La Navidad reúne en Aragón a músicos que triunfan en sinfónicas de todo el mundo

lLos intérpretes creen que la creación de una orquesta profesional evitaría la fuga de talentos

MUSICOS ARAGONESES QUE VUELVEN A CASA POR NAVIDAD / AUDITORIO DE ZARAGOZA / 17/12/2020 / FOTO : OLIVER DUCH[[[FOTOGRAFOS]]][[[HA ARCHIVO]]]
De izquierda a derecha, Ana Palacios, Juan Pardo, Claudia Cantero y Ana Albero, poco antes de ofrecer un concierto en la sala Mozart.
Oliver Duch

"La música no es ningún capricho, es una necesidad y, si no somos capaces de retener el mejor talento, seremos cada vez menos competitivos". Lo dice Sergio Guarné, director general de la Orquesta Reino de Aragón (ORA), en referencia a la gran cantidad de músicos aragoneses que, ante la falta de oportunidades en su tierra, acaban prestando sus servicios a prestigiosas orquestas nacionales o extranjeras. Como viene siendo tradicional en esta época del año, todos ellos vuelven a casa para disfrutar de las fiestas en familia. En la gala de zarzuela que ofreció la ORA el pasado 17 de diciembre había cuatro intérpretes que viven actualmente en el extranjero y al menos una decena dispersos por España.

Juan Pardo, alcañizano de 1977 e intérprete de trombón, estuvo en el Liceo cuatro años y ganó plaza en la Sinfónica de Monterrey. De allí pasó a la de Guanajuato y a la Filarmónica de Jalisco. Tras un periodo en Dinamarca, está en la Filarmónica Nacional de Armenia desde hace tres años, y en los últimos meses ha visto cómo compañeros y alumnos marchaban voluntarios a la guerra del Alto Karabaj. Para él, «el mayor problema es que no hay puestos de trabajo en España y las plantillas en las orquestas, además, se están reduciendo. Yo estoy lejos de España, pero al menos trabajo en un ‘orquestón’. Nada más entrar, en 2017, estuvimos de gira en España y tuve la oportunidad de tocar en casa y en la Mozart».

«Aragón –apunta Guarné– es una de las regiones más pobres orquestalmente en el ámbito nacional e internacional. No hay orquesta profesional ni joven orquesta adherida, no hay banda profesional, no hay temporadas estables de ópera ni de zarzuela, no hay coro profesional… En España, existen más de veinticinco orquestas profesionales con fuertes presupuestos públicos, más de veinte bandas de música profesionales, más de veinte temporadas líricas estables de ópera». Lo dice desde la perspectiva del que ha tenido que buscarse la vida, ya que solo el 2 % del presupuesto de la ORA proviene de fondos públicos.

«Llevo ocho años en Portugal y allí, como aquí, ahora está casi todo parado –apunta Claudia Cantero, intérprete de viola–. El país es más pequeño que el nuestro pero creo que ahora mismo tendría más posibilidades de encontrar trabajo allí que aquí. Si hubiera una oferta en España, recogía mis gatos y mis perros, me echaba la viola a la espalda y al día siguiente estaba aquí, pero es muy difícil. El problema es que en Aragón, y en España, somos muchos los músicos, y de gran calidad, y la oferta de trabajo es reducidísma». Nacida en Monzón en 1986, Claudia Cantero, inició estudios en el conservatorio de su ciudad natal y los amplió en Barcelona y San Sebastián. Ganó plaza en la Orquesta do Norte de Portugal, que ha dejado hace unos meses. Hoy es músico ‘freelance’.

«En Aragón no existen estructuras estables y ha habido muy buenas generaciones de músicos –apunta Ana Albero, violinista–. Yo me gradué hace más de diez años y muchos de mis compañeros de promoción aún están sin plaza. Jamás me imaginé que acabaría en Turquía, pero me considero afortunada. La vida que he llevado no la hubiera tenido si me hubiera quedado aquí. Allí no hay auditorios, sino salas de conciertos, pero prácticamente cada ciudad tiene orquesta sinfónica, de ópera y ballet. Y luego están las orquestas privadas, que son a las únicas a las que podemos aspirar los extranjeros». Lleva nueve años en Turquía y es feliz, aunque ha regresado a Aragón estos días para estar con la familia y dar a luz a segundo hijo junto a ella.

«Como en Zaragoza o en España no se está en ningún sitio. Todos queremos volver, pero no hay posibilidades ni condiciones», añade.

Lo de las condiciones ya es otro cantar. Juan Pardo, que conoce muy bien la realidad de México, apunta: «Allí, a diferencia de Europa, la música se paga. Yo incluso he tenido alumnos que se ganaban muy bien la vida tocando para grupos de música popular. El trombonista de una banda norteña de éxito, como El Recodo, gana más dinero que el trombón solista de la Orquesta Nacional de España».

Ana Palacios lleva dos años y medio en Londres y está grabando un disco como solista. Nacida en 1984 en Zaragoza, donde inició sus estudios de flauta, ha vivido durante una década en Colonia, donde trabajó en la Orquesta Filarmonía. Actualmente vive en Londres como intérprete ‘freelance’. «El problema es que en España hay muy pocas orquestas si la comparas con otros países, especialmente con Alemania –incide–. En Aragón aún menos, y el problema es que la cantera es buenísima porque aquí hay grandes profesores dando clases. Se crean muchos músicos de calidad pero se ven obligados a irse fuera porque, cuando acaban los estudios, si no quieren dedicarte a la enseñanza, las opciones son muy limitadas».

Todos alaban las condiciones acústicas de la sala Mozart y sueñan con un proyecto sinfónico estable y apoyado por las instituciones aragonesas. «Todo lo que una sociedad invierte en cultura, vuelve», subraya Ana Palacios. «El público lo pide, y es una pena que con el Auditorio que tenemos...», añade Ana Albero.

Sergio Guarné aún va más allá. «En el Parlamento aragonés se debería hablar claramente acerca de nuestra situación musical –subraya–. Si nos comparamos con el resto del país es indignante y frustrante, si lo hacemos con Europa es humillante. Como aragonés no me siento orgulloso al pronunciar estos adjetivos, pero la realidad es la que es. La pregunta es muy sencilla para los gobernantes, ¿queremos estar o no en el mapa?

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