Lola Rodríguez: "Psicólogo, psiquiatra... Estuve desde los 11 a los 17 años intentando cambiar de sexo y de nombre en el carnet"

En noviembre cumplió 22 años y media vida siendo Lola. Porque empezó la transición a los 11 y actualmente es una prometedora actriz.

La actriz Lola Rodríguez
La actriz Lola Rodríguez
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En noviembre cumplió 22 años y media vida siendo Lola. Porque empezó la transición a los 11, cuando después de mucho tiempo yendo al psicólogo, su entorno comprendió que nada ni nadie podía frenarla en su convicción de ser mujer. Hoy Lola Rodríguez es una prometedora actriz. Ha dado vida a la periodista Valeria Vegas en 'Veneno', ha rodado una película con Fernando Colomo y ahora graba una serie en Barcelona... Y acaba de participar en una acción de wallapop que ha quedado recogida en el vídeo documental 'Cambios: ser quien quieres ser' que puede verse en las redes sociales de la actriz.

"El proyecto me fascinó -explica Lola-. Consiste en poner a la venta en internet, a través de esta famosa plataforma, una serie de objetos que a mí me han servido en distintas etapas de mi vida y que ahora pueden ser de ayuda para otras personas". Lo de poner a la venta es un decir porque ella desea ofrecerlos de forma altruista. Uno de ellos es un ejemplar de 'Ni puta ni santa', las memorias de Cristina Ortiz, la Veneno. Ese libro ha acompañado a Lola en el rodaje de la serie de 'Los Javis', donde ella da vida a la autora de dicha biografía. "La destinataria ha sido una niña de 14 años que acaba de empezar la transición. Fue increíble conocerla y verme reflejada en sus ojos. Yo también era esa niña", relata una emocionada Lola.

Unas zapatillas de ballet y un muñeco de Action Man, entre otros enseres, revelan la peculiar niñez de Lola Rodríguez, que lo mismo bailaba 'El lago de los cisnes' que jugaba con los 'madelman' que le regalaban "quienes no me conocían bien". La gracia estaba en que ella incorporaba esos musculosos guerreros a sus fantasías de sirenas y princesas... "Esperaban que jugara con ellos a la guerra y yo los usaba para mis historias de amor". Eso y jugar a disfrazarse fueron sus principales aficiones en la infancia. A los cuatro años lo comunicó en casa: "Soy una niña". Y no sabiendo muy bien qué hacer, sus padres, que siempre la han apoyado, la llevaron al psicólogo.

Mientras se prepara para terminar la carrera de Psicología en la Universidad Autónoma de Madrid, Lola reconoce que en su niñez el terapeuta le sirvió de poco. "No era su culpa, es que entonces apenas sabían nada de transexualidad y menos aún infantil".

Lo malo es que con los años la actriz ha constatado que en su carrera "sigue sin darse información real". Como activista, Lola está considerada la voz de su colectivo. Ella le quita importancia. "Cuando me quieren subir tan arriba siento vértigo. Yo lo único que quiero es dar un mensaje de amor y de apoyo, ser una más en esta lucha y que haya muchas personas trans en todos los ámbitos que sirvan de referente".

Nacida en Gran Canaria, a Lola su madre siempre le dice que, así como su hermano era más tranquilo, ella de niña era pura dinamita. "Nunca me corté -recuerda la actriz-. Se me notaba mucho lo que me gustaba y lo que no. Y como mis padres lo veían con naturalidad, siempre me sentí muy libre en casa". Allí se llamaba como ella quería, pero fuera... "La gente no estaba preparada y tenía que seguir con el rol establecido". Hasta que a los 11 años decidió ser Lola para siempre y entrar en el instituto como tal. "Mis compañeros, por ignorancia, al principio no me aceptaban, pensaban que era un bicho raro. Sin embargo los profesores me apoyaron desde el principio y eso fue clave, hizo que los demás cambiaran el chip. Yo siempre he sido muy positiva y tengo un recuerdo precioso del instituto". Como que a los 14 vivió allí su primer amor romántico... "Mi primer novio, sí, ser trans no me ha representado ningún problema en el amor".

Presume incluso de seguir teniendo los mismos amigos de entonces... "Quizás gracias a la Psicología a mí la fama no me ha cambiado. Me la estoy tomando con mucha calma", asegura. Una calma que no conoció en su adolescencia. "Estuve desde los 11 años hasta los 17 sin poder cambiar de nombre en el DNI. Y cambiarlo fue tremendo: psiquiatra, psicólogo, testigos y constantes visitas al juzgado a que me valorara un juez que no quería ni verme". Ahora mismo su gran esperanza es que se apruebe la 'ley Trans' propuesta por Irene Montero, que defiende que cualquier persona pueda cambiar su nombre y sexo en el registro civil a partir de los 16 años, sin necesidad de pruebas médicas o psicológicas. "El carnet solo es un plástico. ¿Acaso cuesta millones cambiarlo? -se pregunta Lola Rodríguez-. Esto no es ningún capricho, la vida de las personas trans ya es suficientemente difícil como para encima tener que pasar por millones de requisitos para que se nos reconozca".

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