poesía española. 'artes & letras'

Pedro Casariego Córdoba, un poeta por delante de su propia vida

Seix Barral publica ‘Poemas encadenados’ del escritor y pintor suicida, la edición del 65 aniversario

Seix Barral publica los 'Poemas encadenados' de Pedro Casariego Córdoba.
Retrato del poeta y pintor Pedro Casariego Córdoba.
Archivo Casariego.

Revisitar la obra de Pedro Casariego Córdoba es siempre una proeza que nos convierte en mejores lectores a aquellos que deseamos llevarla a cabo. Seix Barral reedita con motivo del sexagésimo quinto aniversario del nacimiento del artista sus Poemas encadenados, que engloban seis de sus poemarios completos y una colección de poemas sueltos que entroncan de manera perfecta con el hilo argumental de toda su obra, la trasgresión emocional. 

Casariego crea continuos ‘alter egos’ emocionalmente libertarios para englobar su pasión por lo extraño, por lo visual, por lo cinematográfico. Leer a Casariego es entroncar directamente su universo poético con Dylan Thomas, ambos hacen del ritmo poético y de la vehemencia su carta de presentación. Ambos viven de manera permanente ‘Bajo el Bosque Lácteo’, ambos coordinan la existencia de la luz pese a habitar en una penumbra vital que resuena como solo sabe resonar el eco de una catástrofe. 

Casariego es un poeta luminoso que impide de manera categórica que su biografía se mezcle con sus versos. Sus poemas son pura diversión intelectual. Es un superdotado para encontrar aquellas palabras capaces de liberarlo de la soledad nociva. Su poesía es una larga sonrisa a la muerte. Cuántos poetas han podido sonreírle a la muerte mientras vivían, cuántos hombres… ninguno excepto Casariego Córdoba. Otros como Rimbaud o Bukowski la han desafiado con sus excesos, pero Casariego Córdoba ha acariciado su memoria hasta conseguir ponerla de su parte sin estridencias ni pataletas de hombre eternamente infantilizado. 

Él busca lo inesperado en la composición. Sus libros son inmensos acertijos, residencias perfectamente amuebladas para recibir a ese futuro que inunda sus poemas. Casariego va mucho más allá de la modernidad en los seis libros que forman este recopilatorio –‘La canción de Van Horne’ (1977), ‘El hidroavión de K.’ (1978), ‘La risa de Dios’ (1978), ‘Maquillaje. Letanía de pómulos y pánicos’ (1979), ‘La voz de Mallick’ (1981) y ‘Dra’ (1986)–: lo suyo es un recopilación estética de principio a fin, una búsqueda incesante de la coraza capaz de salvarle:

“fiel a la verdad como el silencio del espejo

la leyenda dice

que cuando una mujer kickapoo llora

sus lágrimas se separan de ella”.

Casariego tiene muchas pieles, muchas vidas con un solo destino. Un destino capital y desnaturalizado, pero que no deja que se imponga sobre su poderosa imaginación. Ha sido inspiración de autores de varias generaciones, y así lo demuestran prólogos y entradillas a cada uno de los poemarios que integran este volumen: Marta Sanz, Marcos Giralt Torrente o Ray Loriga son algunos de los autores que muestran su devoción por el universo Casariego. 

Pe Cas Cor se anticipó al futuro que prometía traer el siglo XXI y lo construyó para que fuese útil sin necesidad de que fuese real. Es ese niño agradecido a las lecturas infantiles, a los personajes como Miguel Strogoff, a los aventureros, a los espías y a todos esos hombres y mujeres inciertos inventados o sublimados por la literatura:

“El Brazo Manco.

Lejeune. 

Nadezhda le hará tomar

ciertos polvos muy sutiles 

con la ayuda de Murray

el camarero en cuyo pecho

alguien tatuó

12 fragatas

6 de las cuales

navegan aún”.

Él sabe que en la insubordinación estética reside la eternidad de sus versos y por eso deconstruye el presente con ese respeto ceremonial con que un judío parte el pan ácimo para conservar la pureza de cada pedazo antes de entregarlo. Sus metáforas son avisos preferentes para sus amigos, para sus contemporáneos, y a la vez sudarios que lo encarcelan.  

Pe Cas Cor supo ser fuerte mientras consiguió mantener activa esa fortaleza que custodiaba su imaginación, mientras consiguió hilar sus sueños vanguardistas, pero también se vanaglorio de su debilidad en cada uno de los poemas sueltos que también forman parte de esta obra total que ahora se reedita.

Fue un visionario, un ilustrador contumaz de las guerras internas que se libran dentro de cada hombre,  y el niño invencible e inmortal que jamás se cansó de hacerle a su madre todas aquellas preguntas sin respuesta que harían saltar por los aires su porvenir:

¿Dónde está la fruta 

para nosotros los débiles?

Caen las naranjas

siempre en otras manos,

¿por nuestra culpa, madre,

todos esos gajos desprendidos?

 

No dejen de leer este libro, porque les garantizo que pocas veces podrán presenciar con tanta exactitud la feroz carrera de un hombre que fue siempre por delante de su propia vida. 

LA FICHA

‘Poemas encadenados’. Pedro Casariego Córdoba. Edición Conmemorativa 65 aniversario. Seix Barral, 2020. 540 páginas.

 

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