"Diferente, pero hermosa". Así fue ayer la gala ‘online’ de entrega de los XX Premios Cálamo de literatura. "En el año más raro de nuestras vidas, la gente se ha volcado y refugiado en los libros -aseguraba el librero Paco Goyanes al inicio de la ‘ceremonia’-. La literatura nos ha ofrecido refugio, ánimo y consuelo. También motivos para la reflexión, la sana rebeldía y las ganas de cambiar el mundo".

Los galardones son convocados desde hace dos décadas por la librería zaragozana Cálamo, que realiza una selección de libros publicados a lo largo del año y luego sus clientes y amigos disponen de varias semanas para votar a los que consideran que deben ser premiados. Este año se han registrado en total más de 1.700 votos.

Concha Monserrat, Alejandro Aísa y Ana Segura fueron los encargados de conversar con cada uno de los premiados: la chilena Nona Fernández (Premio Extraordinario), el valenciano Paco Cerdà (Premio al Mejor Libro del Año) y la mexicana Guadalupe Nettel (Premio Otra Mirada). El librero Paco Goyanes destacó la calidad la calidad de las obras ganadoras y finalistas, un ejemplo, dijo, "de la gran producción literaria en castellano que se está realizando en el último año, tanto en España como en Latinoamérica". Y destacó de paso el "exquisito" trabajo de las pequeñas y medianas editoriales, que siempre tienen una importante presencia en el palmarés de estos premios. La librera Ana Cañellas se ocupó de dar lectura a fragmentos de las obras galardonadas. Tras ello, cada escritor ‘recibió’ su galardón, una escultura realizada por el diseñador Isidro Ferrer.

De Chile a México

Nona Fernández habló de ‘Mapocho’, su libro galardonado. "Uno mira hoy el río Mapocho (está seco, tras un pasado caudaloso) y entiende en qué situación está Santiago de Chile". Con esta obra, la escritora sentó las bases de sus siguientes trabajos que son, en conjunto, un relato de la historia reciente de su país, con el telón de fondos de la dictadura militar "que desgraciadamente no terminamos de soltar". La idea de la novela le surgió de una fotografía en la que aparecen tres cuerpos lanzados al río pocos días después del golpe militar. "Fracasé como investigadora, no descubrí quienes eran -revelaba-, pero entendí que esos tres cuerpos eran una metáfora y un reflejo de otros muchos cuerpos. Observar el pasado es la manera de iluminar el futuro".

Guadalupe Nettel, por su parte, explicó que la trama principal de ‘La hija única’, su libro premiado, parte de una historia real, la de una amiga cercana a la que le dieron la noticia de que su bebé no sobreviviría al embarazo. "Fue al tiempo, al ver cómo ella y su pareja habían enfrentado la situación, dándole la vuelta y llenándola de luz, cuando decidí escribir", detalló Nettel. En las páginas del libro narra otras historias, reales e inventadas, trazando distintos perfiles de mujer, maneras de entender la maternidad y, también, habla sobre la discapacidad. "Todavía existe una incapacidad e incomodidad de responder como sociedad a este tema y hablar de ello con naturalidad", señalaba.

Por su parte, Paco Cerdà, que ha ejercido el periodismo durante muchos años en las páginas de ‘Levante’, agradeció que el galardón valore este año la crónica y la no ficción. "Creo que el periodismo se está situando en el panteón de los grandes géneros literarios", subrayó. El valenciano, que tiene familia en la localidad zaragozana de Bubierca, descubre en ‘El peón’ la historia de Arturito Pomar, el niño prodigio del ajedrez en la España franquista. Su partida contra el estadounidense Bobby Fischer en 1962 en Estocolmo es el hilo conductor de la obra que se desenvuelve en 77 capítulos, el mismo número de movimientos que tuvo la partida que les enfrentó. Cerdà adelantó que le han comprado los derechos audiovisuales del libro.