Doce retratos de San Valero sin salir de la plaza del Pilar

El patrono de la ciudad tiene numerosas representaciones. Una sencilla ruta permite verlo a través de los ojos de artistas como Goya o Pablo Serrano

‘San Valero entre San Vicente y San Lorenzo’, un óleo sobre tabla de Martín Bernat, pintado hacia 1480-1495 y procedente de la parroquia de Lécera. Puede verse en el Alma Mater Museum.
‘San Valero entre San Vicente y San Lorenzo’, un óleo sobre tabla de Martín Bernat, pintado hacia 1480-1495 y procedente de la parroquia de Lécera. Puede verse en el Alma Mater Museum.
Toni Galán

De Goya a Pablo Serrano, el zaragozano aficionado al arte y a la historia de la ciudad puede contemplar al menos 12 ‘retratos’ artísticos de San Valero sin salir de la plaza del Pilar.

El recorrido puede iniciarse en la basílica. Sin necesidad de entrar en ella, sobre la balaustrada que remata la fachada, pueden verse ocho estatuas de santos. Fueron realizadas en piedra de Pitillas (Navarra) por los escultores Félix Burriel y Antonio Torres entre los años 1949 y 1954. En el centro hay dos muy parecidas, con mitra, que representan a San Braulio y San Valero. Si no acierta a leer la inscripción del pedestal, San Valero es el que tiene la mano derecha al costado.

Una vez dentro del Pilar, San Valero está representado pictóricamente dos veces, pero hay que buscarlo bien. En la cúpula ‘Regina Martyrum’, que Francisco de Goya pintó entre 1780 y 1781, se puede localizar a San Valero, con mitra, en la parte central, justo debajo de la nube blanca sobre la que descansa la Virgen.

No hay que abandonar el edificio sin visitar la capilla de Santa Ana, cercana a la puerta más utilizada. No es una de las capillas más destacadas desde el punto de vista artístico, pero el Pilar tiene tanto, y de tanta calidad, que casi nadie cae en la cuenta de que en la pared izquierda, a ambos lados de una enorme cruz de madera, hay dos pinturas del pintor flamenco Roland de Mois. Nacido en Bruselas hacia 1520 y fallecido en Zaragoza en las postrimerías del siglo XVI, llegó a la capital aragonesa de la mano del duque de Villahermosa, que quería un buen retratista para su palacio de Pedrola. Una de esas pinturas representa a San Valero.

Francisco de Goya pintó a San Valero en una de las cúpula de la basílica del Pilar en su 'Regina Martyrum'.
Francisco de Goya pintó a San Valero en una de las cúpula de la basílica del Pilar en su 'Regina Martyrum'.
José Miguel Marco | mar

De vuelta a la plaza del Pilar, la siguiente parada en la ruta es la puerta del Ayuntamiento. Flanqueándola están dos esculturas de bronce de casi cinco metros de altura que realizó el escultor Pablo Serrano en 1965. Fueron un encargo del alcalde Luis Gómez Laguna, que en un primer momento pensó en el Ángel Custodio y San Jorge, y finalmente se decidió por el patrono de la ciudad. Ambas esculturas se fundieron en los talleres Codina de Madrid.

En el vecino Alma Mater Museum, el Museo Diocesano, el visitante puede contemplar tres obras de arte en las que está representado San Valero.

Por un lado, un óleo sobre lienzo procedente de la parroquia de San Gil Abad de Zaragoza que representa a ‘San Valero y San Vicente ante Daciano’, pintado por Antonio Bisquert hacia 1630. Luego, un óleo sobre tabla de Martín Bernat (hacia 1480-1495), que estuvo en la parroquia de Lécera, y en el que puede verse a ‘San Valero entre San Vicente y San Lorenzo’. Y, por último, en la galería de retratos de obispos y arzobispos, el que corresponde al patrono de Zaragoza es obra de Pablo Rabiella y Díez de Aux y su taller.

Y el recorrido artístico culmina en la catedral de la Seo, templo en el que tiene dedicada una capilla. Situada a los pies del templo, fue creada en tiempos de Hernando de Aragón (1547-1550), aunque apenas han sobrevivido elementos artísticos de aquella época.

El retablo es de estilo plenamente churrigueresco. Muestra escenas de los santos Valero (en el centro, en actitud de bendecir), Vicente y Lorenzo. En los lados destacan dos grandes pinturas que decoran las paredes: ‘El interrogatorio de San Valero y San Vicente por Daciano’, de Pedro Aibar Jiménez; y ‘Llegada del cráneo de San Valero a Zaragoza’, de Bartolomé Vicente.

En la embocadura del presbiterio hay dos esculturas que representan a San Braulio y San Valero. Y en el retablo mayor de la Seo, en la predela, el famoso y excepcional busto relicario donde se guarda la cabeza del santo. Realizado en el siglo XIV en plata sobredorada, fue regalado por Benedicto XIII. Algunos estudiosos sugieren que el realismo del rostro se debe a que se trata en realidad de un retrato del Papa Luna.

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