Los Músicos de Su Alteza, a vueltas con obras clave del clasicismo vienés

Ofrecen hoy un concierto en el que interpretan, por segunda vez en España, una cantata semidesconocida de Beethoven

Vista del ensayo general del concierto de hoy en el Auditorio de Zaragoza
Vista del ensayo general del concierto de hoy en el Auditorio de Zaragoza
Toni Galán

Los Músicos de Su Alteza, formación aragonesa especializada en música antigua, da hoy un nuevo paso al frente en su trayectoria con la interpretación de una pieza de Beethoven poco conocida en nuestro país, la cantata que compuso a la muerte del emperador austriaco José II. Que se sepa, solo se ha interpretado una vez en España, el año pasado, y el concierto de hoy en el Auditorio (19.30, entradas a 10 euros) va a ser la segunda, primera con instrumentos de época. Supone además el regreso a los escenarios de Los Músicos de Su Alteza tras el inicio de la pandemia, que obligó a suspender sus conciertos en España y su gira internacional, que comprendía conciertos en Estados Unidos e Italia entre otros países. El grupo publicará dos discos el año que viene.

«Es una obra musical de una calidad tremenda –relata Luis Antonio González, director del grupo musical–. Se la encargó a un joven Beethoven la Sociedad Literaria de Bonn, una institución alemana al estilo de las sociedades de amigos del país españolas. No se llegó a estrenar en su día, e incluso un año más tarde, cuando Beethoven lo volvió a intentar, los músicos de viento se quejaron durante los ensayos de que era una partitura muy difícil y se negaron a continuar. La ‘Trauerkantate auf den Tod Kaiser Josephs II’, cayó en el olvido, el manuscrito original se perdió, tiempo después se descubrió una copia y, gracias al apoyo de Brahms, se publicó. Beethoven le tuvo mucho aprecio a esa composición, y la mejor prueba de ello es que aprovecharía algunos motivos de esa cantanta en la ópera ‘Fidelio’».

El concierto tiene algo, pues, de revelación. Lo ofrecerá el grupo junto al coro Amici Musicae, con Igor Tantos al frente. Y destacan además dos voces solistas de solvencia, la soprano Olalla Alemán y el bajo Jesús García Aréjula.

Pero la cita va más allá de la cantata beethoveniana. En realidad, propone un viaje musical, que se inicia en una obra litúrgica, la sinfonía número 26 de Haydn, en la que aparecen motivos gregorianos; pasa luego brevemente por Mozart a través de un dúo de ‘La flauta mágica’, que situará al público en un ambiente laico y humanista; y desembocará en Beethoven. La partitura de Haydn se conserva en el archivo de las catedrales zaragozanas. «Allí se guardan unas 40 obras de Haydn. Esta, en concreto, es una copia de 1768, y aunque hay alguna mínima variante con la partitura oficial, hemos querido interpretarla para el público la escuche como lo hicieron los zaragozanos del XVIII», concluye Luis Antonio González.

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