Los Esteban, circo aragonés del siglo XXI

Artistas en distintas compañías, Daniel actúa hoy en Las Esquinas, Aitor está de gira en México y Ana dará vida a Isabel de Segura en las Bodas

Un momento del espectáculo 'Infinit', en el que participa Daniel Esteban (en la parte inferior) y que se presenta este viernes en el Teatro de las Esquinas
Un momento del espectáculo 'Infinit', en el que participa Daniel Esteban (en la parte inferior) y que se presenta este viernes en el Teatro de las Esquinas
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En un circo tradicional, serían anunciados como ‘La fabulosa familia Esteban’. Pero no son una familia circense a la antigua usanza. Artistas formados en las mejores escuelas españolas y europeas, cada uno trabaja en una compañía distinta y todos encarnan las nuevas formas de hacer circo. Nuevos caminos en los que ‘el más difícil todavía’ es un arte mestizo donde las disciplinas clásicas se conjugan con la danza, el humor, la fantasía visual e incluso el canto. Aitor, Daniel y Ana Esteban son muy jóvenes pero ya han ganado premios prestigiosos y gozan de un gran reconocimiento.

Es difícil reunirlos para una foto, ni aun en Navidad. Quien sí está hoy en casa es Daniel Esteban (Zaragoza, 1993), que presenta su premiado ‘Infinit’ en el Teatro de las Esquinas. «Trabajamos con el concepto de infinito y ‘envolvemos’ en él al espectador durante una hora», asegura. Su compañero en el escenario, Andreu Casadellà, es especialista en trapecio Washington (equilibrio); y él lo es en ‘acroball’, una disciplina que se ha inventado y que une danza, acrobacia y manipulación con una pelota de pilates. Daniel estudió primero en la escuela de circo de Madrid, Carampa, junto a su prima Ana, y posteriormente en la Escuela Superior de Artes del Circo de Bruselas.

Circo
Aitor Esteban forma la compañía Su e Giú junto a Victoire D’Antino, ‘Pinky’.
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Aitor Esteban, su hermano mayor (Teruel, 1989), se encuentra estos días en México. «Por parte de padre, mi bisabuelo era tenor, mi abuelo hizo sus pinitos como prestidigitador, hipnotizador y mago, además de ser músico y tocar el laúd; sus hermanas, mis tías abuelas, eran cantantes y guitarristas que fueron de gira a Estados Unidos; mi abuela es una pintora y escultora increíble; mi tía ha sido bailarina y mi padre guitarrista y aficionado a la escalada y deportes de montaña –relata–. Por parte de madre la mayoría son músicos tradicionales: dulzaina, tambor, bombo, acordeón, guitarra... Pero no, no hay ningún antecedente familiar en el circo».

Los Esteban fueron niños muy movidos a los que les gustaba dar volteretas y escalar. Lo que les metió el gusanillo del circo «fue ver a los artistas en los mercadillos medievales, especialmente Chéchare, que era una especie de ídolo para mí –recuerda Aitor–. Mi madre era artesana y mi hermano y yo íbamos con ella a los mercados. Ahí veíamos a los artistas y jugábamos a imitarlos, improvisando números con malabares, volteretas y tocando el yembé».

Ana Esteban, durante una de sus actuaciones
Ana Esteban, durante una de sus actuaciones
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Aitor y Daniel crearon una asociación de ‘parkour’, Grasshoppers. Y acabaron entrando en un proyecto de circo social que impartían en el IES Pablo Gargallo. Allí se les unió su prima, Ana Esteban (Zaragoza, 1991). Los tres llegaron luego a trabajar juntos en el espectáculo ‘Dreams 2’ como acróbatas y cuerpo de baile. Pero sus caminos se acabaron separando. «Me apunté al circo en el instituto porque era gratis pero, una vez allí, vi que se nos daba bastante bien y me enganchó –recuerda Ana Esteban–. No lo dejé ni cuando fui a Madrid a estudiar Interpretación y Comunicación Audiovisual. Al final te acaban  atrapando la gente del circo, porque muy sana, y la adrenalina que liberas». Ana entró en Carampa y luego estudió un par de años en el prestigioso Centro Regional de las Artes del Circo de Lomme (Francia). Se ha ido decantando hacia lo que en el argot llaman ‘verticales’ (equilibrio sobre las manos). Colabora habitualmente con la compañía Albadulake aunque en realidad está abierta a cualquier proyecto artístico que suponga subirse a un escenario. De hecho, ha sido elegida para dar vida a Isabel de Segura en las próximas Bodas turolenses, que, por la pandemia, van a ser audiovisuales. Está en pleno rodaje. «La vida del circo es muy dura a efectos de bienestar económico –subraya–. En lo artístico, es un mundo que está en constante evolución. Siempre hay alguien haciendo algo diferente».

Y tanto, los espectáculos de los tres son un híbrido de artes y disciplinas. Tres momentos del ‘show’ que presenta hoy en Las Esquinas Daniel, que también es cantautor (Cejillas Rebeldes) son casi más propios de la comedia musical. «En el circo contemporáneo no hay fronteras –afirma–. Mi hermano y yo usamos mucho la danza en nuestros espectáculos. Yo estudié ballet, hip-hop, los dos hemos hecho capoeira... Él hizo kung-fu de niño y yo danza clásica, y en nuestros espectáculos se nota».

Aunque todos apuntan muy alto, Aitor es, por ahora, el más internacional de los tres. Estudió en la Escuela Rogelio Rivel de Barcelona y desde hace tiempo gira habitualmente con su compañía por Asia, donde el público de circo quizá sea más exigente. Fue elegido para actuar la Nochevieja de 2019 en la fiesta privada que el rey de Malasia dio en una isla del archipiélago de Langkawi. «La acrobacia te da el factor de riesgo y adrenalina –señala–. Y la puesta en escena y la coreografia ponen la emoción, la parte sensible, la que conecta con el alma del público».

Los tres no trabajan juntos desde ‘Dreams 2’ pero no descartan reencontrarse sobre un escenario. Incluso lo ansían. «Mi hermano y yo, aunque nos cuesta bastante coincidir, aún seguimos trabajando juntos, entrenamos de vez en cuando –confiesa Daniel–. Tenemos ganas de hacer algo los dos, y ese momento, tarde o temprano, llegará. También con Ana». 

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