ópera. ocio y cultura

La sala Mozart vibró con la puesta en escena de ‘La Traviata’ de Verdi

Kynan Johns dirigió a un reparto encabezado por las voces de Letitia Vitelaru y Moisés Marín en un concierto de la Fundación Excelentia

La ópera 'La Traviata' en el Auditorio.
Aspecto general de la puesta en escena.
Francisco Jiménez.

ZARAGOZA. El Auditorio era todo un espectáculo ayer, de nuevo. En la sala Galve sonaba música de jazz de atmósfera negra con el grupo Maddison Pack y rapsoda-lector incluido. Y en la sala Mozart del Auditorio de Zaragoza se organizó una función íntima y delicada, patrocinada por la Fundación Excelentia: la puesta en escena de una de las óperas más famosas de todos los tiempos: ‘La Traviata’ de Giuseppe Verdi, ese maestro del ‘bel canto’ que se acercó a Aragón en otra historia de amores dramáticos como ‘El trovador’.

‘La Traviata’ quiere decir la extraviada, la descarriada, la que por alguna razón se perdió. La pieza, inspirada en ‘La dama de las camelias’ de Alejandro Dumas hijo, cambia a Marguerite Gautier por Violetta y a Armand Duval por Alfred Germont. Lo demás, esa historia de locura de amor, de enfermedad y de tragedia, es igual. Según algunos historiadores de la literatura y de la música, el personaje femenino podría estar basado en la vida de una cortesana parisiense, Alphonsine Plessis, que tuvo una existencia breve:nació en 1824 y murió en 1847, a los 23 años.

‘La Traviata’ se estrenó con estrepitoso fracaso en 1853; Verdi, con todo, según la historia y algunos cronistas, intuía que su creación no estaba condenada al olvido. Pensó, entre otras cosas, que no se había acertado con los cantantes.

Ayer no tardó en situarse la Orquesta Clásica Santa Lucía, compuesta por una veintena de instrumentos y coordinada por Kynan Johns, que dirige con la batuta, con la gesticulación y con continuos movimientos de su cuerpo como si se cimbrease. Se implica con la máxima concentración, y dirige hasta los silencios. Y entonces, irrumpe la voz de los cantantes: suave o poderosa, matizada y teatral, honda y en busca de la emotividad.

REPRESENTACION DE LA TRAVIATTA DE FUNDACION EXCELENTIA EN EL AUDITORIO DE ZARAGOZA / 30-01-2021 / FOTOS: FRANCISCO[[[FOTOGRAFOS]]]
Moisés Marín y Letitia Vileratu dan vida a Alfred y Violetta, los dos amantes.
Francisco Jiménez.

«Nadie se ocupa de mí»

Detrás estaban las 10 voces femeninas y las 10 voces masculinas del Excelentia Vocal Ensemble: llevaban como un farol o una vela, y así se iluminaron en su primera intervención de canto coral solo, y también portaban una copa. En el arranque de ‘La Traviata’, cuando la alegría de la sensualidad parece dominar el relato, todos brindan. Hay fiesta, hay deseos de bailar, hasta que sobreviene ese anuncio velado de pura pena: «Nadie se ocupa de mí», canta Violeta. Y le responde su aun enamorado secreto: un día quedó asombrado al verla.

La puesta en escena es sencilla. En esta obra, una de las más representadas de todos los tiempos, ha habido hasta 80 personas en escena. No era el caso. Se opta sobre todo por el canto, con una leve dramatización. Se colocan cuatro sillones, bellamente tapizados, y un canapé o ‘chaise longue’, y comienza la obra. Hay un curioso juego con las letras, en blanco, de la palabra ‘La Traviata’. El inicio, como se conoce, es envolvente y poco a poco surge el ‘leiv motiv’ general, tan hermoso y reconocible, que se va repitiendo aquí y allá. Y junto a las sillas y una suerte de cómoda, hay como dos búcaros llenos de rosas blancas y rojas.

Tras el primer arranque del coro, hay de todo: dúos, solos, cantos colectivos, risas celebratorias, y momentos mágicos: la confirmación del amor, la entrega de la flor. El primer momento inolvidables es ese himno tan característico de felicidad: ‘Libiamo ne’lieti calici’, de ‘El brindis’, que cantan Moisés, que da vida a Alfred Germont, y Letitia Vitelaru, que encarna a Violetta. La química es inmediata. Detrás Kynan Johns lo controla todo: el ‘tempo’, la entrada, el ritmo, la musicalidad. Y con las principales voces, se entrega en armonía el reparto.

La historia avanza. Y aborda la pasión de una mujer alegre, frívola, liviana, que halla al amor de su vida, Alfredo, de origen más noble y refinado, que ve en Violetta también el primer amor. Ella deberá renunciar a este ardiente y tierno deseo porque se inmiscuye el padre del joven. Pasado el tiempo, los amantes se reencuentran ya libres, y ahora será el destino que irrumpa el deseo con sus aciagos designios.

El público aplaudió. La sala Mozart admitía 950 plazas y dio la sensación de que el número de espectadores no debía andar lejos. Hoy, música de cine.

CONCIERTOS PARA EL DOMINGO 31 

Sala Mozart. A las 18.00. Si el sábado 30 la Fundación Excelentia preparó un íntimo proyecto de ópera, hoy domingo hace lo propio con la Royal Film Concert Orchestra, dirigida por Fernando Furones. A las 18 horas, en la sala Mozart, ofrecerá un gran concierto de tres maestros de las bandas sonoras de cine: Hans Zimmer, Ennio Morricone y John Williams. De Zimmer se tocarán fragmentos de las siguientes películas: ‘El caballero oscuro’, ‘Interstellar, ‘Piratas del Caribe’ o ‘El Rey León’. De John Williams están anunciados: ‘Harry Potter’, ‘Hook’, ‘E. T.’, ‘Superman’ o ‘La lista de Schindler’. De Ennio Morricone sonarán piezas de ‘El bueno, el feo y el malo’, ‘Cinema Paradiso’, ‘La Misión’ o ‘Érase una vez América’.

Sala Mozart. A las 12.00.  Ciclo de Introducción a la música. Por la mañana, también en la sala Mozart, en el ciclo de Introducción a la Música, el Orfeón Donostiarra ofrecerá un concierto y abordará en su repertorio obras rusas de importante complejidad lingüística de Rachmaninov, Mussorgski o Prokófiev, y temas más habituales. 

Sala Multiusos. A las 12.00. En la sala Multiusos, el grupo de animación infantil Raspadegato presenta ‘Gloria Bendita’, un montaje que está basado en poemas de Gloria Fuertes con música de Rafael Martínez, componente y fundador de Raspadegato. La formación suele decir que sus conciertos "están concebidos como verbenas para toda la familia en la que los niños son los verdaderos protagonistas".

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