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Ángela Abós: "Creo en la función social y pedagógica de la literatura"

La escritora, profesora y política recibe la tarde del jueves, a las 19.30 en Bantierra, el premio Imán de la Asociación Aragonesa de Escritores

ANGELA ABOS ( ESCRITORA ) / 25/11/2020 / FOTO : OLIVER DUCH[[[FOTOGRAFOS]]]
Ángela Abós recibe el jueves 26, en Bancaja, el premio Imán de la Asociación Aragonesa de Escritores.
Oliver Duch.

Ángela Abós (Benasque, 1934) es una de esas mujeres sensibles y laboriosas que parecen haber tenido siete vidas. Hace una semana perdía, por coronavirus y de un modo fulminante, a su hermano José Mari, de 81 años, que fue su compañero de juegos, al que llevaba con ella a todas partes.

La vida es un scalextric. De ese dolor al premio Imán

Ha sido terrible. Apenas ha pasado una semana. Y la verdad es que me hace mucha ilusión. No me esperaba algo así: soy una escritora pertinaz con poca obra. Aprendí de memoria canciones y romances desde los cinco o seis años, y siempre he escrito. Estoy emocionada y agradecida.

Ha escrito de todo un poco: de la copla, una novela, ha publicado sus artículos, de gastronomía...

Sí. En realidad, le confieso que llevo tres o cuatro años ultimando un libro sobre ‘La gastronomía del Alto Aragón’. Y cuando digo ‘Alto’ me refiero a la gastronomía de los valles y picos superiores a los tres mil metros.

¿Y eso?

Nací en Benasque hace 86 años y tuve una infancia y una juventud maravillosas. Mi familia tenía tienda de ultramarinos y una fonda de once habitaciones. ¡Imagínese lo que ocurría allí! Es mi homenaje a mi madre, a mis abuelas, a las mujeres y a la cocina de entonces. Y habrá entre 60 o 70 recetas, centradas en la zona y en los escasos productos de la zona.

Sigamos con su vocación literaria. Estudió en Zaragoza…

Hice Filología Románica, y en Zaragoza tuve maestros maravillosos e inolvidables: Francisco Ynduráin, José Manuel Blecua, padre, Ildefonso-Manuel Gil y Tomás Buesa Oliver, que había sido en Jaca profesor mío de Bachillerato. Un día Blecua me dijo que fuese a estudiar a Salamanca.

Y allá se fue, ¿no?

Sí, y me encontré con Amado Alonso, Antonio Tovar y con el zaragozano Fernando Lázaro Carreter, que era un profesor excepcional. Había estado en París y era un especialista en literatura francesa y más específicamente en teatro. Nos leía, comentaba, nos invitaba a leer, y sus clases eran como un ‘ooh’ permanente. Nos dejaba con la boca abierta. Yo estaba fascinada. Y de ello deriva, en cierto modo, mi última obra: ‘El banquete de la rendición en el marco de Clèves’ (La fragua del trovador), que trata de una novela, ‘La princesa de Clèves’ de Madame de Lafayette, que empecé a leer entonces.

¿Qué pasó luego, por qué no escribió más?

Ya le digo, no dejé de escribir jamás. Di clases muchos años, fui madre, y luego me dediqué a la política. Y la política es tan exigente que si quieres hacer bien tu trabajo y defender diariamente el bien público no te da tiempo de nada más. He tenido, en mi condición de escritora, un paréntesis catastrófico en mis treinta años en la política. ¿Sabe una cosa?

Díganos.

Empecé en política en 1976… En mi casa, en Jaca y en otras casas, nos reuníamos para crear el PSA, el Partido Socialista de Aragón. Estaban, entre otros, José Antonio Labordeta, Emilio Gastón, y desde entonces no he parado.

¿No tiene la sensación de que hemos perdido la pasión por la política y que nos hemos vuelto más escépticos?

Con lo que ha sido este país, y pensando de dónde veníamos, no podemos olvidar nunca el ideal democrático. Y tenemos que defenderlo y practicarlo.

Volvamos a su novela.

En Francia, ‘La princesa de Clèves’ se estudia en los liceos. Es una novela sobre la dicotomía entre la pasión y la razón, y sucede en un curso de verano. Además, a lo largo de mi vida he conocido a muchos homosexuales, he percibido su desgarro, he visto que han sufrido mucho, y les rindo un homenaje. Algunos han salido del armario y otros no, y no lo harán nunca. Hay lugar para el equilibrio y la felicidad, no es necesario pegarse un tiro.

La Asociación Aragonesa de Escritores le premia. ¿Cree en la utilidad de la literatura?

Es algo que he tenido en mente siempre en todo lo que escribo. Creo en la función social y pedagógica de la literatura. Nos enseña a vivir, a sentir y a entender.

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