y SERGIO LAIRLA/04.03.2021/JAVIER BELVER[[[FOTOGRAFOS]]]
Ana y Sergio Lairla comparten la vida, la creación y el proyecto editorial de Pantalia.]
Javier Belver.

Otro libro, clave, galardonado, fue ‘Libro de la suerte’, que se podía leer de dos formas...

Sí. Sergio quería hacer un libro con doble cubierta invertida para contar el viaje del Sr. Buenaventura por un lado y el viaje del Sr. Malapata por el otro. El resultado fue una historia de cruces y aventuras rocambolescas donde todo se da la vuelta (no solo el libro) para indicar que la suerte es un factor relativo. El lector descubrirá infinidad de pequeños detalles secundarios en las ilustraciones que revelan que las cosas no son tal y como se cuentan en un principio. Es un libro para «detectives». La editora, Arianna Squilloni, dice que levanta la autoestima del lector. Realmente es una filigrana argumental muy meditada que incubamos durante doce años. Menos mal que al libro le está yendo muy bien. Además de los galardones, se ha traducido a tres idiomas. En China, solo en tres años se han vendido más de 40.000 ejemplares.

"Si no queremos que los mejores álbumes nos pasen desapercibidos, detengámonos a observar que entre lo que hay para ver y lo que hay para leer puede haber un desfase o desajuste, una cierta ironía. Por tanto, no se trata tanto de que las ilustraciones sean maravillosas sino de que la obra nos invite a descubrir varios niveles de lectura"

¿Qué les ha dado a Sergio y a usted colaborar juntos, compartir la Literatura Infantil y Juvenil?

Primeramente, la oportunidad de colaborar creando obras que proponen al lector un diálogo entre imagen y palabra y un encaje de voces. Por otro lado, los libros para la infancia son para nosotros un escenario sobre el que representar bajo la luz de la poética un modo distinto de ver las cosas. Luego, una vez editados, los libros viven su propia vida y entonces te traen anécdotas increíbles. Sabemos que en Colombia 'La carta de la señora González' tendió puentes dentro de un programa de reinserción con exguerrilleros; 'El libro de la suerte' sirve para aprender español en Alemania; no hace mucho una joven escritora nos confesó que 'El botón Antón y la botana Ramona' es el único libro que se sabe de memoria.

Creo que era la librera y especialista Julia Millán la que dijo que la “Literatura Infantil y Juvenil es la gran literatura". ¿Lo es, qué le atrae de ella?

Bueno, la literatura infantil ha dado y sigue dando grandes títulos para la historia, sin duda alguna. Pero también es cierto que la LIJ sufre sus limitaciones que la separan de la literatura con mayúsculas. Como producto de mercado está sometida a los clichés de los superventas y como parte de la educación está excesivamente vigilada por la corrección política y por su utilidad didáctica. Estos requisitos entran en conflicto con la libertad que precisa la «gran literatura». Sin embargo, la literatura infantil procede directamente del origen de la literatura. La infancia es un estadio primario en el que los sentidos internos y externos están muy activos. Conectar con todo esto es lo que a mí, como artista, me estimula más.

¿Cómo se debe leer un álbum y cuáles, con qué claves, debemos comprarles a nuestros hijos?

Si no queremos que los mejores álbumes nos pasen desapercibidos, detengámonos a observar que entre lo que hay para ver y lo que hay para leer puede haber un desfase o desajuste, una cierta ironía. Por tanto, no se trata tanto de que las ilustraciones sean maravillosas sino de que la obra nos invite a descubrir varios niveles de lectura. El libro álbum es un género breve y como tal debería apoyar su éxito en su capacidad para generar resonancias. En cambio, muchos álbumes no aguantan una segunda lectura porque se basan en una simple ocurrencia. Este tipo de libros son literatura de consumo y no desarrollan lectores críticos.

¿Qué es la revista ‘Fuera [de] Margen'?

Diálogo con Ana González Lartitegui, ilustradora y editora.
Detalle del libro 'La carta de la señora González'.
Pantalia.

Es la versión española del Observatorio del Álbum y de las Literaturas Gráficas surgido en París en 2007. Mediante la publicación semestral de una serie monográficos otea las tendencias y evoluciones de este género como parte de la cultura posmoderna. Pantalia Publicaciones empezó a traducirlo en 2012 incorporando una parcela propia a los sumarios. Hemos editado un total de dieciséis números.

"Sabemos que en Colombia 'La carta de la señora González' tendió puentes dentro de un programa de reinserción con exguerrilleros; 'El libro de la suerte' sirve para aprender español en Alemania; no hace mucho una joven escritora nos confesó que 'El botón Antón y la botana Ramona' es el único libro que se sabe de memoria"

¿Por qué han dado el paso para convertir Pantalia en una editorial? ¿Qué van a publicar, qué han publicado ya?

