música

Un milagro llamado Theo

Cuti Vericad edita un disco benéfico en favor del hospital infantil Miguel Servet con la canción que ha dedicado a su hijo.

Cuti Vericad y Theo juegan sonrientes en el parque San Pablo río Ebro de Zaragoza el pasado viernes.
Cuti Vericad y Theo juegan sonrientes en el parque San Pablo río Ebro de Zaragoza el pasado viernes.
Guillermo Mestre

 Hay personas especiales, que irradian una luz bondadosa, que transmiten su grandeza desde la naturalidad más genuina y arrolladora. Te desarman con su sonrisa y te contagian su pureza. Así es Theo Vericad Negrao. A sus siete años recién cumplidos, este zaragozano es ya un superhéroe. Sin capa pero con unos poderes imbatibles. Fue un bebé prematuro extremo, con apenas 550 gramos de peso. Superada esta batalla librada en el hospital Miguel Servet, se cruzó en su camino un trastorno del espectro autista (TEA) al que desafía con el amor de sus padres, el músico Cuti Vericad y Carolina Negrao de Souza.

Tamaña odisea merecía una oda a su altura que glosara los capítulos más representativos de este intenso itinerario vital. Siendo hijo del gran triunfador de la última edición de los Premios de la Música Aragonesa, la solución estaba en casa. Así nació ‘Las aventuras del astronauta Theo’, una canción monumental y demoledora, en la que el rockero jaqués regala versos que activan el resorte de la emoción. "Paso las horas medio dormido/como en estado de hibernación/y a veces sueño con claros ríos" o "A veces veo extraños seres/de ropas blancas tras el cristal/tal vez son dioses solo llegados para curar mi mal", canta. Aunque el nudo en la garganta y en el corazón se estrecha aquí: "Mi madre es bella como una estrella/mi padre es una estrella del rock.../o eso él se cree, pobre diablo/para mí es el mejor".

Un material sonoro sensible e inflamable que tuvo un arduo proceso de gestación. "La idea surgió durante aquellos aciagos días de estancia en la UCI neonatal del hospital Miguel Servet, donde Theo nació con escaso medio kilo de peso. Fueron tantísimos días, cien para ser más exactos, que pasado el ‘shock’ inicial, se convirtió en nuestra cotidiana normalidad. Así que fue entonces cuando, al contemplar a Theo en su incubadora lleno de cables, librando una titánica lucha por la supervivencia, vino a mi mente la idea de la odisea espacial", rememora Cuti.

Proceso doloroso

El artista altoaragonés, con una sólida carrera de tres décadas en los escenarios, se introdujo en una dimensión incierta y desconocida para plasmar algo tan profundo e íntimo. "Me costó mucho tiempo escribirla, incluso cantarla yo solo en mi habitación. Era incapaz de hacerlo y, de hecho, pasaron más de dos años hasta que tuve valor para cantarla en directo sin temor a desmoronarme. Para mí resulta doloroso, pero también muy hermoso cantarla y compartirla con la gente", reconoce.

Imposible olvidar la primera vez que la interpretó en público, el 20 de febrero de 2016 en la sala Las Armas de Zaragoza. "Recuerdo perfectamente la congoja y el estremecimiento que sentí en mi alma y en mi cuerpo al transcurrir cada verso de la canción. Creo que ese día se produjo una catarsis colectiva que nos dejó conmocionados a toda la banda y a las 400 personas que abarrotaban la sala".

Aunque como apuntó Andrés Calamaro –buen amigo de Cuti– en su canción ‘El cantante’, "vinieron a divertirse y pagaron en la puerta/no hay tiempo para tristezas, vamos cantante comienza", comparecer ante la audiencia para compartir un trozo sangrante de tu vida no es tarea sencilla. "Cada vez que interpreto la canción me invade una profunda emoción. Creo que está bien escrita y descrita y nadie suele permanecer impasible al escucharla. Es una gran y emocionante aventura. Un canto a la vida y a la esperanza. Y bueno, no solo es eso, que ya es suficiente para que se te haga un nudo en la garganta. Cada vez que canto y cuento esa historia es real y además hablo de mi hijo. Imaginad cómo puedo llegar a sentirme...", comparte.

La llegada de Theo, procedente de su espacio exterior, ha alterado drásticamente el guión vital de Cuti y Carolina. Un volantazo que les ha empujado a volver a aprender. "Ha sido un cambio radical. Pero sobre todo, en las prioridades. Nos ha obligado a crecer y trascender. Nos ha enseñado a diferenciar lo importante de lo intrascendente. Y solo por eso, ya hemos salido ganando. Desde que nació, aunque aún nos quede mucho camino por recorrer hacia la trascendencia, somos mejores personas. Más adultos, mas agradecidos y generosos", revela.

La música es magia y misterio insondable, puñal y bálsamo, caricias para el alma y sal en las heridas. Una ambivalencia que Theo siente cuando escucha su canción. "Es curioso. Cuando la escribí, Theo aún no había desarrollado el trastorno del espectro autista, y la verdad, cuando empezaba a cantarla, dejaba lo que estuviera haciendo y venía raudo y veloz hacia mí. Me miraba fijamente, escuchaba con gran atención y sonreía. Después apareció el TEA y nada volvió a ser igual, pero siento que le sigue gustando mucho y que sabe que habla de él. Aunque en realidad ahora vive más encerrado en su mundo singular y muchas veces no sé qué le pasa por la cabeza", asevera.

Un disco benéfico

‘Las aventuras del astronauta Theo’ fue el décimo corte del elepé ‘El retorno del samurái’ que Cuti Vericad editó en 2020. Pero la fuerza de este himno es tan arrolladora y el mensaje que transmite es tan universal que merecía un espacio propio. Este lunes verá la luz un ‘single’ en formato vinilo con el título homónimo. A la belleza musical se suma una particularidad: los beneficios de su venta irán íntegramente destinados al hospital infantil Miguel Servet de Zaragoza, allí donde Theo arrancó su gira triunfal por la vida.

"Nuestro vínculo es extremadamente fuerte y eterno. En ese hospital salvaron la vida de nuestro hijo y, haciéndolo, nos salvaron a nosotros también. No se limitaron a eso. Después han seguido ocupándose de todo lo relativo a la salud de Theo durante siete años. Seguimos acudiendo a diversas consultas, pero también realizamos periódicas visitas de cortesía. Tenemos relación estrecha y personal con muchos de los profesionales que se han encargado de Theo. Sanidad pública, universal y de calidad para todos los seres humanos. Siempre lo decimos, y hoy lo volvemos a repetir. Gratitud eterna y máximo respeto. Gracias", pronuncia un emocionado Cuti.

Este milagro en continua combustión que es Theo ha propiciado la tarea colectiva y desinteresada para que este disco fuera posible. Como cara B, se ha grabado un tema instrumental inédito, ‘Sweet dreams Theo’, una entrañable nana. El elegante y sobrio diseño tiene la firma del zaragozano Óscar Sanmartín. Y las fotografías de la portada y la contraportada, realizadas en el cámping de Zaragoza e inspiradas en el videoclip de la canción, son obra de José Miguel Marco. Esta edición limitada y numerada de 300 copias incluye un ‘insert’ con un texto de Cuti y una postal firmada con una fotografía hecha por Simón Aranda. El disco está editado por el sello aragonés Madmua. Cuesta 10 euros. Puede adquirirse en los siguientes establecimientos zaragozanos: El Tupé Asesino, Musicopolix y La Campana Underground. También a través de las redes sociales de Cuti Vericad o en el email info@madmuarecords.com. 

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