cultura

"Vendo plato Technics para luchar contra la ruina"

Las empresas aragonesas que proporcionan equipamiento a conciertos y otros espectáculos lanzan un SOS. Dan empleo a 1.100 personas y la facturación ha caído hasta un 90%. 

José Manuel Glaría y Carlos Marín, socios en Backline Covah, ayer en uno de los almacenes de su empresa.
José Manuel Glaría y Carlos Marín, socios en Backline Covah, ayer en uno de los almacenes de su empresa.
Guillermo Mestre

"Y seguimos luchando contra la ruina que nos ha traído esta pandemia... con dos nuevas ofertas: pareja de CD Pioneer por 400 euros y un único plato Technics por 500...". Este anuncio, publicado la pasada semana en sus redes sociales por una empresa aragonesa de alquiler de equipamiento técnico para espectáculos y congresos plasma con crudeza la situación en la que se halla el sector a consecuencia de la pandemia. La ausencia de conciertos, representaciones y todo tipo de ‘shows’ durante los últimos once meses está suponiendo un golpe demoledor.

No ocupan los titulares en los medios ni aparecen en las lonas de las programaciones culturales, pero su cometido es fundamental para que salgan adelante estas actividades. En Aragón, dan trabajo a 1.100 personas (800 empleos directos y 300 indirectos) a través de las 24 empresas constituidas, tal y como revela Silvis, la asociación empresarial de proveedores de equipamiento técnico de sonido, iluminación, vídeo, ‘backline’ y servicios auxiliares de Aragón.

"Las consecuencias de esta crisis han sido devastadoras, llegando en algunos casos a caídas de la facturación del 90%. En general, con el ciclo de un año casi cumplido, todos los sectores a los que nuestras empresas atienden han caído en picado. Matizamos, porque no solo estamos al servicio de la música o el teatro como más habitualmente se nos vincula, sino que hay un importante volumen de negocio dentro del sector de congresos, eventos y actos corporativos, un campo que ha resultado tan dañado o más que el dirigido a la música en vivo, al teatro o a los espectáculos en general", explica José Manuel Glaría presidente de Silvis y gerente de Backline Covah.

Ante ese desplome súbito y sostenido de la facturación, los salvavidas lanzados por las instituciones están siendo fundamentales aunque no suficientes. "Más allá de las ayudas generales como industria a las que nos hemos podido acoger, como la aplicación de ERTE a nuestros trabajadores, o la ayuda de autónomos en algunos casos, solo hemos sido atendidos por el Gobierno de Aragón a través del Departamento de Cultura, que, tras conocer y analizar la situación de nuestro sector, aprobó incluirnos en las ayudas extraordinarias como proveedores técnicos de las artes escénicas. Ahí hemos de estar agradecidos por el reconocimiento, pero la parte negativa es que la partida presupuestaria fue muy escasa y, dado que fueron ayudas contra presupuesto... se aprobaron expedientes hasta que se acabó el dinero. Muchas de las empresas quedaron fuera, por lo que a muchos de nuestros compañeros no les ha llegado ningún tipo de ayuda. Ahí tenemos ahora un frente de trabajo para solicitar una ampliación de presupuesto urgente. Fuera de esto, ninguna institución ha aportado ningún tipo de ayuda", relata Glaría.

Soluciones para sobrevivir

Con el paso de los meses, la asfixia financiera se hace insostenible y obliga a decisiones inauditas para subsistir y no bajar la persiana. "Cada cual hace sus esfuerzos por sobrevivir con las herramientas de las que dispone. Todos recortando al máximo cualquier tipo de gasto que no sea imprescindible y, a partir de ahí, en unos casos buscando nichos de mercado alternativos, otros como es el caso de mi empresa de alquiler de ‘backline’, vendiendo material de nuestro ‘stock’ mediante ofertas muy atractivas para lograr financiación temporal; en otros casos renegociando las deudas por inversiones y todos endeudándonos a través de créditos ICO que luego tendremos que pagar… y así vamos superando mes a mes", prosigue.

Una huida hacia adelante que no puede prolongarse indefinidamente. "Las perspectivas son francamente malas. La resistencia del sector tiene un límite que ya prácticamente hemos sobrepasado. Si sobre la primavera, a partir de abril por poner una fecha aproximada, no podemos recuperar al menos un 40% o 50% de nuestra actividad, muchas de las empresas están abocadas irremediablemente al cierre. No hay muchas más alternativas", concluye Glaría.

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