Empezamos con Fuera [de] Margen para tratar de cubrir un vacío clamoroso de crítica en la LIJ. A esto siguió la decisión de alimentar las actividades de estudio y debate que tenían lugar en el seno del Círculo Hexágono y así surgieron los Cuadernos Hexágono, donde hay siete títulos por el momento y tres más en preparación. Recientemente nos hemos lanzado a editar ensayos más extensos de autores de distintas procedencias con la colección Biblioteca LIJera, donde salió primero un manual para editores de LIJ, firmado por Arianna Squilloni; después un tratado para sentar las bases genéricas de la literatura infantil, escrito por el investigador canadiense Perry Nodelman; y por último una defensa de la tradición oral y del componente sonoro y performativo del símbolo y la palabra en la educación literaria, de la mano del profesor y poeta vasco Juan Kruz Igerabide.

¿En qué consiste ser editora?

A mi entender, el editor debe mediar entre un autor que tiene una obra y sus potenciales lectores. Eso implica ser conocedor del mercado y de los mecanismos comerciales que obrarán el milagro de que obras y lectores se encuentren. Pero también, y sobre todo, ser capaz de seleccionar aquellas obras que mejor expresen lo que una sociedad en un determinado momento necesita y todavía no tiene. Esto requiere una gran preparación y mucho trabajo en la sombra. Para editar más de lo mismo no hacen falta editores, un simple comercial basta.

Han incorporado a su hija Clara a su proyecto. ¿Qué aporta?

Sí es una gran suerte tener una hija traductora a quien poder confiar tus proyectos. Ella nos tradujo, junto con Mercedes Corral, los artículos de ‘Fuera [de] Margen’, y ahora ‘El adulto escondido’, de Perry Nodelman. Una buena traducción es la clave del éxito puesto que acerca dos culturas diferentes. Clara hizo que todo esto pareciera sencillo. No solo es que su prosa se lee magníficamente, sino que cada cita está cotejada con la edición en castellano correspondiente y la extensa bibliografía original de Nodelman cuenta también con las ediciones disponibles en nuestro idioma. Todo un detalle para el lector.

En algún momento se quejó de que su oficio estaba mal pagado… ¿Qué carencias tiene? ¿Qué le falta a la literatura infantil y juvenil?

Nos falta espacio en esta entrevista para tratar este tema como merece. Resumiendo mucho podría decirse que la literatura infantil en España no es un buen negocio. Nuestra sociedad no valora la lectura en general. Creo que no la comprende. Por eso las ayudas de las administraciones se preocupan más por la industria editorial y por el mercado del libro que por la lectura en sí, así que cuesta mucho crear lectores. En cuanto al mercado, se producen muchos más libros de los que se venden. Las tiradas son cada vez más cortas y difícilmente se reedita un libro. El mercado internacional tampoco favorece a nuestros editores en la venta de derechos. Las cosas no están fáciles para nadie. Los milagros se producen sólo gracias a la pasión entregada de un puñado de buenos profesionales.

¿Se puede vivir desde Zaragoza de su trabajo?

Habrá quien pueda. En nuestro caso la gran mayoría de lo que hacemos es fuera de Aragón; incluso como autores, los ingresos importantes proceden de las ventas y traducciones fuera de España.

"Hemos sobrevivido con la docencia online y la venta de libros. Estamos aprovechando para sacar adelante varios proyectos que teníamos aparcados. Algún libro infantil y algún ensayo, un poco de todo"

¿Qué ha supuesto la pandemia para ustedes, cómo les ha afectado?

Una buena parte de las actividades que teníamos programadas para el año pasado eran presenciales y todas se anularon. Fue un gran batacazo. Hemos sobrevivido con la docencia online y la venta de libros. Estamos aprovechando para sacar adelante varios proyectos que teníamos aparcados. Algún libro infantil y algún ensayo, un poco de todo.

Mañana es el Día Internacional de la Mujer. ¿Ha llegado la igualdad a la Literatura Infantil y Juvenil?

Es curioso, porque la mujer lo es todo en la literatura infantil. Somos mediadoras en bibliotecas y escuelas, libreras, formadoras, promotoras y especialistas, editoras, ilustradoras y escritoras. Dominamos absolutamente el sector. Sin embargo, me he tomado la molestia de consultar la lista de los Premios Nacionales de Literatura Infantil e Ilustración y ahí somos tan solo un 25%. Por tanto: ¡techo de cristal también en la literatura infantil!

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